Tengo que referirme
también, señor presidente, a algunas afirmaciones que aquí se han
efectuado, vinculadas con declaraciones del general Onganía. Digo que
dichas declaraciones, como fueron realmente pronunciadas y no como
fueron tergiversadas, están dentro de la línea fijada por el Poder
Ejecutivo, que es claramente afirmativa de la democracia representativa y
contraria, en consecuencia, al comunismo como doctrina y como expresión
de guerra subversiva. Por supuesto que no pueden hacerse conjeturas ni
sacarse conclusiones sobre afirmaciones que se atribuyen con falsedad al
general Onganía.
Protestamos por el agravio que se infiere a un
general de la Nación, en este caso comandante en jefe del Ejercito
Argentino, cuando se le quiere hacer aparecer excediendo sus funciones,
comprometiendo la soberanía nacional en el campo militar o con
intenciones de agresividad o intervencionismo para con otros países de
América. La conducta permanentemente observada por este digno jefe de
las fuerzas armadas, la apasionada defensa de la Constitución y de la
legalidad que ha caracterizado de un modo permanente su acción, su
extraordinaria contribución a la institucionalización de nuestro
ejercito y a la despolitización de sus cuadros, tal cual es la política
del Poder Ejecutivo de la Nación, señala una clara línea de continuidad
ética en su actuación y lo pone a resguardo de toda deformación
antojadiza de sus palabras. Frente a esta agresión injustificada,
afirmamos que se trata de un hombre que hace culto del respeto a la
Constitución y al poder civil.
Se han hecho manifestaciones, por
ejemplo, de que el general Onganía habría atribuido a las fuerzas
armadas el derecho de constituirse en algo así como el brazo fuerte de
la Constitución. Yo quiero leer —agrego— lo que el general Onganía dijo el día 6 de agosto de 1964 en West Point, Estados Unidos, refiriéndose a
este punto:
'Las Fuerzas Armadas son el brazo fuerte de la Constitución y
esta sobrevive en tanto y en cuanto se desenvuelve en forma natural y
pacifica el ejercicio .de los poderes de gobierno que sus normas
estatuyen. No es, pues, legalmente concebible que ese brazo, creado
precisamente para sostenerlo, se vuelva para sustituir injustamente la
voluntad popular . No pretendamos convertirnos en censores de la
Republica y sus gobernantes, y árbitros finales de las decisiones de las
autoridades elegidas por el pueblo.'
Yo afirmo que por boca de este general argentino, han hablado las mejores tradiciones castrenses de nuestra historia.
Estamos dispuestos a combatir al comunismo en el plano ideológico y también estamos decididos a combatirlo en el terreno de la fuerza, cuando elija ese camino de penetración.
Hasta qué punto el comunismo cubano pone en peligro la vida de las instituciones democráticas de los diversos países de Centroamérica. Como consecuencia del objetivo enunciado, se pretende relegar a las fuerzas armadas a un lugar secundario en la sociedad política argentina, olvidando que fueron hombres de armas y civiles los que produjeron la Revolución de Mayo, los que proclamaron la independencia nacional, los que garantizaron nuestra integridad y los que defendieron la vida, la propiedad y el honor de los argentinos en distintas etapas de nuestra evolución social.
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