Páginas


Image and video hosting by TinyPic
Mostrando entradas con la etiqueta Movimiento de Renovación y Cambio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Movimiento de Renovación y Cambio. Mostrar todas las entradas

martes, 7 de diciembre de 2021

Hernán Lombardi: “Nosiglia es el Alvearismo” (abril de 1987)

-En el radicalismo hay en estos momentos una gran cantidad de lineas internas. Conviven en su seno la Junta Coordinadora Nacional, Renovacion y Cambio, el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista, algunos remanentes de Linea Nacional y ahora en el campo estudiantil acaba de hacer irrupcion la llamada Franja Morada Corriente Nacional de Liberación. Ocupan bancas en el Legislativo figuras contrapuestas como Ricardo Laferriere y Fernando de la Rúa o Hugo Piucill y el córdobes Lorenzo Cortese. ¿En este marco puede hablarse de homogeneidad ideologica?

-Creo que en lineas generales hay homogeneidad desde el punto de vista ideologico, pero empecemos por decir que ideologia es un conjunto de valores, creencias, convicciones. Dentro de esta definicion tan amplia, creo que en la linea gruesa de la ideologica, existe una afinidad que mantiene homogeneidad.

Dentro de la misma hay una serie de matices, tambien ideologicos y distintos niveles de representatividad; lineas como Franja Liberación Nacional plantean diferencias ideológicas, pero su peso dentro del partido es casi nulo. Despues hay personalidades que tienen una destacada actuacion en ámbitos especificos, como el caso de “Chiche” López o Hugo Piucill, en la defensa de los derechos humanos, y esto los lleva a algunas contradicciones respecto de ciertas iniciativas del gobierno, pero en términos globales, se sienten absolutamente consustanciados con la ideologia del partido.

Nosotros mismos, que somos una corriente interna del radicalismo, consideramos que si la denominada “linea gruesa” se define por la necesidad de alcanzar una transicion, por afianzar la democracia, lograr la participacion y el protagonismo popular, estamos cumpliendo cabalmente esa etapa. Yo quisiera que se profundizaran algunas lineas, y que el gobierno retomara las directrices que supo esbozar al principio de su gestión, como por ejemplo la consulta por el Beagle o la proyección de la pelicula Nunca más.

- ¿Cuáles son las principales diferencias entre su sector y el de la fracción más derechista de la Coordinadora, que encabeza Enrique Nosiglia?

No sabria que decirle en ese sentido. Hace mucho tiempo que la Coordinadora no tiene un ámbito de debate único para poder discutir sobre sus objetivos, de lo que no tengo dudas es que existió una gran homogeneidad en el comienzo, cuando luchabamos contra los gobiernos militares de Onganía, Levingston o Lanusse y luego en la etapa del gobierno constitucional de '73/'76, o en la etapa de la dictadura militar. En aquella época teniamos un objetivo claro, compartido. No era solamente oponernos a los gobiernos, acompañar procesos democráticos o derrocar otros gobiernos; tambien habia propuestas de carácter finalista, por ejemplo, lo que nosotros definiamos como la ruptura de un sistema que generaba dependencia y atraso. Por supuesto que el tiempo hizo que se cimentara una solidaridad muy grande desde el punto de vista personal con algunos de los antes mencionados: con el “Changui” Cáceres, con Enrique Nosiglia, con Eduardo Becerra, con Ricardo Laferriere, con Anibal Reynaldo y tantos otros.

-¿No habrá ocurrido que a la gente de la Coordinadora, como sucedió en otros partidos del campo popular durante la dictadura militar, los uniera el “enemigo común” y que desaparecido ese enemigo comenzó la diáspora?

Lo que pasa es que en aquella época teniamos un ámbito de debate. Nuestro grupo empezó como una coordinación de las luchas contra la dictadura militar que habia derrocado al gobierno de Illia. Posteriormente el grupo fue creciendo y se convirtió en una corriente interna. Organizó congresos y seminarios donde se discutía politica economica, formas de organización, socialismo o no socialismo y hasta las vinculaciones internacionales. La Coordinadora integró el Buró de la Internacional Juvenil Socialista, creó el secretariado latinoamericano de la socialdemocracia y tuvo un papel protagonico aun sin haber sido reconocida como juventud oficial del partido, pero era realmente representativa. Integramos las juventudes politicas argentinas, a la que veiamos como la posibilidad embrionaria de construccion de un frente popular. Emitimos muchos documentos, entre otros, aquel que fue una especie de Biblia y que hablaba de la contradiccion fundamental, una sintesis histórico-interpretativa.

Luego otro sobre lo que nosotros llamabámos la estrategia del campo popular, que era la necesidad de unificar a los sectores que tuvieran contradicciones con el imperialismo. Lo nuestro iba más allá de juntarse a pelear contra la dictadura militar, era todo un andamiaje con una serie de conceptos y afinidad ideológica muy interesantes, que sirvió durante muchos años a la formación del grueso de los militantes de la Coordinadora. Lo que ocurre es que antes de acceder al gobierno, cuando se comienza la reinsercion en el partido, nosotros funcionabamos practicamente como organización clandestina, como partido paralelo, cada uno se asimiló a determinadas estructuras partidaria y caracteristicas regionales y eso fue produciendo la desnaturalizacion del proyecto. Cuando llegamos a un momento de estancamiento, porque hacia mucho que nos veiamos, no se dio la posibilidad de recrear ese ámbito de debate. Por eso, hoy no sé si hay un objetivo común desde el punto de vista de la concepción finalista, aunque, si sé positivamente que hay intentos de acumulacion de poder más amplio. Yo puedo hablar de la Coordinadora de la provincia de Buenos Aires, ni siquiera puedo hablar de la Coordinadora de Santa Fe, porque a lo mejor la táctica que desarrolla el “Changui” no apunta a los mismos objetivos que nosotros. Tampoco puedo hablar de la Coordinadora de la Capital porque no he tenido la oportunidad de discutir acerca de muchos de los puntos que ellos desarrollan.

-¿ Que piensa de la actitud mayoritaria de los diputados radicales en torno a la aprobacion de la polemica ley del “punto final”, y de la actitud de “rebeldia”, que asumieron dirigentes como su hermano, Roberto Sammartino y Hugo Piucill?

-Yo no creo en las actitudes personales. Me duele que haya otros tipos que entregaron casi su vida por los derechos humanos, como “Chiche” López, que estuvo siempre en ese tema, que vio morir a sus amigos como en el caso de Mario Abel Amaya, que junto a Piucill fue de los itpos que más lucharon dentro de la CONADEP, que plantearon las cuestions del bloque, que defendieron las causas de los presos y tuvieron que votar por la positivia por disciplina. No me gusata entonces que haya actitudes individuales en gente que ha tenido mucho menos compromiso en la lucha por los derechos humanos. Con todo el respeto que pueda tener por la actitud de Sammartino, no le conozco antecedentes en la lucha por los derechos humanos. Nosotros dimos una discusión interna que duró diez horas, pero sabiendo de antemano que si perdiamos habia que bancarlo. A lo sumo podiamos dar la batalla y conseguir algun éxito parcial en la reforma de la ley, (que fue modificada en su redacción) en algunos plazos y en la incidencia de pedir un debate mas amplio en la sociedad. Por eso es que respetando la posicion individual de conciencia de cada uno, creo que las disidencias debieron manifestarse en el bloque.

-Cabe preguntarse si en casos de envergadura se puede hablar de disciplina partidaria, porque no es improbable que López y algunos más, hayan accedido a su banca votados por los militantes de los derechos humanos, por su lucha en ese campo. ¿Es entonces ético a posteriori hablar de la “disciplina” para votar en contra de lo que defendieron anteriormente?

-Pienso que sí, porque ninguno fue votado exclusivamente por ser defensores de los derechos humanos. Ellos integraban la lista de un partido que tenia un carácter y un programa global...

Entre otras cosas ese programa hablaba de la defensa irrestricta de los derechos humanos...

-Creo que son situaciones muy dificiles por el grado de compromiso asumido y en temas que tocan bien de cerca a la sensibilidad. Yo mismo hubiera votado por la negativa si hubiese creído que éste era un problema que afectaba mi conciencia, porque creo que hasta allí llega el límite de la disciplina.

En ese caso no hay disciplina que valga y se debe estar dispuesto hasta a abandonar el partido. Para mi era un problema politico, la culminacion de una serie de errores que nos llevaron a hacer concesiones peligrosas, porque la ley como se ha demostrado, era en el fondo absolutamente innocua. La prueba está en que se recalentaron las causas, que la cantidad de personas que quedaron involucradas es la misma que decian los organismos de derechos humanos. Denuncias podia haber miles, la cifra real es la actual.

No eran los treinta mil de los que hablaban quienes querian sacarse esto de encima rápidamente. Por lo tanto, esto no significaba consagrar la impunidad, sino tratar de trasmitir una señal a la sociedad argentina que se hallaba descreída de sus instituciones.







Fuente: “Nosiglia es el Alvearismo” entrevista al Sr. Hernán Lombardi militante de la Juventud Radical (Movimiento Renovación y Cambio), en “Radicales y Radicalizados” nota en la Revista Crisis N° 53, Abril de 1987.

Leer más...

martes, 14 de diciembre de 2010

Manifiesto del Movimiento Renovador Nacional (24 de septiembre de 1972)

Manifiesto del Movimiento Renovador Nacional luego, Movimiento de Renovación y Cambio


Al pueblo, a los Radicales:
La humillación a que han sido sometidos los argentinos durante estos seis últimos años no reviste parangón en nuestra historia. Largo sería reseñar los atropellos perpetrados por la dictadura militar en cada uno de los campos de la actividad nacional, baste sólo recordar que la represión indiscriminada, la entrega de nuestro patrimonio y la postración económica de las mayorías son los rasgos característicos de los diversos gobiernos de la autodenominada “Revolución Argentina”.
Pero no todo fue frustración. Presenciamos también la firmeza de un pueblo que no estaba dispuesto a que le arrancaran lo que con sacrificio había conquistado. Así es cómo enfrentó en todos los ámbitos y por todos los medios, a los avasalladores del poder. Permanentes movilizaciones jalonaron este período de la resistencia y muchos hombres y mujeres inscribieron sus nombres en la nómina de los mártires de la causa popular.
Los radicales fuimos protagonistas activos de esta lucha por la recuperación de la soberanía. Cada militante radical que en la Universidad, en las fábricas, en las asociaciones profesionales o desde el seno propio del partido estuvo presente en estas jornadas, no solo contribuyó a hacer retroceder el régimen autocrático, sino que, además, y esto es lo más importante, recogió una rica experiencia que le posibilitó comprender que se han modificado los términos de la dinámica política y adquirió a su vez, un compromiso definitivo con la causa de la liberación de nuestro pueblo.
Si alguien quisiera encontrar el origen de nuestro movimiento, debe buscarlo precisamente en la militancia de estos hombres y mujeres. No fuimos los únicos que luchamos en el seno del Radicalismo, pero podemos afirmar que sí fuimos los que asimilamos la experiencia de estos años, en los que el rigor del proceso nos hizo asumir trascendentes responsabilidades. Desde hace un tiempo ya, venimos impulsando en nuestro Partido propuestas de acción adecuadas a la acción que soportamos.
Coherentes, hoy afirmamos en el Radicalismo, su condición de corriente histórica singularizada por la síntesis afirmativa de una convicción nacionalista, popular, democrática y liberadora.
Nacionalista, en tanto respeta las autonomías de todos los pueblos y exige la preservación de la autodeterminación argentina y de su estilo propio de vida.
Popular, en cuanto afirma la justicia social y consagra al hombre como protagonista del proceso histórico de transformación. Democrática, porque cree en la soberanía del pueblo como única fuente de poder político, y en el gobierno de la mayorías sin opresión a las minorías.
Liberadora, porque esta históricamente comprometida con las aspiraciones de independencia de nuestro pueblo, que desde sus orígenes como Nación se ha visto agredida y distorsionada en su crecimiento por la penetración del imperialismo monopolico. Y porque además, proyectamos esta vocación de liberación a una sociedad que pretendemos modificar en sus estructuras de atraso e injusticia, y cuyo signo distintivo es el de la explotación del hombre por el hombre. De allí que libertad, justicia y liberación constituyen nuestras expresiones fundamentales.
Esta síntesis en una doctrina y en una acción política coherente a lo largo de ochenta años es el aporte original del Radicalismo y su característica diferenciadora. Esta doctrina es la expresión natural de un país pluralista formado por aportes inmigratorios de todos los orígenes, cuyo alto índice de movilidad social es una realidad y un valor aceptado. Es asimismo un mandato histórico que asume, que define una doctrina viva, no cristalizada por dogmas, que se nutre de los aportes tecnológicos y científicos modernos y que, tal como lo afirmara el Plenario del Comité Nacional del 70, se abre sin temores al proceso de socialización que impulsa el nuevo humanismo en su lucha por la dignidad del hombre y de todos los hombres.
El Radicalismo deberá ser para las grandes mayorías nacionales instrumento idóneo para la transformación de la sociedad actual, procurando el advenimiento rápido e incruento de la nueva sociedad.
Una sociedad en la que conviven aspectos formales de igualdad política con la desigualdad económica y social no es democrática, y no constitituye por lo tanto, el modelo de sociedad que buscamos afianzar. La defensa del sufragio universal no se agota en su prédica; es sólo el punto de partida para realizar en el campo económico y social, lo que el voto significó en el ámbito político.
EL MOVIMIENTO NACIONAL DE RENOVACION Y CAMBIO procurará dentro del Radicalismo definiciones programáticas que impulsen la instrumentación del cambio.
En 1972, el anhelo de cambio es una realidad vigente y difundida a través de toda la República, y la afirmación de nuestra voluntad de realizarlo ha dado origen a este Movimiento en el seno del Radicalismo. Entendemos —lo entiende el pueblo—, que no se trata de hacer ajustes y retoques en el “Sistema”, sino de construir una sociedad diferente en la que la satisfacción de las aspiraciones populares sea un imperativo. Por eso la definición de nuestro Movimiento en el momento actual no puede reducirse a un conjunto de programas sectoriales, sino que debe partir de un enfoque global que explicite un modelo de sociedad argentina deseable, que identifique el rol que el Estado debe asumir para lograrla y que formule claramente su propia estrategia de acción política.
Estas afirmaciones son válidas en general, pero lo son en mayor grado en un Partido histórico como el Radicalismo que ha sido varias veces Gobierno y ha instrumentado políticas sectoriales explícitas y aceptablemente coherentes a lo largo del tiempo. El país conoce la dirección de nuestra marcha. Sólo debemos decirle que queremos ir más lejos, considerablemente más lejos y mucho más rápido, aprovechando la experiencia recogida y asimilándola.
Reinvidicando la esencia popular, nacional, democrática y liberadora del Radicalismo, el imperativo de la hora es radicalizarlo. Las mayorías populares tienen conciencia muy clara de sus aspiraciones en materia de bienestar, justicia distributiva y participación social. El sistema social actual no permite satisfacerlas porque la capacidad de ahorro e inversión de la sociedad está controlada por las minorías dominantes y estas las afecta según sus intereses que no son coincidentes, y en general, resultan divergentes con los de los sectores mayoritarios.
Mientras las mayorías no logren participar decisivamente en las determinaciones que hacen a la capacidad de ahorro e inversión generadas por la actividad productiva de la sociedad, no podrán satisfacer sus legítimas aspiraciones.
El único instrumento de que disponen las mayorías para intervenir en esas decisiones es el peso de su presencia política y la actividad del Estado subordinada a sus determinaciones.
Como se trata precisamente de disputar a las minorías la base y fundamentos de su actual estructura de poder, esta lacra no puede ser asumida, sino por un Estado decidido a intervenir en todos aquellos sectores en que las minorías pretendan distorsionar un autentico proceso de transformación democrática. Fortalecer el Estado deberá ser entonces un componente central de la estrategia de las mayorías en el gobierno. El Estado sólo será fuerte si tiene poder y con reglas de juego democráticas; ello sólo es posible si dispone del protagonismo activo de las mayorías populares. No basta el consenso electoral, apoyo activo, importa además, capacidad de movilización y organización.
Las mayorías populares sólo apoyarán activamente al Estado y a las estructura políticas que le dan sentido, si éstas se muestran eficaces para satisfacer sus aspiraciones.
Por ello permanentemente hicimos de la exigencia de elecciones libres, sin proscripciones ni condicionamientos, nuestra bandera fundamental. Pero nuestro concepto de la práctica democrática no se agota allí. Queremos institucionalizar al país a través del voto, ejercido en todas partes: queremos votar en las elecciones nacionales, provinciales y municipales; pero también queremos votar libremente en los sindicatos y en la Universidad, en las Cooperativas y en las Sociedades de Fomento; y queremos votar también en las fábricas, en las Empresas y en los Bancos. Y queremos sobre todo votar, no sólo a los hombres que nos representen, sino a las políticas que éstos deberán ejercitar, porque así entendemos a la democracia y así practicaremos la cogestión.
Sólo a través de esta alternativa es cómo se podrá lograr hoy el avance social en Argentina. Creemos que así como se logró arrancar al régimen esta posibilidad a través de la movilización popular, ella debe seguir estando presente para garantizar el proceso.
Un análisis coyuntural nos muestra, tal como reiteradamente lo afirmáramos que el campo de los proyectos políticos en Argentina, puede ser reducido a cuatro propuestas fundamentales:
La del CONTINUISMO, es decir, la del mantenimiento del “statu quo”. En ella juegan diversas orientaciones, unas groseramente libre empresistas y regresivas, y otras adornadas con tintes populistas.
La del DESARROLLISMO, que encarna la idea de realizar algunas transformaciones para que nada cambie y que, a través de la entrega de algunas industrias y sectores básicos, a los grandes monopolios internacionales pretende aumentar la renta nacional a costa de consolidar e incrementar la dependencia, enajenando la Soberanía Nacional.
Otra propuesta es la patrocinada por los sectores de la ultraizquierda, que tras el planteamiento idealista de una sociedad más justa, desarrollan una praxis política incompatible con la realidad nacional y contradictoria con nuestra experiencia histórica.
Por último, la propuesta que con mayor claridad aparece como capaz de resolver las causas originales de nuestros males, es sin lugar a dudas, el proyecto de la LIBERACIÓN NACIONAL. Proyecto que nos comprometemos a sostener como medio para solucionar los problemas del hombre argentino.
La crisis de nuestra economía no es de coyuntura. Es la crisis de un sistema que ha sido estructurado sobre la base de la dependencia y es usufructuado por la oligarquía que, durante años, desde el poder político, fue acomodando los resortes fundamentales al servicio de sus propios intereses. Las riquezas del país, la propiedad, el crédito, la producción, el consumo y el intercambio deben estar al servicio del pueblo y no de grupos o minorías. De allí nuestro compromiso con este programa de Liberación Nacional que sólo puede ser concebido en su cumplimiento integral, afirmando el sentido federativo como salvaguarda a la vez, de la economía nacional y de las economías provinciales, porque el federalismo político debe ser inseparable del federalismo económico.
La banca estará al servicio del país. El proceso debe comenzar con la nacionalización inmediata por el Estado de los bancos extranjeros, porque el área del negocio financiero que maneja el ahorro nacional debe pertenecer exclusivamente a los argentinos.
La defensa de nuestra economía exige la nacionalización del comercio exterior de los productos primarios, iniciándose ya, y ahora, el proceso con las exportaciones de carnes y de granos, concentrándolas en las Juntas respectivas, que darán intervención a las Cooperativas de Productores y a las empresas nacionales que sean auténticos vendedores y no meros representantes subordinados de los grandes monopolios internacionales compradores de aquellos productos. Queremos arraigar el concepto de que las divisas provenientes de toda exportación son del país, y su manejo no puede ni debe estar librado a los intereses de ningún sector en particular; de que controlar los movimientos de fondos con el exterior significa una afirmación de soberanía, a la vez que conviene fundamentalmente al desarrollo de la economía nacional.
Es imprescindible una Reforma Agraria, encarada con criterio político, económico y social, que erradique el latifundio y ponga nuestra tierra en propiedad de quienes la trabajan, para su explotación en unidades económicas, pues ello aporta la única solución efectiva para un positivo incremento de la producción en beneficio de todos. Y quede entendido que la Reforma Agraria no se agota en el proceso de división de la tierra, el que deberá complementarse con la creación de las adecuadas estructuras para un mejor aprovechamiento agrario.
Afirmamos el control total por el estado de los sectores claves de nuestra economía: transportes, comunicaciones, energía, hidrocarburos, siderurgia, aluminio y metalurgia no ferrosa, petroquímica y celulosa; como así también la directa regulación selectiva del crédito, el apoyo a la industria nacional, la cogestión de los trabajadores en las Empresas. Estas bases constituyen la única posibilidad real de asegurar el desarrollo, la plena ocupación y una justa e impostergable necesaria redistribución de la riqueza que haga que el tan mentado producto bruto “per capita” no sea el resultado de una mera operación aritmética, influenciado por los pocos que todo lo tienen, sino la verdadera expresión de la realidad económica de cada individuo. En materia de seguridad social debemos pugnar por establecer un sistema de seguro integral que cubra todas las contingencias que pueda sufrir un hombre o su familia, es decir, que desde el desempleo hasta la vejez los riesgos que individual o colectivamente soporten los argentinos deberán ser cubiertos por el Estado.
El sistema educacional argentino es como nuestra sociedad, formalmente democrático e igualitario pero sustantivamente inequitativo e injusto, no sirve al país, sino a las minorías dominantes.
El creciente desarrollo científico y tecnológico trae como consecuencia que el sujeto de la educación ya no es exclusivamente el niño, el joven o el analfabeto, sino que se amplía a los sectores ya instruidos, para una actualización permanente de conocimientos capaz de responder con eficacia a los problemas nacionales de cada instante.
Se necesita una profunda Reforma estructural, afirmación de la Reforma Universitaria permanente, que apoyándose en el revolucionario acceso de los sectores populares a una enseñanza pública, gratuita y laica, conducida por el Estado —que deberá controlar también positivamente los medios de comunicación colectiva-, asuma características de autentico sentido nacional para dar un sistema educativo y cultural que este al servicio del país, capaz ce crear una ciencia y una tecnología argentina, liberándola de toda dependencia.
Debe equiparse efectivamente el sistema dándole bases financieras para su afianzamiento y desarrollo permanente, a efectos de que responda a todos los reclamos educativos que le haga el país.
Afirmamos que sin la formación de una cultura que participe activamente en la vida nacional, no habrá Argentina moderna.
En materia de política internacional, orgullosos de la tradición radical, propugnamos el pleno respeto por la autodeterminación de los pueblos, el establecimiento inmediato de relaciones diplomáticas, culturales, y económicas con todos los países que luchan como nosotros por su Liberación Nacional.
Nuestra lucha de hoy reclaman, finalmente, la derogación de la legislación represiva, la disolución inmediata del fuero antisubversivo, la revisión de sus condenas y procesos en trámite, y el severo castigo de los responsables de torturas, abusos de autoridad y de cualquier lesión de la dignidad humana.
Estas son las propuestas fundamentales para el cambio de estructuras de Argentina; constituyen nuestro aporte al proceso de esclarecimiento de la realidad nacional y nuestro modelo de salida. Se verán enriquecidas a lo largo del proceso mediante la contribución de todos los hombres que con actitud sincera se encuentren dispuestos a dar de sí lo mejor para construir una sociedad más justa y más igualitaria. Están aquí firmemente tendidas las líneas fundamentales que configuran nuestra concepción de la política nacional. No somos una circunstancia en el Radicalismo, por ello somos los más celosos custodios de su unidad. No nacemos para una elección interna. Venimos a remozar nuestro Partido y a convertirlo en vanguardia del proceso de liberación de nuestro pueblo. Somos la fuerza vital del Radicalismo de todos los tiempos, del que renació en cada momento difícil de Argentina, del que enfrentó al fraude y al régimen, el que luchó contra las dictaduras militares y toda forma de opresión, y del que estuvo en la Córdoba del 69 y en cada movilización popular de los últimos tiempos.
A nuestro lado llamamos a los viejos y jóvenes militantes de esta causa que preservan la vocación mayoritaria y revolucionaria de nuestro Partido. A los estudiantes de la Reforma, que con su lucha sostienen el aún hoy vigente programa del 18, a los hombres del campo y a los trabajadores que día a día en la fábricas construyen con su esfuerzo el futuro de la República. Es decir, llamamos al pueblo, a sus hombres y mujeres a reencontrarse con este Partido y para servir desde el a la construcción de la nueva sociedad.
Rosario, 24 de septiembre de 1972
M.R.N.


Leer más...