1. ¿Puede usted decirnos lo que fue la reforma universitaria?
Fue — es—, el movimiento de juventud más rico y germinativo de América Latina desde su emancipación política. Entronca con ella.
Sin duda, como se ha dicho tantas veces para filiarlo, tuvo en sus comienzos un contorno pequeñoburgués. ¿Y qué? Lo importante es que ha sido una cosa fluente y viva. Hay grandes ríos que comienzan en un ojo de agua.
La reforma comenzó siendo una discusión en torno a la penuria docente de unos cuantos maestros pintorescos, pedantes y dogmáticos, que cobraban remontada expresión en la universidad colonial de Córdoba. En la universidad de 1918 atizaba el fuego un fraile.
En la de 1936, la sección especial de la Policía de Buenos Aires, la ojran a argentina.
El estudiante de 1918 tenía frente a sí las “cóleras divinas” : excomunión y anatema. Entonces herían, estremecidas, las campanas. El estudiante de 1936 tiene frente a sí la sección especial y la cárcel de Villa Devoto.
El problema universitario se ha tomado, para el estado, en problema de policía. No interviene para solucionarlo el ministro de Instrucción Pública, sino el de Interior. Es ya, para quienes orientan la instrucción, ante todo, problema de policía, y de policía especial. En la “cuestión” universitaria hay un elemento nuevo: la Ley de Residencia 4.144. Y otro más: la finanza internacional.
Jueces, policías y banqueros señorean la universidad plutócrata de 1936, cuya penuria docente sigue siendo la misma de 1918. Acaso ahora más “tóxica” que antes.
2. ¿Puede usted decirnos lo que no alcanzó, o no pudo ser?
La reforma fue todo lo que pudo ser. No pudó ser mas de lo que fue, en drama y actores, ¡Dio de sí, todo! Dio pronto con sus límites infranqueables. Y realizó un magnífico descubrimiento. Esto solo la salvaría: al descubrir la raíz de su vaciedad y de su infecundidad notoria dio con este hallazgo: “reforma universitaria” es lo mismo que “reforma social”.
Sin reforma social no puede haber cabal reforma universitaria. En la memorable lucha, la universidad fue para la juventud una especie de microcosmos social. Descubrió el problema social. Y ligado a su dramático destino. Bien pronto advirtió que estado, sociedad, universidad, se alimentaban de la misma amarga raíz. Y los mismos mandos. Las mismas manos manejando los mismos compases. Lo que empezó como defensa contra la toxicidad de los malos maestros, y afán oscuro y torpe de “reformar” el “sistema educacional” que los “hacía posibles”, se convirtió al cabo en proceso al sistema social, que es de donde arranca la dogmática, la regresión y la penuria de la universidad de entonces, y —más visiblemente aún— de la de ahora.
Ese sentido tienen las vicisitudes del movimiento reformista, que ha dado con sus límites y los ha rebasado, también. Los guardias de asalto del capitalismo y los cuadros del ejército custodian la universidad donde la ciencia se empobrece y la pobreza espiritual cobra rango.
Pero la juventud va adquiriendo —merced a este movimiento fluente y vivo—, mayor conciencia de su destino, y escoge mejor los medios de realizarse. Aquel movimiento pequeñoburgués y romántico de 1918 es hoy un movimiento social caudaloso y profundo.
Está ganando el mundo juvenil, pues hoy la juventud comprende bien que no puede haber reforma educacional “a fondo” sino con reforma social también a fondo.
3. ¿Puede usted decirnos lo que
es?
Fue un camino provinciano que “iba”
a dar un maestro. Buscando un maestro ilusorio se dio con un mundo.
Eso "es” la reforma enlace vital de lo universitario con lo
político, camino y peripecia dramática de la juventud continental,
que conducen a un nuevo orden social. Antes que nosotros lo
adivinaron, ya en 1918, nuestros adversarios. El “puro”
universitario —se dan todavía algunos, mediocres y canijos—, es
una cosa monstruosa. Todo esto es más visible en nuestras
universidades organizadas no en torno de los más aptos, sino de los
más “próximos”.
4. ¿Puede usted decirnos lo que
será?
¿...?
5. ¿Puede usted decirnos semejanzas
y diferencias entre el estudiante de 1918 y el de 1936?
En 1918: pequeña burguesía liberal,
encendida de anticlericalismo; vagos entusiasmos, americanismo
confuso, mucha fiebre. Cercando el horizonte a manera de
“decoración”, la revolución y la guerra...
Adivinaciones, rumbo...
1936: el anticlerical es
antimperialista. Ha ganado en lucidez. El clerical, “defensor”
de la universidad del 18, es ahora fascista. Y muchos “liberales”,
también. Mucho reformismo del 18 es fascismo del 36. La pequeña
burguesía ha acabado por poner su “cordón sanitario” frente a
la “continuidad” de la reforma.
En 1918 el anticlericalismo daba una fácil apariencia revolucionaria. Incluso, “vestía” bien. Ahora (probablemente también entonces), la “postura” anticlerical ya no convence... ¡ni al clero! Los jóvenes del 18 eran más ruidosos y tenían más aliados. Tenían también —acaso por eso mismo— ,más capacidad de entusiasmo y más combatividad. Ahora son menos, pero más lúcidos. Entonces adivinaban. Ahora saben.
6. ¿Puede usted decirnos semejanzas y diferencias entre el profesor de 1918 y el de 1936?
Es el mismo fósil. Sólo que ahora es más joven. Y sabiendo más, le es más inútil todo lo que sabe.
Fuente: “¿Que es la Reforma Universitaria?” Respuesta de Deodoro Roca a la encuesta que él mismo promovió desde su periódico Flecha, con motivo de cumplirse dieciocho años de los episodios reformistas. Apareció en el núm. 14, del 15 de junio de 1936. El cuestionario también fue redactado por Deodoro. Contestaron, además, Julio V . González, Saúl Taborda, Jorge Orgaz, Dardo Cúneo, Paulino González Alberdi, Sergio Bagú, Alberto May Zubiría, Raúl Orgaz, Enrique Barros, Adelmo Montenegro, Tomás Bordones, Santiago Montserrat, Enrique S. Portugal, Juan Lazarte, Héctor P. Agosti (desde la cárcel), y muchos otros.
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