Yo también fui torturado. No en la
ESMA sino en la comisaría de Boulogne.
No por marinos sino por policías. No
me desaparecieron, pero me procesaron por atentar contra la seguridad
del Estado. No había cometido atentados sino que me limité a
repartir unos volantes en solidaridad con la huelga ferroviaria. No
me encerraron en una dependencia militar sino en la cárcel de Olmos.
Y esto no ocurrió durante el Proceso sino en 1951. en la primera
presidencia de Perón.
Nunca se me ocurrió volver a esa
comisaría. No invalidé el gobierno de Perón por haber sido
picaneado durante su hegemonía. No necesité pasar esas jornadas de
miedo y desamparo para refirmar mi fe en su sistema político que
hiciera impensables tales aberraciones. Jamás supuse que me tenían
que pedir perdón. No me transformé en gorila. Tampoco en mártir.
La experiencia por la que pasé no me
deformó la visión y jamás pensé que todo lo malo estaba
depositado en el régimen bajo cuyo amparo se cometieron estas
sevicias.
En suma, la picana no marcó mi vida.
Fue un episodio. Repudiable y tremendo, pero sólo fue eso, un
episodio. Disculpen esta efusión. Me pareció que puede ser útil en
estos días.
Fuente: “Yo también fui torturado”
por Félix Luna para La Nacion, 27 de marzo de 2004.
Estoy leyendo a Felix su vision del peronismo es muy valida corrobora que el poder todo el poder en manos de los milicos es nefasta
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