El 5 de abril de 1931, el pueblo de la provincia de Buenos
Aires inscribió en la historia la constatación de que la democracia es un
atributo esencial de nuestra nacionalidad y que en el pueblo reside la garantía
de su preservación.
El gobierno de facto instalado tras el derrocamiento del
presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, el 6 de septiembre de 1930, había
convocado a elecciones de gobernador en la mayor provincia argentina,
convencido de que la campaña de persecución, desprestigio y calumnias contra la
Unión Cívica Radical aseguraba la victoria de las fuerzas conservadoras.
El pueblo de la provincia de Buenos Aires, hace hoy setenta
años, desenmascaró la maniobra y concurrió a votar según sus convicciones y con
la valentía de expresarse por encima del clima político enrarecido que el
gobierno había impulsado.
LA VOLUNTAD POPULAR
El radicalismo de la provincia, reorganizado en pocas
semanas bajo las banderas constitucionales y democráticas, y encolumnado tras
la fórmula Pueyrredón-Guido, ganó las elecciones del 5 de abril, asestando un
golpe moral y político a la dictadura militar.
El gobierno de facto anuló las elecciones, demostrando que
el derrocamiento del presidente Yrigoyen, pocos meses antes, no había
respondido a ninguna intención reparadora sino al deseo de ocupar el poder
contra la voluntad de la mayoría.
Desde ese momento, los conservadores sólo podrían mantenerse
en el gobierno mediante el fraude.
El destino democrático de la Argentina, entonces, quedaría
refugiado en un lugar de privilegio, la voluntad del pueblo. Los setenta años
corridos desde aquel comienzo revolucionario han sido una larga marcha del país
para recuperar la esencia democrática cada vez que fue conculcada.
Y la recuperación se hizo siempre, invariablemente, gracias
al empuje del pueblo, siguiendo la senda iniciada aquel 5 de abril.
Durante cada dictadura o gobierno dictatorial que han
azotado a nuestra Patria en el siglo pasado, el pueblo veló las armas de la
democracia callada y pacientemente, seguro de su restauración final.
Ahora, en el clima democrático que envuelve nuestra vida
política, evocamos con orgullo y cariñosa memoria a Honorio Pueyrredón
-paradigma de la República- y a los dirigentes de 1931, y rendimos homenaje al
pueblo de la provincia de Buenos Aires que quiso y supo votar.
La democracia es esencia de la Argentina; nuestro pueblo es
su custodio; la Unión Cívica Radical, su abanderada histórica.
Fuente: “En 1931, el pueblo fue custodio de la democracia”
por el ex Presidente de la Nación, Dr. Raúl Alfonsín, para el Diario La Nación
del 6 de abril de 2001.
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