Una vez me tocó a mi participar de esos especiales estados
de animo. Ocurrió en Paraná, Entre Ríos. Estaban todos sus acompañantes en el
hotel. En determinado momento salió de su habitación y al encontrarse en un
pasillo me dijo:
“Venga, vamos a salir”
Alguien que lo atendía permanentemente quiso acompañarlo. Se
lo impidió. Salimos a la calle y se hizo conducir al parque cargado de belleza
y placidez.
Sentados en uno de sus bancos, luego de un breve silencio
que aprovecho para contemplar el panorama, comenzó una conversación que mas que
eso parecía un monologo;
"Hago esta
campaña sabiendo muy bien lo que va a pasar. El pueblo una vez más será burlado.
El comicio será una trampa mas, igual o peor que las que hemos visto. Conozco
mejor que nadie a los responsables. Si hago este esfuerzo es para ustedes, los
que seguirán. Yrigoyen tenía razón, lo importante es cuidar esta fuerza, el
radicalismo es una necesidad, por eso asumo esta responsabilidad. Nos van a
robar la elección, pero lo importante es seguir. Ausente Yrigoyen yo tengo la
responsabilidad, por eso hago lo que hago, como el hizo lo que hizo; ¿me
entiende?"
Me dijo como gritando, como queriendo que lo supiera y lo
guardara para que nadie bajara los brazos. Se levanto. Volvimos al hotel.
Aquella conversación la guarde.
Aquella mañana no pasó ni por asomo por mi imaginación, que
alguna vez habría de ser candidato a presidente y menos aun que veintiún años después
se repitiera la circunstancia. Durante la tarea electoral de 1958 conocí antes
que nadie, el pacto de Frondizi con Perón, pero nada dije y seguí, sabiendo o
presumiendo el lógico resultado.
Cuando se clausuró la campaña en Plaza Once, mientras
hablaba frente a la muchedumbre, mi mente estaba en el parque de Paraná
recordando aquello de que "hay que cuidar el partido, el radicalismo es
una necesidad para la democracia de los argentinos". La circunstancia se repetía,
pero Alvear lo hizo mejor. Creo que sin desearlo ni advertirlo algo interior
traiciono mis palabras, o su tono, porque tiempo después supe que un amigo del
interior, luego de escuchar por radio el acto de Once, le dijo a quien lo
acompañaba en el auto: "La elección esta perdida, yo lo conozco bien a
Ricardo". Y así fue.
Pero Alvear tenía razón. Hay que cuidar al partido y en eso
estamos, como si nada hubiera pasado, porque el país esta y el radicalismo
vive, la democracia no muere, pese a sus reiterados eclipses.
Fuente: "Hay que cuidar el partido, el radicalismo es una necesidad" en Ricardo Balbín: "El libro que no escribió" de Oscar Omar Ferrer, 1997.
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