-Ese complejo no existe porque Menem no nos sacaba ninguna
papa del fuego. Con él se lograron muchas cosas favorables a los trabajadores.
Y cuando ocurrió lo contrario, el movimiento obrero fue el primero en expresar
su desacuerdo. Además, no es sencillo para el sindicalismo peronista cuando hay
un gobierno de su mismo signo político. Pero me parece que el tema central de
hoy no es Menem. Los presidentes pasan. En cambio, el horizonte del
sindicalismo, que es la lucha por el bien común, siempre es el mismo.
-Bueno, usted llegó
al punto. La gente parece estar convencida de que los sindicalistas no
privilegian el bien común sino el particular.
-Usted me dice eso por las encuestas que difunde el
Gobierno, que vaya a saber dónde las hacen. A mí me gustaría que las hagan en
los barrios populares o en las puertas de las fábricas. Yo no vivo en un ghetto
y la percepción que tengo es diferente. En todos estos días he recibido
demostraciones de solidaridad y afecto de la gente como nunca.
-¿Acaso su
preocupación no es que la reforma laboral recorte el poder de negociación a los
jefes sindicales?
-Claro que eso nos preocupa. Porque lo peor que puede
pasarle a los trabajadores es quedar desprotegidos. Esto es dos más dos: el
salario es más barato cuando no hay convenio ni sindicato. Yo pregunto: ¿el
trabajador va a negociar mejor por su cuenta con el capitalismo concentrado? El
ministro de Trabajo parece desconocer que, cuando se debilitan a los gremios,
se produce una regresión de la democracia. Debería leer las normas de la OIT.
-Flamarique dice que
ustedes tienen miedo a perder la lapicera para firmar los convenios, ¿eso es
así?
-Flamarique busca fama haciendo una cruzada contra los
gremios. Si fuera cierto que con la reforma se resolvería la desocupación y se
mejorarían los salarios y las condiciones de trabajo, la CGT no tendría motivo
para oponerse.
-Usted se la agarra
con Flamarique, pero le recuerdo que la decisión política de enviar la reforma
laboral al Congreso fue del Presidente.
-De la Rúa es un demócrata. Y como tal tiene el respeto de
todo el movimiento obrero. No somos sus enemigos. Ocurre que el Presidente
tiene que hacer equilibrio entre los sectores populares y los representantes
del establishment económico. Esta última línea es la que hoy expresan Economía
y Trabajo.
-Si el Gobierno llama a un plebiscito sobre la reforma, ¿qué
resultado imagina? Lo único que puedo decirle es que esa fue una idea de la CGT
que ahora toma el ministro de Trabajo para seguir profundizando el conflicto. Y
su obligación es buscar consenso.
-¿El sindicalismo no
tiene responsabilidad por la desocupación que hay?
-Esto de pretender transferir al sindicalismo la
responsabilidad exclusiva por la falta de empleo no tiene goyete. ¿La clase
política y los empresarios no tienen nada que decir sobre esto? Lo que pasa es
que resulta más fácil presentar a los sindicalistas como los malos de la
película y responsables de todos los males de la Argentina.
-Bueno, entonces no
tiene ninguna autocrítica para hacerse...
-El movimiento obrero ha hecho muchas cosas bien y muchas
cosas mal. Probablemente, muchas veces nos faltó sentido común para resolver
los problemas de la gente. Aunque siempre actuamos en el afán de beneficiar a
los trabajadores, que son los que nos pusieron en los cargos.
-¿Por qué será que
buena parte del PJ ahora le de la espalda a la CGT?
-El PJ está viviendo una profunda crisis de identidad. Por
eso, yo reclamo un congreso partidario que revise los postulados básicos del
justicialismo, que tienen que ver primordialmente con la justicia social.
-La media docena de
gobernadores peronistas que dieron su apoyo a la reforma, ¿no quieren la
justicia social?
-Supongo que sí. Pero ellos deberían recordar sus orígenes y
convocar al movimiento obrero para debatir estas cuestiones. Nadie puede
rechazar su historia ni olvidarse de lo que votó cuando estaba en cargos de
menor responsabilidad.
-Realmente, ¿la CGT
está en condiciones de hacer un paro?
-Primero, hay muchos funcionarios que lo que más quieren es
que dispongamos medidas de fuerza. Creen que somos tontos. Segundo, si el
Gobierno precariza aún más la situación del trabajador, el paro va a surgir de
abajo hacia arriba. La historia demuestra que cuando la CGT llama a un paro, se
hace, conmigo o con otros. No hay nada más dinámico y revolucionario que el
pueblo trabajador.
-Si el Gobierno fuera
para atrás con la reforma, ¿usted se daría por hecho?
-No. Lo que quiero que se entienda es que la desocupación no
se resolverá con la reforma laboral. Me daría por hecho si el Gobierno convoca
a una mesa de diálogo con empresarios y la CGT para discutir cómo mejoramos la
competitividad y atendemos los problemas de la agenda social.
-Si eso no sucede,
¿van a seguir asustando al Gobierno con la candidatura de Moyano a la CGT?
-Moyano es un dirigente con condiciones y aspiraciones a ese
cargo. Es legítimo. Nosotros no queremos asustar a nadie. Lo que no queremos es
la soberbia de algunos funcionarios.
El jefe de la central sindical rescata la figura del
Presidente y la diferencia de los ministros de Trabajo y Economía, que empujan
la reforma laboral. Y dice que si se perjudica a los obreros el paro va a
surgir solo, de abajo hacia arriba.
Fuente: “De la Rúa tiene el respeto de todo el movimiento
obrero” Primera etapa de gestion / Entrevista: Rodolfo Daer, titular de la CGT
en Diario Clarin, 31 de enero de 2000.
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