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viernes, 28 de septiembre de 2018

Martin Dip: "La gestacion de La Multipartidaria" (2014)

Así fue que Balbín fue promoviendo reuniones reservadas con los principales dirigentes de dichos partidos. Para evitar posibles represalias del gobierno de facto, esos encuentros se efectuaban en el estudio jurídico ofrecido por su hermano Armando, ubicado en la calle Rivadavia, el que además tenía la ventaja de una salida veloz por Avenida de Mayo en caso de alguna "emergencia indeseable".

Demás esta señalar el riesgo al que se exponía el Dr. Armando Balbín al permitir estas actividades en su propio estudio, en momento en que los personeros de la dictadura hacían estallar con bombas y me- trallas los locales de las agrupaciones sospechadas de colaborar con el "terrorismo" como ellos denominaban a todos aquellos que se oponían al régimen militar.

Es mas, Armando hasta se ocupaba que no escaseara el café y, a veces, algunas medialunas que devorábamos cuando los encuentros se prolongaban.

Unidos en un esfuerzo común ante ese enemigo de la democracia que venia arrasando los derechos humanos, hicimos algunas reuniones donde se expusieron distintas valoraciones de la emergencia y se sondearon las posibilidades existentes para implementar un plan de acción. Pero la coincidencia no aparecía. Los enfoques se compartían en general en cuanto a describir la situación que se atravesaba. No así las alternativas planteadas.

Y en el curso de esas reuniones aconteció un episodio que nos golpeo a todos.

El líder de la Democracia Progresista venia participando activa- mente de nuestras reuniones, especialmente invitado por el Dr. Ricardo Balbín.

En ellas no solo hacia llegar sus palabras de condena al régimen militar "usurpador del poder civil", si no que también manifestaba su entusiasmo y aportes para "enfrentar el oprobio que sufría la Republica".

Nuestra satisfacción por la presencia del Dr. Rafael Martínez Raymonda se desmorono literal mente cuando no apareció en la reunión mas significativa, en la que probablemente se iban a decidir acciones concretas.

Vencida en exceso la hora de iniciación programada y ante nuestro visible malestar por falta de información, el Dr. Balbín encargo a su hermano Armando la urgente búsqueda del "Rafa" Martínez Raymonda, ya que no había hecho llegar aviso ni mensaje alguno.

Después de un cuarto de hora de infructuosos intentos, Armando informo la falta de resultados, dejándonos a todos perplejos y a la vez muy preocupados, en particular a Balbín, que no pudo disimular del todo su fastidio.

La reunión siguió su curso, sin embargo, y como en ella se mantenía la falta de acuerdo para un accionar mancomunado, con mis colegas del Intransigente, el Desarrollismo y el Socialismo, adoptamos un criterio practico: que sean los representantes de los dos partidos mayores del conclave: el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, quienes se reunieran a solas y encontraran un camino de coincidencias para la acción.

Como designado para ello, me dirigí directamente al Dr. Balbín y al Escribano Bittel, rogándoles que entre ambos y a solas deliberaran para traer a la mesa una propuesta unificada, en la seguridad que nosotros la asumiríamos como propia. Propusimos para ello un cuarto intermedio de 3 días, Bittel y Balbín se miraron, y con un gesto aceptaron la propuesta.

Al cabo de dicho plazo volvimos a las oficinas de Armando con la esperanzada expectativa de alcanzar al fin el tan buscado acuerdo que nos pondría a todos bajo la misma estrategia para enfrentar una dicta- dura cruel y henchida de soberbia.

Ya ubicados todos en torno al escritorio del Dr. Ricardo Balbín, comenzó la reunión como cuando se cumple un minuto de silencio: nadie hablaba, ni siquiera quienes debían hacerlo, o sea, el propio Balbín o el Escribano Bittel.

Entonces, muy ansioso, tome la palabra y les pedí a ambos lideres que nos informaran respecto al acuerdo al que habían llegado.

El Jefe del radicalismo con expresión austera y fría dijo "yo no tengo nada para informar" y se quedo en silencio. El presidente justicialista, casi como disculpándose, dio una similar respuesta.

Nosotros quedamos anonadados, casi sin entender lo que habíamos escuchado.

Era evidente: el final de las reuniones había llegado. Al no haber entendimiento entre los dos grandes partidos luego de varios intentos, era inútil insistir con los encuentros.

Pero ese frustrante desenlace todavía se convertiría en algo mas amargo ante la sorpresa de que el líder de la Democracia Progresista Rafael Martínez Raymonda había reaparecido como hombre ahora plegado a las filas de la dictadura militar, que como premio le había concedido una Embajada en la Republica de Italia.

Pero ese fracaso, sin embargo, no seria tal, ya que poco tiempo después se convertiría en la génesis de uno de los procesos cívicos y políticos mas importante de la historia del siglo XX, como se vera.

Pocos días después del cierre de las reuniones reservadas, recibí un llamado de parte del Dr. Balbín para un encuentro a solas en su oficina. Concurrí prestamente como quien no se resignaba al quiebre de toda esperanza. Armando volvió a recibirme como siempre con palabras de aliento no exentas de algunas palmaditas, y me puso enfrente de su hermano Ricardo.

"Vea Dip, se que ustedes han quedado con la sensación de que les he fallado. Pero créame, no ha sido así"

La voz del líder radical sonaba grave. En tanto que su mirada detrás de unos anteojos clásicos parecía dominada por el enojo.

"Con el Peronismo íbamos bien hasta que me junte con Bittel para caminar juntos en el trato que le dariamos a este gobierno para empujarlos a que se vayan".

"Pero ahí surgieron las diferencias, graves diferencias", prosiguió mirándome intensamente. "Yo no quiero que aumenten los atropellos y los muertos, que sigan desapareciendo chicos, sino que paremos esta locura de estos militares que han enloquecido y no admiten volver a la racionalidad".

"Los Peronistas creen que hay que oponerles una dura resistencia en todos los niveles posibles hasta obligarlos a retroceder. Y yo creo Dip que para el los eso equivale a una rendición, y eso, en lugar de achicarlos, les arrimara un pretexto mas para endurecer la represión, con mas sangre, con mas dolor"

"Algunos sondeos que pude hacer con gente de "adentro" proclive al dialogo, no han hecho mas que reafirmarme en este temor", continuo, "pero Bittel y su gente no lo ven así".

"Esta diferencia entre nuestros dos partidos nos ha colocado en una encrucijada y nos ha despistado a todos. Esto lo veo y me angustia", agrego con una emoción que su habitual serenidad apenas pudo disimular.

"Por eso he pensado en una alternativa que yo y mis amigos en el partido consideramos viable para romper esta parálisis", concluyo para entrar de inmediato a explicarme cual era la idea, ahora con un gesto mas animado.

"Estimamos Dip que no hay mejor reacción para enfrentar este escenario demencial que hacer una gran convocatoria a toda la civilidad. No solo a los partidos, sino también a todas las organizaciones productivas y del trabajo, como así a las instituciones de bien publico".

"La consigna debe ser el retorno a la democracia y a la Constitución. No la derrota del gobierno militar". Y continuo: "Así planteado los objetivos, será mas fácil la participación de esos sectores, y menos peligrosa la acción de nuestros partidos", termino mientras apoyaba sus codos en el escritorio para mirarme fijamente.

Desde los tiempos en que Balbín se dio un publico y calido abrazo con Perón, sellando una reconciliación esperada por la mayoría de los argentinos, y a partir de aquel emocionante gesto que tuvo con el mismo Perón al pronunciar ante sus restos esa frase que resonó en todo los rincones del país: "Un viejo adversario viene a despedir a un amigo", yo sentía por "Don Ricardo" un respeto que se asemeja a un sentimiento de admiración.

Aunque ese sentimiento estaba intacto, no incidió para que yo encontrara realmente valiosa la iniciativa de la convocatoria que me había confiado.

Y así se lo hice saber. Es más, poniéndole un toque de honesto entusiasmo a la propuesta e instándolo a que no demorara su puesta en marcha.

"Bueno Dip, me alegra que Usted lo viera bien. Comenzaremos la ronda con los partidos y, si hay mayoría, echaremos las bases para concertar una asamblea plenaria".

Ya instalado en los aspectos prácticos, me adelanto que su primera visita iba a ser a mi agrupación demócrata cristiana. Yo agradecí el gesto pero disentí con prudencia.

"Me parece Doctor que por no estar entre los partidos mas grandes, no debiera ser el nuestro a quienes ustedes visiten primero, si no al Justicialismo"

"Vea Dr. Dip, el espíritu del encuentro debe ser que todos seamos iguales, y que todos participemos en el con la misma capacidad de decisión."

Hizo una pausa, y ahora con un sesgo entre picaresco e irónico, agrego: "Además, nadie podrá sentirse menoscabado, ya que la ronda de conversaciones se hará siguiendo el orden alfabético de los partidos. Y ahí ustedes, como Democracia Cristiana, son los primeros."

Tuve nomás la doble satisfacción de recibir en nuestro local partidario la primera visita que hizo el radicalismo y que ella fuera la que inaugurara la flamante convergencia política.

Y así fue como el Dr. Balbín destrabo el intringulis que se había armado entre su agrupación y el Peronismo, y habilito un camino al que pudieron volcarse todos los partidos para comenzar el tiempo de la recuperación de la democracia, la paz y las instituciones.

Allí nació la Multipartidaria Nacional, después convertida en la Multisectorial.

Como afluentes de un río que comenzó tímidamente y después se torno vigoroso e imparable, fueron arribando a la gran Convocatoria las expresiones políticas, gremiales, religiosas, empresariales, del campo, de la ciencia y del saber, de las universidades y de la cultura, de todo el país.

Tuvo incluso su replica entusiasta en las provincias, tanto del centro como del norte y sud de la republica, con creciente resonancia en los medios de prensa, tanto nacionales como internacionales.

Y sus voces empezaron a sonar como coros plenos de armonía en la unanimidad de sus proclamas vibrantes en el reclamo de libertad, desarrollo solidario, justicia y democracia plena.

Pero quien fuera el inspirador y autor de la convergencia demandada por los argentinos no llego a verla plasmada en su realización.

La muerte, esa señora irrefutable e inoportuna, le cerro antes sus ojos.

El duelo que nos produjo a los argentinos se vio en buena parte atenuado por la pronta y eficiente conducción del proceso multisectorial por parte de los dirigentes que habían acompañado a Don Ricardo Balbín en su gestión.

El doctor Balbín, "Don Ricardo", ya estaba afectado seriamente en su salud, pero eso no le impidió comprometer el tremendo esfuerzo que realizo para reunir a las fuerzas políticas en torno al imperioso objetivo de frenar la sangrienta represión desatada por la dictadura militar y lograr el retorno de las instituciones mediante la vigencia de la democracia y la voluntad popular.

Lanzada con éxito la iniciativa, que rápidamente comenzó a concretarse con nuestro entusiasta v decidido apoyo, la vida del líder radical se apago rápidamente, ante el generalizado dolor de una ciudadanía que no comprendía su injusto y apresurado final.

Pero la semilla que lanzo ya estaba germinando, pues tanto el Justicialismo como el Radicalismo y los demás partidos participantes levan- tamos juntos el desafío y lo llevamos a su concreción, que no era otro que la Multipartidaria Nacional, que obro como palanca para desalojar del poder a los usurpadores, aunque con la triste y dolorosa ayuda del fracaso de la aventura militar en la recuperación de las islas Malvinas.






El presidente de la UCR, Carlos Contín, en la sede del Comité Nacioanl durante el acto en el que descubrió un busto el del Dr. Balbín; a la izquierda la viuda del extinto líder radical, Indalia Ponzetti de Balbin, 1982.







Fuente: “La gestacion de La Multipartidaria: La "Jabonería" de Armando Balbín”. En Entre Dos Fuegos “Grandezas y Miserias en la Politica Argentina de Martin Dip, Editorial Dunken, 2014.

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