YRIGOYEN Y PINEDO
Señor Director:
El senador Terragno, para dar un ejemplo de lo que no quiere
para su partido, ha comparado la situación actual, en la que dirigentes como el
doctor Alfonsín apoyan la política del presidente Duhalde, con una hipótesis
improbable de antes de 1930: «¿te imaginás
a Yrigoyen entregándole la economía a Federico Pinedo?», preguntó a un
conocido periodista.
Mi abuelo Pinedo era entonces un joven diputado socialista,
que había estudiado alemán para leer en su propia lengua a Karl Marx y
entrevistarse con Rosa Luxemburgo y con el social demócrata Bernstein. Su
oposición a Yrigoyen, con colegas como su maestro, el senador Juan B. Justo, lo
llevó a ganar las elecciones de 1930 en la Capital Federal. Yrigoyen no le
habría entregado la economía. Después, en cambio, tras el enfrentamiento
político de Pinedo y los socialistas contra el régimen de Uriburu, el
presidente Justo lo nombró su ministro y en tal condición colaboró de manera
decisiva en sacar a la Argentina de la crisis del 30, poniéndola en un camino
de crecimiento al 7% anual, lo que hizo que en 1936 nuestro producto fuera el
7% del de los Estados Unidos, sobre el 5% que representaba en 1920.
A pesar de su formación socialista doctrinaria y a
diferencia de Yrigoyen, Pinedo admiraba a su país y a su pasado. Como recuerda
el embajador Lanús, el comercio exterior argentino de 1909 era mayor al de toda
Sudamérica junta; el producto bruto argentino por habitante de 1913 era el 75%
del inglés y era superior al de Francia, Italia, España y Rusia; nuestras
exportaciones por habitante eran las más altas del mundo y nuestros ingresos
por importaciones eran altos pues nuestra protección aduanera era del 26%
promedio mientras que la inglesa era 0. Lo extraordinario del caso es que eso
se había logrado asimilando una inmigración de extranjeros que igualó a la
población nativa en algo más de veinte años.
Sin embargo, Yrigoyen consideraba tan mala a la época de sus
antecesores, que decía:
«Me he plantado con la
integridad de mi temperamento y con toda la fortaleza de mi espíritu en contra
de un régimen nefasto que ha malogrado, en gran parte, la existencia nacional y
el destino del pueblo. La poderosa imposición de un régimen adueñado de todos
los gobiernos y devorado por todas las concuspicencias públicas (hablaba de
Urquiza, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellegrini) requería un carácter inquebrantable en la lucha. Un alma olímpica con
virtudes preclaras en la cuál se estrellaran los dardos de los extravíos y los
prejuicios.» Agregaba que «por la potencialidad de un esfuerzo reivindicatorio
de las más vastas proporciones concebibles, hemos resuelto los problemas
morales y políticos que permanecieron insolubles durante toda la existencia
nacional». Apostrofaba el ex presidente a sus adversarios y antecesores
afirmando que “no van a matar la eterna
luz de mis infinitas concepciones, de integridades absolutas que constituyen mi
vida en la patria y mi irradiación en el mundo.”
La incompatibilidad de caracteres contesta sola la pregunta
retórica del senador Terragno.
Fuente: “Yrigoyen y Pinedo” por el Dr. Federico Pinedo (n)
en Carta de Lectores del Diario La Nacion del día 17 de junio de 2002.
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