Con motivo de la propuesta del Poder Ejecutivo de enviar al
Senado de la Nación el pliego de la doctora Carmen Argibay, con cuya
designación como integrante de la Corte Suprema de Justicia estoy de acuerdo,
han resurgido los argumentos que sostienen la inconstitucionalidad del aborto,
basados en el Pacto de San José de Costa Rica y en el Tratado sobre los
Derechos del Niño.
El capítulo IV de la Constitución Nacional, referido a las
atribuciones del Congreso, establece en la segunda parte del inciso 23 del
artículo 75 que corresponde al Congreso:
"Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, durante el embarazo y el tiempo de lactancia".
Esta cláusula no tiene nada que ver con el aborto. El tema surgió porque el señor constituyente Rodolfo Barra, principalmente, pretendió que se estableciera la protección desde la concepción, posición que sostuvo insistentemente.
"Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, durante el embarazo y el tiempo de lactancia".
Esta cláusula no tiene nada que ver con el aborto. El tema surgió porque el señor constituyente Rodolfo Barra, principalmente, pretendió que se estableciera la protección desde la concepción, posición que sostuvo insistentemente.
En mi corta exposición sobre el tema, sostuve:
"La cláusula que
estamos considerando ha sido el resultado de extensas conversaciones e
intercambio de ideas que, en algún momento, se mezclaron con proyectos que
establecían criterios vinculados con el tema de la vida, y otros, referidos al
aborto, en los que se fijaba su penalización —tema que nuestro bloque consideró
que no se encuentra habilitado para la consideración de esta Convención, tal
cual se pronunció, según tengo entendido, la comisión de redacción—.
Entendemos que esta
era y es una cuestión de tipo legal. Por lo tanto, vamos a votar
afirmativamente el dictamen en consideración porque está vinculado con el
régimen de seguridad social, del que carecía la República Argentina. Debo
reconocer que en mis años mozos vi cómo florecían —por lo menos en la provincia
de Buenos Aires y creo que bajo el gobierno del doctor Mercante— los centros
maternoinfantiles que prestaban colaboración extraordinaria a la madre y al
niño. Esto abre la posibilidad de volver, como dijo muy bien el señor
convencional Salum, a una actividad de este tipo.
Queremos dejar
perfectamente aclarado que se ha cambiado el criterio y que ahora la vida se
defiende a través de un esfuerzo que deben realizar la sociedad y el Estado,
para dar a la madre y al niño la posibilidad de desarrollarse tranquilamente en
el entendimiento de que, al menos, van a obtener el apoyo mínimo, necesario y
fundamental.
Es por eso que estamos
de acuerdo en votar afirmativamente este proyecto, que no le dice a la
Legislatura que penalice el aborto o que libere cualquier posibilidad de
aborto, sino que se trata de una iniciativa que podría estar perfectamente
vinculada a la legislación de un país que acepta el aborto, como es Suecia, y
también podría estarlo a la de un país como Irlanda, que lo prohíbe.
Estamos defendiendo la
vida y estamos trabajando de la manera más importante, que es la única que
concebimos como posible para que se evite la tragedia del aborto, pero no a
través de la penalización, sino del auxilio y la asistencia del Estado
argentino".
(Intervención del
Convencional Raúl Ricardo Alfonsín, pág. 4600-4601, Diario de Sesiones de la H.
Convención Constituyente, 19 de agosto de 1994)
Sí se vincula al aborto el Pacto de San José de Costa Rica,
con jerarquía superior a las leyes, de acuerdo al inciso 22, que en su artículo
4to. inciso primero establece: "Toda persona tiene derecho a la vida. Este
derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción".
En cuanto a la Convención sobre los Derechos del Niño, que
también fue invocada en la discusión, el artículo primero establece que
"se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad,
salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la
mayoría de edad". Esto es todo cuanto señala con relación al tema que
consideramos.
Pero ocurre que la ley de aprobación de la Convención hace
reserva de ciertos incisos, lo que es normal, pero pretende introducir una
enmienda con relación al artículo primero, declarando absurdamente que
"debe interpretarse en el sentido de que se entiende por niño todo ser
humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad".
En primer lugar, esta definición no forma parte de la
Convención, pero si se insistiera en ello, habría que recurrir al art. 50 que
establece una serie de requisitos para aceptarla y sostiene finalmente que
"entrará en vigor cuando haya sido aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas y aceptada por una mayoría de dos tercios de los Estados
Partes". Esto jamás ocurrió.
Luego aparecieron distintos grupos laicos que endurecieron
su oposición, lo que produjo abucheos y silbidos generales a mi corta
intervención.
Quiero señalar además que nuestro Código Penal, a pesar de
su dureza, establece en su artículo 86 limitaciones a la punibilidad del
aborto.
Soy católico, pero no puedo aceptar moralmente que en caso
de grave riesgo de muerte para la madre, que incluso puede tener otros hijos
que la necesitan para su educación, se opte por dejarla morir. Tampoco puedo
aceptar que en caso de violación, la futura madre no tenga derecho a abortar.
¿Y qué decir del caso del embarazo de un anencefálico (niño
sin cerebro y casi sin cabeza)? ¿Debe esperar la madre nueve meses para parir
un niño que morirá en pocas horas?
Miles de mujeres pobres mueren víctimas de los efectos
generados por la realización de abortos sin atención médica. Otras tienen niños
escuálidos que no podrán alimentar. En este caso, la responsabilidad es del
Estado, por la carencia de educación sexual y de la falta de atención médica
adecuada. Es necesario proteger a las madres y al futuro niño, como lo
establece la reforma de 1994 de la Constitución Nacional. Esta será la mejor
forma de evitar el aborto, quizás una de las más grandes tragedias que puede
sufrir una madre.
Nadie puede decir "yo estoy a favor del aborto" o
"a favor del divorcio", pero hay casos en que debe reconocerse el
derecho a ellos.
RAZONES PARA ABSTENERSE
No cabe la menor duda de que de acuerdo con mi filosofía, se
violan derechos humanos en Cuba, aunque más no sea porque no se admite el
pluralismo democrático. Si no fuera así, nuestro voto no debiera ser de
abstención, sino simplemente en contra de la pertinaz insistencia de los
Estados Unidos.
¿Pero por qué, si hay violación de los derechos humanos, nos
abstenemos?
Hay muchas razones. Vamos a empezar por la discriminación.
En el mundo hay mucho más de cien países donde se violan las li bertades
básicas, pero nada dice el País del Norte sobre ellos, porque son sus aliados o
simplemente porque no les interesa. El caso más espantoso es el de la Indonesia
de Suharto, quien asesinó a cientos de miles de personas en Timor Oriental,
entre ellos niños y mujeres, y realizó otras matanzas en su territorio. Fue
considerado un gran hombre por Estados Unidos, del que recibió agasajos de
altos funcionarios sencillamente porque les había entregado el país, generando
un importante aumento de la pobreza en su población.
Seguiremos con el embargo, que empobrece al pueblo de Cuba,
incrementa el legítimo nacionalismo y entorpece cualquier diálogo constructivo.
Estados Unidos cada vez lo profundiza más, particularmente en tiempos de
campaña electoral, con el propósito de ganar votos de exiliados o refugiados
cubanos, que en el estado de Florida pueden definir una elección reñida y
tienen su fuerza en otros, como en New Jersey.
Finalmente, vamos a lo principal. El presidente Bush
manifestó que quiere acelerar la caída de Fidel Castro y creó una comisión a
efectos de diseñar un plan para la transición. ¿Tendrá este plan el éxito del
puesto en marcha en Irak? Un hecho llamativo es el de la proliferación de
noticias vinculadas con la salud del presidente Castro. ¿No ocurrirá que se
trata de meditar sobre una invasión "preventiva" para evitar el caos?
Lo cierto es que hay una amenaza cierta de utilizar la
violencia. Así también lo entienden en Cuba, que se prepara para resistir.
Creo que, para terminar, resulta de interés la declaración
del Congreso de la Internacional Socialista realizado en San Pablo, que expresa
textualmente: "La Internacional rechaza los recientes intentos de desestabilizar
a Cuba por parte de la Administración de los Estados Unidos, los que ponen en
peligro la paz en la región que estamos totalmente comprometidos a preservar, y
pide enérgicamente que los EE.UU. pongan fin al embargo económico contra Cuba.
La Internacional Socialista pide la liberación de los opositores políticos
dentro del marco de la legislación nacional vigente y los tratados
internacionales sobre derechos humanos, y el diálogo entre los sectores del
país para continuar el proceso democrático en la isla sin intervención de
ningún país extranjero".

Fuente: “Aborto y Cuba: dos temas sobre los que hay que
fijar posición” por el ex Presidente de la Nación, Dr. Raúl Ricardo Alfonsín,
en la sección Tribuna del Diario Clarín de la edición del 26 de febrero de 2004.
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