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domingo, 15 de abril de 2018

Caras y Caretas: "El Movimiento Feminista con la Doctora Rawson Dellepiane” (2 de agosto de 1919)


EL MOVIMIENTO FEMINISTA
CON LA DOCTORA RAWSON DE DELLEPIANE


— ¿Está la doctora?

La doméstica nos responde afirmativamente y nos guía hasta el salón, donde nos recibe una de las secretarias de la «Asociación Pro-Derechos de la Mujer»; digo una porque el Consejo Directivo de la misma cuenta con tres.

Cambiamos algunas frases con la señorita secretaria, quien en esos momentos daba los últimos toques al petitorio que dicha asociación elevaría al Congreso, solicitando la pronta sanción de los proyectos de ley sobre derechos civiles y políticos.

Tras cortos instantes, se presenta la doctora Elvira Rawson de Dellepiane, sonriendo como siempre. Un apretón de manos y después de breves palabras explicativas, comienza nuestro diálogo:

— ¿Cuáles son los propósitos de la asociación que usted preside?

— Los he manifestado en diversas ocasiones: Derechos civiles, políticos, y económicos; solicitar se dé cabida a la mujer en los cargos públicos y especialmente en el Consejo Nacional y seccionales de Educación; pedir la creación de tribunales especiales para causas de menores delincuentes y abandonados, así come en las cárceles y correccionales de mujeres, debiendo tener derecho de juzgar y de defender a unos y a otros; trabajar porque se dicten leyes do protección al niño, leyes que permitan la investigación de la paternidad y de la maternidad, es decir, la filiación natural amplia; pedir que a igual trabajo sea concedido igual salario, pues hasta hoy la mujer trabaja tanto o más que el hombre y gana menos. Para conseguir estas reformas se emplearán todos los medios que la razón aconseje. El primer paso en ese sentido ya se ha dado. El diputado nacional, doctor Rogelio Araya, vocal de la junta directiva de nuestra asociación, ha presentado recientemente a la Cámara, el proyecto de reformas al código civil, basado en uno que tuve el honor de presentar al Congreso de las Universitarias, en 1910.

— ¿Ha encontrado muchos partidarios el movimiento feminista iniciado entre nosotros?

- Los hombres dignos y de amplio criterio no vacilan, y cada día sumamos adeptos y más adeptos. En cuanto a la mujer, se ha dado cuenta de que se debaten cuestiones trascendentales para ella y que en la obra que realice actualmente está su porvenir. Ha respondido al llamado y figura en crecido número en las filas de las luchadoras.

— ¿No teme a la oposición que ha de hacerle el elemento conservador, cuando se intensifique la campaña?

— Ya he pensado en ese asunto, pero no me intimida. Habrá disparidad de pareceres, porque hay disparidad de vida. ¿Por qué quiere usted que piense lo mismo que nosotras la dama que vive en suntuosa morada, que duerme en lecho espléndido, que tiene una comida apetitosa, que viste sedas y que sus hijos sanos y bien trajeados gastan juguetes costosos, con cuyo valor se podrían vestir a varios niños indigentes? Frente a ella tenemos el espectáculo de una pobre mujer que habita en miserable cuarto sin ventanas, respirando un aire viciado, que duerme con sus hijos en una promiscuidad que aterra. Esta nos acompaña porque sufre y lucha, como también está con nosotras la mujer intelectual que piensa y so afana por conquistar un puesto digno en la vida. Entre el primer elemento contamos, no obstante, con algunas señoras sensatas que simpatizan con nuestro movimiento. Claro está que la falange de egoístas y de frívolas se ha retraído. Nuestros ideales no son extemporáneos, nuestro movimiento es sano y bien equilibrado y todos nuestros propósitos están en concordancia con el ambiente que se respira en el mundo entero.

—¿Cree usted que se le otorgarán a la mujer los derechos que solicitan?

— Se me informa que, con respecto a la emancipación civil de la mujer, hay en la Cámara de Diputados un ambiente favorable. El proyecto de los derechos políticos también será tratado en el actual periodo legislativo.

Será preciso suponer que el hombre se coloca de intento la mano sobre los ojos para no ver. ¿Acaso hay uno que se atreva a negarnos que la mujer ha jugado un rol importantísimo en todas las épocas y en todas las difíciles circunstancias porque han atravesado los pueblos? En la misma guerra europea, la mujer, ¿no ha demostrado todo su valor, toda su capacidad para el dolor, para el trabajo, para el sacrificio? ¿Quién nos desmiente también de que los hombres gozan actualmente de acentuados privilegios? Es justo, pues, que llegue la igualdad de derechos. Ya se ha repetido de que la mujer debe ser la compañera del hombre y no la sierva, pero para que esto sea verdad hay que romper con el pasado.

— Muchos pretenden que en posesión de esos derechos, disminuirá el número de buenas madres y esposas.

— Es un error; la que sepa ser madre de familia y mujer de su casa, sabrá también cumplir con otros y difíciles deberes, en los momentos que aquellos sagrados e ineludibles compromisos le dejen libre.

Seremos ante todo madres y esposas las que el destino nos depare esa misión, porque tendremos en cuenta la influencia bienhechora que ejercemos en el hogar, sobro todo cuando el hombre ama profundamente ese hogar.

¿Acaso es posible negar la influencia social? ¡Sería como negar la luz del sol! ¿No fueron austeras y virtuosas madres las que formaron el carácter de hombres eminentes como Washington, Goethe, Canning, Cromwell, Schiller, Scott y otros muchos? ¿No es la mujer la que forma el carácter y dieta las costumbres y maneras de un pueblo? Si la mujer es buena, ilustrada, moralmente pura, más noble y más digna será la sociedad. Luego, elevar a la mujer es elevar al hombre; ampliar su radio de acción es beneficiar al país que realice tal propósito. Nosotras trabajaremos para que se dicten nuevas leyes, teniendo en cuenta no sólo la balanza de la justicia, sino la del amor y del altruismo. Y así—terminó diciendo la amable señora — al tejer coronas de amor, de acercamiento entre las diversas clases sociales, podremos mejorar en algo esta vida de suyo triste y penosa.






La Presidenta Dra. Dellepiane, con sus dos secretarias de Acta y la de Interior









Fuente: “El Movimiento Feminista con la Doctora Rawson Dellepiane” en Caras y Caretas del 2 de agosto de 1919.

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