Nicolás Gallo, el ex secretario general de la Presidencia y
uno de los hombres que despidió a De la Rúa en el helipuerto de la Casa Rosada
una década atrás, recordó en exclusiva para La Prensa los pormenores de
aquellos trágicos días.
"El presidente estaba atacado por todos lados, estaba
agotado. No teníamos aliados, estábamos solos. Si se ve para atrás es como le
decía a (el juez federal Norberto) Oyarbide, es la crónica de un golpe
anunciado: si a un gobierno le vas sacando ladrillo por ladrillo un día se va a
derrumbar y así pasó con el gobierno de Fernando de la Rúa", recuerda
Nicolás Gallo, ex secretario general de la Presidencia y uno de los hombres que
despidió al presidente en el helipuerto de la Casa Rosada una década atrás.
Gallo fue la última cara que mostró la televisión ese 20 de
diciembre; fue el último recuerdo de un gobierno: "Dejen que la historia
lo juzgue", resumió ese día. Hoy, 10 años después, está convencido de que
al Gobierno de la Alianza lo derrocaron aliados y opositores.
Todos conocemos el final de esta historia que se presentó de
la peor manera un 19 y 20 de diciembre con saqueos, estado de sitio,
cacerolazos, muertos, heridos, renuncias y un presidente que por orden de la
Casa Militar abandonó la Casa Rosada en helicóptero. Pero el principio del fin
lo conocen pocos. Nicolás Gallo, en una entrevista con La Prensa, reveló una
historia plagada de nombres, traiciones, deslealtad y autocríticas:
CHACHO ALVAREZ
-Pasaron 10 años del
19 y 20 de diciembre, pero previo a esos dos días la Alianza ya estaba
resquebrajada. ¿Cuando comenzó el principio del fin para el Gobierno de De la
Rúa?
-La quebró en primer lugar Chacho Alvarez cuando renunció...
que el periodismo la fundamentó en el tema de los supuestos sobornos en el
Senado y no fue tan así en realidad.
-¿Cómo fue?
- El se sintió molesto por la tapa de la Revista XXIII, que
él suponía que tenía algo que ver con el financiamiento de la SIDE, donde en la
tapa figuraba él con dos mujeres, su mujer y otra. Chacho nunca quiso ser
vicepresidente de alguien, quería ser el primero de algo, no el segundo de
alguien. Hay historias acá dentro que desconocen un principio fundamental en la
política, la lealtad. Chacho tenía en mente desde el principio que él podía ser
el reemplazante de De la Rúa en algún momento.
- La Alianza era
inexistente...
-La Alianza no era una Alianza, fue un desacierto juntar
cabezas que no piensan igual, que no tienen los mismos objetivos.
-Pero ahí tenía que
estar la voluntad y fortaleza del Presidente en tomar una decisión. El era la
persona a cargo.
-Sí, pero era muy difícil, el pensó incluso en llamar una
elección para elegir un nuevo vicepresidente...
MOREAU, DUHALDE Y RUCKAUF
-Parece que no
cometieron ningún error y que fueron víctimas de todo. Pero en ese primer año,
política y económicamente, se cometieron errores.
-Sí hubieron errores, el impuestazo de Machinea fue un error
porque castigó el consumo en un momento que por expectativa estaba cambiando la
curva. Machinea no era el hombre indicado para ese momento, sin imaginación,
muy burócrata.
-Pero la
responsabilidad en la elección de sus ministros es sólo del Ejecutivo.
-Machinea vino de la mano de Raúl Alfonsín, el hombre
indicado para muchos era Ricardo López Murphy pero López Murphy cometió el
error de decir en campaña que había que bajar los sueldos del Estado en un 20
por ciento. Alfonsín insiste en Machinea... hubiese sido mejor Lavagna.
-¿Entonces fue
Alfonsín quien designó a Machinea?
-Es que eso pasó porque el liderazgo político del partido lo
tenía Raúl Alfonsín. Con una palabra de él se podían dar vueltas muchas cosas,
a favor o en contra. Nunca Alfonsín pensó que esto iba a suceder, yo sé que a
él lo pasaron por arriba.
-¿Pero quiénes
operaban a Alfonsín?
-(Leopoldo) Moreau fue un gran operador, junto con Ruckauf y
(Eduardo) Duhalde. Moreau y Ruckauf son un sólo corazón. Moreau es capaz de
mucho daño.
GOLPE LEGISLATIVO
-Para las elecciones
legislativas del 14 de octubre de 2001, por primera vez en la historia del
país, el presidente de la Nación no tenía lista propia en las elecciones...
-Claro, estaba la UCR con Terragno como candidato a senador,
peleando con el peronismo para ver quién era más opositor al Gobierno, quién
decía las cosas más duras contra De la Rúa. Y ahí ya se empezaba a ver el
principio del final, el peronismo ganó las elecciones por lejos, porque la
gente tampoco vota al traidor y la UCR actuó con traición a su gobierno y a su
presidente. Y vota legítimamente al opositor político y el PJ designó como
presidente provisional del Senado a un hombre de su partido, el misionero Ramón
Puerta, con lo cual le estaba diciendo a De la Rúa: "Cuando te echemos el
poder es nuestro". Yo me acuerdo que lo llamé a Eduardo Fellner y a
Eduardo Menem pidiendo que no lo hagan porque esto era, evidentemente, el
preanuncio de un golpe.
-¿Y qué le respondieron?
-¡Estás loco, cómo vas a decir una cosa así! Pero era
evidente, estaban poniendo en la línea de sucesión a un hombre de un cuadro
político distinto al del presidente, es algo que nunca se hizo, siempre fue del
partido gobernante.
-Y al presidente ¿qué
le pasaba por la cabeza? Por que hasta acá sólo se ve que hay mucha crítica
ajena al gobierno...
-El presidente estaba atacado por todos lados, estaba
agotado. Mucho ataque, mucha deslealtad, veía que el Fondo avanzaba cada vez:
el FMI bloquea un compromiso... no recuerdo si era de 3 mil o 4 mil millones de
dólares, que nos hubiese permitido seguir manejando las cuentas públicas y las
del Banco Central. El FMI bloqueó una decisión que ya había tomado, los frentes
de batalla venían de todos lados. La agencia Bloomberg con su invento del
Riesgo País, que martillaba todos los días... era un invento de ellos con la
decisión de golpear a un gobierno.
EL CORRALITO
-El 2 de diciembre,
Cavallo anuncia el corralito y se desata el pánico financiero en la clase
media.
-Estaba la posibilidad de la caída de Lehman Brothers, de
que caiga un banco y si caía un banco caían sus clientes y eso se consideró muy
peligroso porque si cae un banco caen otros. Los únicos que se salvaban era el
Banco Nación y nadie más, ni el Banco Provincia se salvaba. Lo que fue duro fue
el corralón de Duhalde que confiscaba los fondos, el corralito fue sacarle 250
pesos por semana. La idea inicial de Cavallo era de 1000 pesos en vez de 250,
pero tan mal estaban los bancos provinciales que De la Sota le rogó de rodillas
a Cavallo que se haga por 250 pesos porque sino se le caía en 24 horas el Banco
de Córdoba. Y esto es algo que contó Cavallo a los pocos días.
19 DE DICIEMBRE
-El 19 de diciembre
fue una jornada violenta, comenzaron a profundizarse los saqueos en la
provincia, la gente salió con las cacerolas y fue el día que se decretó el
estado de sitio.
-Cavallo creía que, en el discurso, De la Rúa iba a anunciar
que le había aceptado la renuncia, creía que iba a hacer un anuncio sobre el
cambio en la política económica. El estado de sitio viene por los saqueos, no
por los cacerolazos. Se veía a las claras que la policía de la provincia de
Buenos Aires, comandada por Juanjo Alvarez, había sido instruida de dejar zonas
liberadas, liberaron la custodia de la Quinta de Olivos, que si hubieran
saltado el cerco tendría que haber actuado el cuerpo de Granaderos que protege
al presidente. Juanjo Alvarez retiró la custodia presidencial de la Quinta de
Olivos, a esos niveles de irresponsabilidad absoluta llegaron.
-También se denunció
que en varias localidades del conurbano los mismos intendentes promovían los
saqueos.
-Es que no solamente liberaban la zona de la policía sino
que incentivaban a los intendentes a que la gente tomara lo que necesitaba. Eso
fue clarísimo, saqueos incentivados por los varones del conurbano, la policía,
el grupo Ruckauf...
-¿Y Duhalde?
-Duhalde y Ruckauf hacen una buena dupla de
irresponsables...
-En la Plaza de Mayo
ya había muertos, los destrozos y la violencia iba en aumento ¿Quién dio la
instrucción de desalojar la Plaza de Mayo?
-El ministro del Interior era Mestre (Ramón) pero la que dio
la instrucción de que despejen la Plaza de Mayo fue la jueza María Romilda
Servini de Cubría, esto está documentado en el proceso judicial, pero eso no lo
sacan. La orden fue de la jueza y fue una orden razonable porque era una
situación peligrosísima.
-Esa noche, en medio
del estado de sitio, los incidentes y los saqueos, renuncia Cavallo.
-Renuncia desde su casa. A las 11 de la noche me llama
Carlos Bastos, el ministro de Infraestructura, para decirme que Cavallo había
presentado su renuncia pero que no encontraban al presidente. Cavallo renuncia
dos horas después del estado de sitio y después de recibir un violento
cacerolón en la puerta de su casa.
-¿Y el Presidente
dónde estaba?
-Estaba en Olivos, los edecanes no se lo pasaron o vaya a
saber qué pasó o no lo habrá querido atender. Yo llamé el edecán y le conté lo
que pasaba. Al mismo tiempo, Colombo estaba reunido con un grupo de
gobernadores en el Hotel Elevage, cuando reciben la noticia de Cavallo, ellos
estaban tratando de encontrar una fórmula transitoria...
20 DE DICIEMBRE
- Al presidente no le
quedaba mucho margen ante la presión legislativa...
- Ante esa situación y ante la posibilidad de un juicio
político, los desmanes en la calle, la imposibilidad de llevar adelante ningún
acuerdo, porque incluso los gobernadores peronistas que estaban reunidos en
Merlo no tenían poder real... el Congreso tenía ése poder y respondía a Duhalde
y a Ruckauf, el poder estaba ahí. Duhalde era senador ya y era el operador del
Congreso. Con todo esto, al Presidente no le cabía otra opción que la renuncia.
- Pero él antes de renunciar, dio un discurso al pueblo y le
pidió al peronismo que lo ayude a conformar un gobierno de transición.
-En una entrevista yo dije que si pensaban que De la Rúa era
el responsable y que con eso ellos estaban contentos, no había ningún problema
pero la realidad es que no se le puede echar la culpa a una sola persona cuando
los males de la República se vienen arrastrando por años. Vean lo que cada uno
hizo, qué ganaron, qué querían, por qué voltearon a un gobierno.
DE PUÑO Y LETRA
-La renuncia la
escribió de su puño y letra. ¿Cómo se vivió ése momento en la intimidad de la
Casa Rosada?
-Eran las 5 de la tarde cuando escribió la renuncia.
Estábamos Rodríguez Giavarini, Lombardo, Colombo y Loiácono. Fue un momento
interesante, porque Colombo seguía con la idea de que era negociable, de que
todo es negociable, no sé qué tenía en mente, y De la Rúa decía que ya se había
acabado. Entonces Colombo trata de pedirle el papel de la renuncia para que él
sea quien lo lleve al Congreso y De la Rúa le dice: "Vos no, lo va a
llevar el Doctor Loiácono". Y se lo dio a él porque Loiácono iba a cumplir
a rajatabla y no a esperar o demorar un poco. De la Rúa ya tenía en claro que
las cartas estaban echadas y no había nada más para hacer.
-¿Lo charló con
ustedes, lo consultó con su gabinete?
-No, se fue a un saloncito sólo, estuvo pensando media hora,
volvió y escribió su renuncia. Cada uno tiene su personalidad pero es muy
difícil gobernar con todos los factores de poder en contra. Estaba sólo al
renunciar. Antonio no estaba. Aún más, el famoso discurso del 19 de diciembre
no lo escribió Antonio como dicen, la última versión la escribió De la Rúa.
Antonio había redactado una versión, que De la Rúa desestimó diciendo:
"Este chico no entiende nada". En ese momento después de escribir, De
la Rúa se queda medio sólo.
-¿De quién fue la
decisión de que De la Rúa se marchara en helicóptero tras la renuncia?
- Todos los días De la Rúa se iba en helicóptero como hace
la Presidenta, como lo hizo Néstor y como hizo Duhalde. La salida no se hace
por tierra. La diferencia es que quien le aconsejó ir a tomar el helicóptero al
helipuerto de la Casa Rosada fue el encargado de la Casa Militar porque no
podía garantizar la seguridad del Presidente ante los disturbios que había en
la calle. El tenía las facultades para hacerlo y se opuso a que lo haga por
tierra. La gente estuvo a punto de entrar a la Casa Rosada, el jefe de la Casa
Militar actúo muy bien.
-¿Cómo fue la
sensación de acompañar al presidente en ése último trayecto?
-Fue un momento anunciado, estábamos Giavarini, Lombardi, el
edecán de la casa militar, Ostuni...
-Ya sé que era
anunciado pero ¿cómo estaban, sentían tristeza, bronca, resignación, cansancio?
-El presidente estaba fundido, un final, si bien anunciado,
cuando se produce es durísimo, es una ilusión, un sueño que se apaga al
instante. Habíamos hecho cosas buenas para el país y para la Ciudad.
Fuente: Crisis de 2001: Crónica de una caída anunciada,
entrevista a Nicolás Gallo, ex secretario general de la Presidencia en el
Diario La Prensa, 18 de diciembre de 2011.
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