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jueves, 17 de agosto de 2017

Calvin Coolidge: "Inauguración del Monumento del Gral. San Martín en Washington D.C." (28 de octubre de 1925)

Para el pueblo de los Estados Unidos ha sido una cuestión de orgullo y gratificación que sus antepasados ​​fueron providencialmente elegidos para iniciar el movimiento por la independencia en el Nuevo Mundo. No era posible que estas sólidas comunidades simplemente contribuyeran al mundo a Reflexión distorsionada de la luz de estados antiguos y de instituciones antiguas. El descubrimiento de América en el mundo fue providencialmente fijado en un tiempo de despertar espiritual e intelectual. Era una época de nuevas luces y nuevas aspiraciones, de fuertes choques entre las tradiciones del viejo y el espíritu del nuevo tiempo. El Nuevo Mundo demostró ser un campo fructífero para probar las nuevas ideas de las relaciones del hombre tanto con su Creador como con sus semejantes. En el cálido sol de tal oportunidad, en la fertilidad de un suelo tan virgen, Alcance justo que hizo posible su conclusión triunfal.

Puede ser conveniente considerar por un momento las similitudes esenciales que marcaron las experiencias de todas las nuevas comunidades norteamericanas durante sus luchas por la independencia y más tarde durante su tentativa de creación de instituciones. Haciendo esto, podemos darnos cuenta mejor que la contribución americana no podría haberse hecho salvo del suelo de un nuevo país. No se puede trasplantar un sistema social antiguo y rígido a un nuevo país sin muchas modificaciones revolucionarias. No se puede esperar que estas nuevas instituciones tengan oportunidades adecuadas de desarrollo a menos que crezcan a la luz de la independencia humana y la libertad espiritual.

Esta comprensión llegó temprano a los grandes líderes del pensamiento en todos los países americanos. Así que descubrimos que a medida que las aspiraciones norteamericanas que producían nuestros líderes como Washington, Jefferson, Adams, Hamilton y Franklin, en los países del sur  surgieron los Miranda, los Bolívar, los Hidalgo, los Artigas, los O'Higgins, los Sucré , los Morazán, y finalmente San Martín patriota, estadista, inmortal contribuyente a la fundación de tres repúblicas. Honrar la memoria de San Martín, y aclamar sus logros, por la cual que hoy estamos reunidos. Fue la fortuna que nuestras trece colonias norteamericanas fue la primera en alcanzar en el hecho y el reconocimiento de la independencia. Apreciando profundamente su propia fortuna, el pueblo de los Estados Unidos fue desde el principio profundamente simpático a todo movimiento por la libertad e independencia a través de estos continentes.

El presente es un tiempo en que los hombres y las naciones están dando atención a la voz que clama por la paz. Por todas partes, anhelan como nunca antes un liderazgo que los guíe hacia los caminos invitadores del progreso, la prosperidad y la comunión genuina. Una visión más clara les ha mostrado no solo los horrores, sino la terrible inutilidad de la guerra. En un momento como éste harán bien en convertir sus pensamientos en toda sinceridad en estas lecciones de la estadística, la experiencia y la constante aspiración de las naciones sudamericanas. El continente que de todo el mundo ha sabido menos de la guerra y más de la paz que cualquier otro durante este período tan difícil tiene derecho a la soberbia en el servicio que ha prestado a su propio pueblo y en el ejemplo que ha puesto ante el resto de la humanidad.

Así que la presente ocasión me ha atraído no sólo como apropiado para el intercambio de las felicitaciones ordinarias, sino como una sobre la cual estas contribuciones de América Latina en el liderazgo moral e intelectual podrían darse algo del reconocimiento que han merecido. No es posible hacer más que sugerir el tema. Pero una alusión tan fragmentaria a un campo tan atractivo, espero que pueda servir a un propósito útil. Valdría la pena el esfuerzo de hombres y mujeres que buscan medios para prevenir las guerras y reducir el armamento para estudiar las experiencias de las repúblicas americanas. Los encomiendo a la estrecha atención de todos los que quieren que la paz sea lo más segura posible y la guerra lo más lejos posible fuera de la tierra.

Entre los líderes cuyo valor y genio trajo la realización del sueño del Nuevo Mundo de la libertad con la independencia, ninguno fue movido por un horror más profundo de la guerra que San Martín. Ninguno de sus colegas daría más aprobación ardiente que él a la labor de estadistas posteriores que tenían una visión de un continente dedicado a la paz y al verdadero bienestar de su pueblo. A su sagacidad, más que a la de cualquier otro hombre, se debe la distribución del continente sudamericano dentro de sus actuales líneas nacionales, porque poseía la previsión del estadista junto con las cualidades del brillante soldado y el ansioso patriota.

Como ha ocurrido con demasiada frecuencia a los primeros benefactores de sus semejantes, a San Martín se le negó durante su vida los testimonios de gratitud y reverencia que otras épocas y todos los pueblos se han sentido orgullosos de regar sobre su memoria. Me han dicho que los monumentos a él se han dedicado en casi todas las capitales de Suramérica. Hoy el país que le dio a la causa de la libertad está presentando al gobierno de mi propia nación esta estatua de él. Es un deber bienvenido que me viene a mí, en nombre del Gobierno y el pueblo de los Estados Unidos, expresar su placer en aceptarlo. Que se mantenga a lo largo de los siglos como una inspiración para todos los que aman la libertad. Que sea un recordatorio adicional de la comunión entre la gran nación que da y lo que se honra recibir. Que sirva para mantener en las mentes y los corazones de toda la humanidad la realización del lugar noble y honrado que sostiene ese sistema republicano del Nuevo Mundo, del que fue uno de los primeros creadores.



El Sr. Presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge pronunciando el discurso en la Inauguración del Monumento del Libertador Gral. José de San Martín. Lo escucha atentamente el Sr. Embajador Argentino en los Estados Unidos Dr. Honorio Pueyrredón junto a su señora esposa Julieta Meyans de Pueyrredón, 28 de octubre de 1928.





Fuente: Discurso del Sr. Presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge pronunciando el discurso en la Inauguración del Monumento del Libertador Gral. José de San Martín, 28 de octubre de 1928. En Librería del Congreso de los Estados Unidos de Norteamerica. Reproducido en The Importance of the Obvious “A Blog on the Political Philosophy of Calvin Coolidge”






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