Los recuerdos del último duelista
Don Yoliván Biglieri habla en forma rotunda. Se acerca,
clava la mirada y hace pausas, seguro de que tiene un relato de alto impacto.
Lo dosifica y juega con el asombro. Hijo de un inmigrante italiano anarquista y
periodista de Caras y Caretas, heredó la pasión por las letras y hoy es
abogado, profesor y periodista. Pero su estirpe aguerrida en la pluma, la
espada y la palabra tiene un remate insólito: en noviembre de 1968 participó en
el último duelo que se hizo en Argentina.
A los 77 años es profesor consulto vitalicio de la
Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), a la que contribuyó a fundar.
Está en el padrón para elegir a los miembros del Consejo de la Magistratura y
continúa dando clases de Derecho Constitucional en el Centro de Extensión de
Rufino, que también ayudó a fundar. Además es apoderado de la Unión Cívica
Radical.
"Lo hago por vocación y por terapia, el que va a la
plaza va a morir", afirma, y en su boca eso es toda una definición. Fue
secretario de Raúl Alfonsín, quien le entregó una medalla por su medio siglo de
militancia radical, y asesor de Arturo Illia por más de veinte años. En algún
punto del relato detiene la cronología y saca una tarjeta amarillenta en la que
se lee "Coronel Juan Perón, Ministro de Guerra".
"Perón, que en ese momento era el hombre fuerte del
presidente Farrell, me dio personalmente su tarjeta cuando inauguramos el
partido de Lanús, donde yo vivo, y que antes se llamaba 4 de Junio", dijo
y agregó entusiasmado que desde entonces conserva su pasión por el derecho
municipal, que sólo se dicta en la Facultad de Derecho de la UNLZ.
Biglieri nació en Lanús, vivió en San Nicolás, se graduó de
subteniente en el Colegio Militar de la Nación, estudió Derecho en la
Universidad Nacional del Litoral y realizó su doctorado en la Universidad de
Buenos Aires. En Lanús fue director del diario "Autonomía", lo cual
se relaciona con el duelo del que participó .
Otro país, otros honores
El último de los duelos a muerte realizado en Argentina dio
casualmente la vuelta al mundo, ya que fue reflejado por el New York Times. La
foto del diario americano, al igual que toda la prensa argentina, reproducía
una escena todavía insólita: dos caballeros con el torso desnudo, sables en
mano y en posición de asalto, a su alrededor los rostros graves y tensos de
médicos y padrinos. Era el último duelo que se batía en el país para lavar el
honor, un código que ya quedó en desuso.
Pero no fue sólo primicia de Times, la noticia corrió por el
mundo, y los lances y las fintas se reprodujeron en todos los periódicos.
"Soy el último duelista del país, porque cuando los militares le dieron el
golpe a Illia los llamé traidores y uno de ellos, el brigadier Benigno Ignacio
Varela (hijo del Varela de la Patagonia Rebelde), me mandó los padrinos",
relató.
Lejos de retractarse por el epíteto que también había
aparecido en el diario "Autonomía", y del que se hizo responsable
como director, a pesar de no haberlo escrito, Biglieri aceptó el reto y les
dejó elegir las armas que finalmente fueron sables.
Por su parte corrió la propuesta del lugar, una quinta
alejada de Monte Chingolo. El amanecer del 3 de noviembre de 1968 marcó la hora
señalada.
El pacto era a muerte y con sable a corte, no se podía usar
la estocada. Los contendientes, afiatados esgrimistas, tensaron aceros y
miradas mientras llegaba la orden del director de desafío. A las seis dio por
iniciado el hecho que cerró la saga de los duelos políticos en el país, y en la
que también se anotaron Lisandro de la Torre, Hipólito Yrigoyen y Alfredo
Palacios.
El militar le hizo saltar los lentes al abogado periodista.
"Pero yo le bajé una oreja", arrecia Biglieri en su relato y califica
a Varela como el único militar valiente porque cuando perdió su espada, que
quedó de punta en el suelo, "se quedó para morir. Le podría haber cortado
la carótida y no lo hice, le dije que levantara el sable y siguiera
peleando". El duelo tuvo tres asaltos de dos minutos cada uno por tres de
descanso.
A esa altura y con varias heridas cada uno, los médicos de
ambos decidieron detener la contienda reglamentada y escrita en actas.
“Estábamos cortados y era más impresionante por el desinfectante que nos ponían
con algodón que era de color rojo", contó Biglieri y dijo que el
enfrentamiento también se detuvo por el clamor del dueño de casa que recién
dimensionó lo que estaba pasando en su patio cuando vio correr sangre.
Media hora de tensión en el fresco amanecer de aquel mes de
noviembre y el honor quedó lavado. Biglieri y Varela se retiraron sin saludarse
pero con el reconocimiento de la mutua valentía. La policía había rondado el
lugar sin éxito para impedir los lances, pero mejor suerte tuvieron los
centenares de periodistas del extranjero que habían llegado en chárter para
cubrir la visita de Aristóteles Onasis y Jaqueline Kennedy, y que finalmente no
se realizó.
Emboscadas
Para Biglieri, en aquella época los militares creían que los
periodistas y los abogados "eran todos tísicos, enfermitos, pero ese no
era mi caso", disparó desafiante.
El último duelo argentino se precipitó después de que un
general del Ejército, Pascual Pistarini, pronunció un insolente discurso que
presagiaba el golpe que finalmente le dieron al presidente Illia. Ante esa
situación, el gobierno radical iba a establecer la capital de la República en
Rosario (ver vínculo), apoyado por el general Caro y por su hermano, un
diputado peronista. Para eso el presidente había hecho unas gestiones que
fracasaron. "Ahí los llamé traidores y Varela reaccionó", relató.
Pero no fue la única escaramuza que Biglieri tuvo con los
militares, también los echó del velorio del general Aramburu, y cuenta que en plena
dictadura los criticó con dureza. Y aunque nunca más recibió padrinos, el
periodista debió soportar presiones e incluso alguna que otra emboscada
nocturna en la que empapelaron la imprenta y apalearon al sereno.
Un golpe de Estado detrás de la historia
Según Biglieri, el 29 de mayo de 1966 y con un discurso
insolente el entonces general Pascual Pistarini dio luz verde para organizar el
asalto a la Casa Rosada. Los servicios de información ya habían alertado a Ilia
que además había recibido el apoyo del comandante del II Cuerpo de Ejército en
Rosario, general Caro, quien le ofreció trasladar la capital de la República a
esta ciudad con el respaldo de sus fuerzas.
La estrategia incluía dejar sentado en un acta el apoyo de
los militares rebeldes al gobierno constitucional y sus autoridades, de modo
que al ocurrir lo previsible, quedasen descolocados frente a la opinión pública
como violadores del pacto firmado. Esta medida avalaría el traslado del
gobierno de Illia a Rosario y quitaría legitimidad a los golpistas.
Pero las cosas no ocurrieron así. Ni Pistarini ni sus
compañeros firmaron el acta, aduciendo que bastaba su palabra de honor para
apoyar al gobierno democrático. "Ya no hay nada que hacer", cuenta
Biglieri que dijo un enigmático Illia sobre el proyecto de traslado y que en
ese momento sólo conocían unos pocos.
Fuente: “Los recuerdos del último duelista” por Silvia
Carafa para el Diario La Capital de Rosario, 27 de mayo de 2001.
Puro huevos biglieri,todo un ejemplo!!!
ResponderEliminarMe llama la atencion esa foto, Biglieri parece ser un hombre mucho mayor, casi un anciano, pero sacando cuentas.. si en el 2001 tenia 77 años, en el momento del duelo tenia solo 44
ResponderEliminarMi padre amigo de Yolivan, falleció con 45 años ... dos años antes del "duelo" y tenían el mismo porte ... hombres gruesos, parecían gente mas grande de la edad real ..., la gente envejecia antes que ahora ... , saludo
EliminarMi Padre Norberto Julio Lanzani, era Vecino y amigo de Yolivan Biglieri al igual que de su hermano Nobel Biglieri, ellos habían participado del velatorio de mi Padre el 6 de Mayo de 1966, fecha que recuerdo muy intensamente yo contaba con 12 años ..., En el duelo participó como Padrino el Dr. Médico Jorge Najle, que era hijo de Don Abalen Najle, hijo del dueño de La agencia de venta de automóviles NAJLE, donde mi Padre trabajaba hasta el dia de su fallecimiento ...
ResponderEliminarfue mi profe en lomas, derecho constitucional, hermosos recuerdos
ResponderEliminarMI papá tenía la oficina en Pavon 4583 segundo piso y Yoliván ocupaba la oficina contigua. Cuando pasaron a retiro a Benigno Varela , Autonomía publicó, con letras enormes y en primera página: "Lo van a otro traidor", lo que motivó el duelo. Yoliván era grandote y siempre usaba anteojos negros con marco cuadrado y muy grueso. El dia siguiente del duelo, estuvo en casa. Tenía un cabrestillo que le sostenía el brazo derecho. Y estaba lleno de marcas resaltadas por el desinfectante que era rojo y rosado. Estaba de muy buen humor. Contaba que para practicar , había atado una maza a la punta del sable para fortalecer el brazo, y que cuando la sacaba, el sable era como una plumita...
ResponderEliminarVarela no era brigadier (jerarquía de fuerza aérea), era almirante, y no tenía ninguna relación con el coronel Varela (salvo la coincidencia de apellido). El duelo no era a muerte, era hasta que un contendiente quedara en inferioridad de condiciones. Varela no perdió una oreja.
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