En noviembre de 1963, el equipo económico que presidía el
doctor Eugenio Blanco realizó una reunión muy importante al a que asistieron el
ministro del ramo, el presidente del Banco Central, los secretarios de
Hacienda, Comercio e Industria y los subsecretarios. A esa reunión la había
convocado yo.
Se hizo con los sectores representativos de los trabajadores
de aquel momento: la CGT –que era realmente representativa y en la cual
revistaban el sector independiente que lideraba Diego Ribas y el justicialista
encabezado por José Alonso-.
Estuvo también todo el espectro empresarial, desde la Unión
Industrial a la Sociedad Rural. La propuesta del Poder Ejecutivo fue constituir
un organismo de concertación para elaborar conjuntamente –Estado, empresarios y
trabajadores- las medidas de coyuntura y establecer, al mismo tiempo, los
mecanismos destinados a lo que pudo llegar a ser un gabinete económico-social. Era
realmente una propuesta generosa, amplia incluso llena de humildad. La respuesta,
en la que básicamente coincidieron unos y otros, fue más o menos así:
“Ustedes los radicales
hace treinta años que vienen reclamando el Gobierno. Ahora que lo tienen,
gobiernen solos”
Yo salí de esa reunión humillado, amargado, avergonzado por
lo que significaba la respuesta de esos sectores que –se suponía- debían ser
los mas lucidos y progresistas del a sociedad. Creo que hoy esto no puede
reiterarse.
Fuente: CGT, el otro poder: personajes, pactos y políticas, crónica
íntima y claves del nuevo sindicalismo de Gustavo Beliz, Editorial Planeta,
1988.
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