Mi querido amigo Juan Carlos Raffo realiza una significativa
labor historiográfica recordando episodios de la historia y, especialmente, la
de nuestra provincia. Como muchos otros lectores sigo con especial atención sus
trabajos.
En la oportunidad que comento se afirma que en la elección
del Dr. Pedro Numa Soto como gobernador de la provincia en febrero de 1932 el
Colegio Electoral, sesionando en minoría, habría consagrado al primer
magistrado en una sola votación.
Como tal afirmación puede llevar a confusión, lo cual de
ninguna manera supongo es propósito del autor, afirmo por mi parte que el Dr.
Soto fue elegido por el Colegio Electoral sesionando con mayoría suficiente, y
que fueron necesarias cuatro votaciones para consagrarlo en tal alto sitial.
Para una mejor comprensión del tema traigo al recuerdo de
nuestros lectores como sucedieron los hechos que motivan este comentario.
Los partidos que habían coincidido en la elección de
candidatos a electores presidenciales en 1931, resolvieron votar separadamente
para la elección de gobernador vicegobernador. Los radicales
‘antipersonalistas‘ postularon los nombres del Dr. Pedro Numa Soto y el señor
Ismael Llano, el autonomismo designó al Dr. Diomedes C. Rojas y al señor Pedro
Resoagli y el liberalismo ‘pactista‘ al Dr. Ercilio Rodríguez y al señor Arturo
Achinelli.
El partido liberal ‘rupturista‘, partidario de la
Concordancia en el orden nacional, pero enfrentada en el orden provincial había
proclamado candidatos a los Dres. Leopoldo Sosa y F. Benigno Martínez. Por su
parte una escisión del sector juvenil de ese partido conformó una ‘Alianza
Socialista-Demócrata Progresista-Juventud Liberal‘ que proclamó candidatos
gubernativos al Dr. Delio J. Martínez y al señor Víctor Navajas Centeno.
Los resultados electorales en la provincia no definieron el
panorama de la futura gobernación, ya que ninguno de los partidos logró el
número de electores necesario, que conforme a la constitución entonces vigente
requería el número de 14 para consagrarla.
Los liberales ‘rupturistas‘ lograron el mayor número de
sufragios 28.469 contra 22.426 de los autornomistas, 5.781 de los radicales
antipersonalistas, 3.704 de la Alianza, y 1.545 del liberalismo ‘pactista‘.
Hecha la adjudicación, de acuerdo al sistema de la proporcionalidad y a la
división de la provincia en secciones electorales, los primeros obtuvieron 11
electores; los segundos 11, los antipersonalistas 3 electores y la Alianza 1
elector.
La elección gubernativa quedó diferida para los primeros
días de febrero del año siguiente, Las conversaciones seguían realizándose,
advirtiéndose que uno de los electores ‘antipersonalistas‘ era contrario a las
tratativas en marcha, razón por la cual se solicitó su exclusión argumentándose
la existencia de una condena penal en su contra, pero la Intervención Federal
no se hizo eco de ello, señalando que ello era atribución del cuerpo, es decir
del Colegio Electoral.
Reunido el mencionado cuerpo electoral, se discutió acerca
de quien debía presidirlo y al no haber acuerdo, los electores autonomistas y
dos antipersonalistas se retiraron, quedando el cuerpo sin ‘quórum‘ con la sola
presencia de los liberales rupturistas, 1 socialista y un antipersonalista.
Lo que empezaba a parecer insoluble tuvo un desenlace
imprevisto, pues el elector de la Alianza señor Juan Gandulfo, que estaba
actuando de acuerdo con los liberales rupturistas, sufrió un accidente
automovilístico resultando con heridas bastante serias, que determinaron su
internación en un hospital. Como Gandulfo no estaba en condiciones de asistir a
las reuniones del Colegio Electoral se hizo necesario hacer un nuevo sorteo
para nombrar a su reemplazante.
Los electores concordancistas se reunieron en minoría bajo
la presidencia del elector más antiguo, el señor Tomás Ubeda, autonomista, para
analizar las razones por las cuales la Intervención no convocaba a nueva
reunión, atribuyéndose esa postura a un propósito de favorecer una solución a
la que no fuera ajeno el Partido Liberal. Cuando los electores intentaron
reunirse nuevamente, encontraron cerrado el edificio de la Legislatura y
custodiado por conscriptos del Ejército.
Se produjo entonces la renuncia del Interventor Federal y
sus ministros a consecuencia de haber asumido el Gral. Agustín P. Justo y las
autoridades nacionales recientemente electas. El funcionario actuante en nombre
del gobierno, convocó al Colegio para una reunión del día 24 de febrero. Los
trece electores presentes dispusieron que se trajese por la fuerza pública a
los renuentes, pero informándose que ninguna había podido ser hallado, se
resolvió realizar el sorteo para reemplazar al señor Gandulfo inhabilitado para
concurrir. Resultó desinsaculado el señor Bernardo Cisneros (Socialista), y en
reemplazo del elector ‘antipersonalista‘ impugnado se procedió a sortear al
señor Eduardo Mohando Soto.
Finalmente, el Colegio Electoral se reunió al día siguiente
con ‘quórum‘ suficiente, estando presentes, junto a los anteriores, los
recientemente sorteados,. pero faltando el antipersonalista señor Angel Acuña, que
hasta ahora había asistido normalmente.
Puesto a votación, en las tres primeras obtuvo 13 votos el
Dr. Pedro Numa Soto, número insuficiente como se ha señalado, y 1 voto el Dr.
Delio J. Martínez.
Seguidamente se propuso un cuarto intermedio, transcurrido
el cual, el elector socialista manifestó que su partido había resuelto dar su
voto al Dr. Soto, después que los candidatos antipersonalista y autonomista
aceptaron incluir en los programas de sus partidos algunos puntos del programa
del Partido Socialista.
¡París bien vale una Misa! Habría pensado más de uno.
Efectuada entonces la cuarta votación, el Dr. Soto obtuvo el
voto de los catorce electores, siendo proclamado Gobernador de la provincia por
el presidente de la Asamblea.
En la elección de vicegobernador realizada seguidamente, se
realizaron cinco votaciones sucesivas, obnteniendo 12 votos el señor Pedro
Resoagli, autonomista y 2 votos para el antipersonalista Dr. Ismael Llano. En
la sexta, Resoagli obtuvo los 14 votos y fue proclamado Vicegobernador de la
provincia.
Se había solucionado una vez más el conflicto provincial
pero no sin que quedaran rastros de los duros enfrentamientos producto de las
estrategias empleadas por ambas partes, en las que una vez más descolló la rara
habilidad política del senador Vidal para moverse en ese terreno, en el que
poco antes había logrado ser elegido Senador Nacional y conseguido la
vicegobernación para un hombre de su partido.
Fuente: “Acerca de la elección del doctor Pedro Numa Soto” por
el Dr. Ricardo J.G. Harvey en el Diario “El Litoral” del 14 de noviembre de
2005.
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