HECTOR HIDALGO SOLÁ
UN AÑO DESPUES
Hace un año ya, un grupo de personas desconocidas, con despliegue
de automóviles, en Av. del Libertador en su intersección con Av. Pueyrredón,
interceptó y secuestró al señor Héctor Hidalgo Solá, nuestro esposo y padre, en
ese entonces embajador de nuestro país ante la Republica de Venezuela.
Hacia muy pocos días que se encontraba en Buenos Aires, con
motivo de un acontecimiento familiar. ¿Quién o quienes pudieran disponer de ese
operativo en menos de una semana? ¿Por qué fue secuestrado? Hidalgo Solá se identificó
permanentemente con los ideales democráticos, con la paz y la unión de los
argentinos y con el repudio constante y permanente a la violencia y a la
subversión.
En el desempeño de su cargo de embajador, al que fue
convocado por el actual gobierno, realizó una tarea sin descanso para
fortalecer los vínculos políticos y económicos de nuestro país con la Rep. de Venezuela.
En este país hermano fue reconocido como un autentico amigo y a él se debe
mucho de la feliz concreción de la visita de nuestro presidente a Caracas.
A pesar del dolor y de la angustia que su desaparición nos
provoca, fieles a su pensamiento de unión y paz entre los argentinos, no
quisimos hacer otra cosa que denunciar el hecho ante las autoridades
correspondientes y confiamos en la acción del gobierno que no permitiría
pasivamente el secuestro de su embajador en pleno centro de Buenos Aires. No
tenemos duda alguna de la preocupación que este hecho provocó en las más altas
autoridades gubernativas y agradecemos profundamente las reiteradas nuestras de
comprensión y simpatía que hemos recibido del Señor Presidente de la Nación y
otros altos funcionarios.
Pero lamentablemente no tenemos conocimiento de las medidas
adoptadas tendientes a esclarecer el hecho, en que sentido se han orientado y
si las investigaciones continúan si pausa para determinar el paradero de
nuestro ser querido.
No hacemos reproches, señalamos hechos. Porque si así no lo hiciéramos,
después de nuestro voluntario silencio de un año, no estaríamos cumpliendo con quien
con su presencia nos llenó de felicidad, nos brindó los mejores ejemplos y nos
enseñó a tener fe en los destinos de nuestro país y en la vocación democrática
de sus hombres.
Tenemos puesta nuestra e en Dios Nuestro Señor. Confiamos en
su retorno libre y salvo a nuestro hogar, porque nos resistimos a creer que
puedan existir hombres capaces de sacrificar fríamente a inocentes persiguiendo
vaya a saber que oscuros designios. Perdonamos a quienes con su predica falaz
pudieron ser responsables indirectos de este hecho. Agradecemos la presencia y
solidaridad permanente de quienes probaron ser nuestros amigos.
A ellos le pedimos una oración hecha con Fe y Esperanza en
Dios Nuestro Señor ya que solo con su ayuda todo es posible.
DELIA GARCIA RUEDA DE HIDALGO SOLA y sus hijos: ADRIANA, FERNANDO,
MARCELO Y DIEGO.
Delia García Rueda de Hidalgo Solá durante el juicio a las juntas |
Fuente: A un año de la desaparición del Embajador Héctor
Hidalgo Solá, solicitada en el Diario La Prensa, 18 de julio de 1978.
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