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jueves, 23 de marzo de 2017

Ernesto Quiroga Micheo: "Croto y linyera, con distintos rumbos" (11 de agosto de 2012)

El excelente artículo publicado en Rincón Gaucho el 26 de mayo pasado, si bien en el título los distingue como distintos personajes (croto y linyera), en el texto la autora no aclara bien la diferencia entre esas palabras. Existe una disparidad sustancial entre ellas. Cuando nuestra patria era una de las principales potencias del mundo, venían de los países europeos, principalmente España e Italia, los llamados "inmigrantes golondrinas" para ayudar a levantar la cosecha. La gran mayoría volvía a sus países de origen, motivo por el cual eran denominados con el nombre de esa ave. Algunos se quedaban, logrando a fuerza de esfuerzo y trabajo convertirse en pequeños chacareros o arrendatarios de campos.

Poco tiempo después de asumir José Camilo Crotto la gobernación de Buenos Aires, deseando aliviar los problemas de los braceros, el 7 de enero de 1920 dictó el decreto Nº 3. Por el mismo se establecía que a partir del 1º de febrero de 1920 se les proporcionaría a los obreros de la cosecha que carecieran de medio de transporte, los pasajes ferroviarios. A tal fin, el Departamento Provincial de Trabajo debía publicar con quince días de anticipación al levantamiento de la recolección, el número de obreros que se necesitaban en cada región y los salarios. A cada uno de ellos se le debía entregar un carnet en el que se debían especificar los datos personales y la clase de trabajo que había efectuado en épocas anteriores. En dicho carnet se debía señalar la buena o la mala conducta de dichos obreros en el citado trabajo.

Fue así cómo ese trabajador tomó el nombre del gobernador y, al hacerlo, perdió una letra "t". El mismo tuvo su origen cuando los jefes de estación contaban los braceros que viajaban con pasaje gratuito en los ferrocarriles, los enumeraban en voz alta diciendo: "Van por Crotto", luego esto degeneró en "son de Crotto", hasta llegar al "son crotos". Finalmente iban en los techos de los vagones de carga, como yo recuerdo haberlos visto en mi juventud.

Mientras el croto buscaba trabajo, el linyera quería libertad, independencia y soledad. Su nombre probablemente provenga de "lingerie", vocablo francés destinado a designar a la ropa interior que tenía en sus atados. Los linyeras llevaban al hombro un prolijo paquete cuadrangular que los italianos denominan "lingera". Además portaban la "bagayera", palabra derivada del español "bagaje" o del italiano "bagaglio", que quiere decir equipaje. Este es un atado de tamaño menor donde guardaban la olla y la pava, y dentro de ellas sus cubiertos, el mate con su bombilla y un plato hondo enlozado.




Fuente: “Croto y linyera, con distintos rumbos” por Ernesto Quiroga Micheo autor del libro “Crotto: historia de una ingratitud” en La Nación del 11 de agosto de 2012.

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