El país atraviesa una etapa que lo llevará, con dependencia
a la autodeterminación; del estéril fraccionamiento a la existencia de grandes
corrientes populares auténticamente representadas en la dirección y
lineamientos de una política verdaderamente democrática, de las organizaciones
sindicales divididas y anarquizadas, a la formación de un movimiento sindical que
debe ser vanguardia y columna vertebral del impulso que nos llevara a
realizarnos como Nación.
El 23 de febrero los argentinos votaron un programa de acción
nacional que trasciende cualquier ámbito partidario y que tiene una meta:
transformar el país en una gran potencia con capacidad para dar a todos sus
habitantes oportunidad de trabajo.
Para ello hay que concretar tres objetivos fundamentales:
legalidad, paz social y desarrollo económico.
Estos objetivos se han ido cumpliendo en medio de presiones,
golpes, amenazas y agitaciones de todo tipo, y de la metódica campaña de perturbación
de los sectores reaccionarios, que se esforzaron por impedir la participación de
las masas populares en la ejecución del programa victorioso, creando un clima
de agitación social que emplazara al gobierno, obligándolo a adoptar medidas
represivas, con lo cual se verían forzado a divorciarse cada día mas de su base
popular. Sin base popular el plan de desarrollo, verdadero destinatario de la
ofensiva de los intereses antinacionales, no podría realizarse. El frente de
unidad nacional del 23 de febrero se desintegraría y el gobierno carecería de
sustento para ejecutar su programa.
La situación del mundo gremial en febrero de 1958 era caótica,
más grave aun por el dramático panaroma que ofrecían las finanzas del país. Entre
el 23 de febrero y el 1 de mayo de 1958 se registraron más compromisos con el
exterior de tal modo que al recibir el nuevo gobierno, nos encontramos con un déficit
en la balanza de pagos que aproximadamente 1 mil millones de dólares, que debía
sumarse a la equivocada conducción económica del gobierno provisional.
El crédito exterior se encontraba totalmente comprometido y
la posibilidad de conseguir la ayuda del capital extranjero, enervada por
viejos pleitos (ANSEC, CADE, DINIE) que nadie tuvo coraje de resolver y que por
el contrario, fueron demagógicamente agravadas antes de las elecciones.
Las divisas habían sido liquidadas igual que los planteles
ganaderos, la instauración de un régimen aduanero al sur del paralelo 42,
aparte de haber constituido uno de los mayores focos de inmoralidad
administrativa, desenvolvió la peligrosa tendencia de segregación de la
Patagonia. En definitiva se había afirmado nuestra condición de apéndice económico
tributario del capital foráneo.
Los hechos producidos por este gobierno desde entonces: ley
de amnistía, derogación de las leyes represivas (ley de residencia),
restablecimiento de todas las libertades constitucionales, de opinión, de
prensa, reunión y agremiación; sanción de la ley de asociaciones profesionales
y de la ley de nacionalización de las fuerzas energéticas y ejecución y rápida
del plan de desarrollo.
El camino recorrido de la transformación económica torna ya
inevitable el cambio de nuestra condición de país colonial hacia una forma
superior de desarrollo e independencia.
Pero este cambio solo puede alcanzar su generalización social
y geografica si lo promueven todos los sectores sociales, todas las energías
de la Nación. Si los trabajadores se limitan a ser los agentes pasivos de esta transformación,
es obvio que puede sobrevenir un lineamiento vertical en el que la riqueza sea
manejada por los monopolios, no interesa si nacionales o extranjeros, con los
cuales los ideales de justicia social serán postergados.
Fuente: Alocución del Titular del Comité Nacional de la UCRI
senador Alfredo García, al referirse al tercer aniversario de los comicios del
23 de febrero de 1958 que llevaron al poder al actual mandatario Dr. Arturo
Frondizi, 23 de febrero de 1961.
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