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jueves, 8 de septiembre de 2016

Donald Kennedy: "Homenaje a los Hermanos Kennedy" (20 de noviembre de 2009)

El 23 de marzo de 2009 el Concejo Deliberante de la ciudad de La Paz (Entre Ríos) denominó la ruta de ingreso a la ciudad "Hermanos Kennedy" (proyecto presentado por el concejal Hugo Segovia). A raíz de la iniciativa del HCD, el 20 de noviembre de 2009 por la tarde se inaugura una placa en el arco de acceso a la ciudad. El acto es convocado por los los familiares de los 3 revolucionarios; adhieren el Municipio local y el CEHAJ.

35 años de docencia universitaria no han conseguido que me sienta cómodo hablando en público.

Para los que se pongan a calcularme la edad a partir de este dato les aclaro que comencé a los 20. Y les anticipo que no podrán resolver la ecuación porque les falta otro dato.
Si. No me gusta hablar en público. Pero me lo pidió mi querida prima Maria Elena. La bella y exuberante María Elena Franchini Kennedy. Típica representante de las Kennedy.

Quien cae bajo los encantos de María Elena no se escapa más. Y a mí me pasó ya hace tiempo.

Además siendo el mayor de los varones de la descendencia directa, al día de hoy en circulación, sentí una cierta obligación con ellos, mi padre y mis 2 tíos que formaron aquel trío por quienes estamos hoy aquí, en un acto que creo que ellos jamás pensaron que algún día ocurriría

Esto no será una exposición brillante pero siento que estoy de antemano relevado de culpa y cargo porque soy Ingeniero de profesión. Los ingenieros sacamos patente de troncos para estas cosas.

Está mi hermano menor: Duval. Pero también es ingeniero y yo tengo algunas vivencias que el no.

Ahí va entonces la troncada y como ven no he hecho el introito tradicional de dirigirme a las autoridades, etc.

Pero a ellos y a todos los que bregaron por esto, están dedicadas especialmente estas palabras. Ya los mencionaré enseguida.

¿Qué me pidió Maria Elena? Me pidió que dijera unas palabras de agradecimiento a estos hombres que con su voluntad y esfuerzo han conseguido que nada menos que la ruta de entrada a La Paz lleve el nombre de Hermanos Kennedy.

Me refiero a Mario Raspini, el prof. Marcelo Faure, el intendente José Nogueira y el concejal Hugo Segovia.

y como siempre ocurre en estas cuestiones, se que al hacer nombres casi seguro que quedan algunos que son muy merecedores de este reconocimiento y no son nombrados.
Hago de ello responsable a María Elena.

Es un agradecimiento, pero es también y mucho un reconocimiento. En el sentido de reconocer el propio mérito de los propulsores y ejecutores de esta acción. ¿Porque mérito? Ya lo diré.
Por supuesto que aquellos que ostentamos el apellido Kennedy o aún no ostentándolo son del linaje, sentimos fuerte emoción y orgullo al ver que ese apellido denomina una importante avenida, paso forzoso de los que entran o salen de la ciudad.

Esto alimenta nuestra vanidad ¿Y quien está desprovisto de ella totalmente?

Sin una cuota más o menos grande de vanidad habría cosas muy importantes que no se hubieran hecho en la historia de la humanidad. Inclusive en la ciencia. Ni hablar de la política.

Pero los hombres no somos por nuestros padres o nuestros antepasados. Somos por como somos y por lo que hacemos.

En una época en la China cuando alguien se destacaba se ennoblecía a los padres.

Porque ellos lo educaron. Lo prepararon para lograr lo que logró.

Objetivamente, lo que reconocemos, es que estos hombres públicos, funcionarios o no y todos los que han bregado por esto, han tenido la inteligencia de ver que era bueno dejar una referencia para rescatar del olvido de las futuras generaciones de lapaceños, una epopeya que no es solo el acervo, la propiedad de la familia Kennedy sino también y mucho de la ciudad de La Paz y del pueblo entrerriano.

Y están rescatando eso. Y ese logro los tiene que llenar de satisfacción, de legítimo orgullo.

Y entre todos los que pusieron su voluntad y empeño, los que son hombres públicos que detentan el poder que les entregó el Pueblo. Pudieron. Pero quisieron antes.

Y me gustaron muchísimo los términos de la Ordenanza. Me encantaron, como se usa decir ahora. Y me complace felicitarlos también por eso.

Señores. Muchas gracias y felicitaciones. A todos, funcionarios o no.

Este acto de denominar una avenida, que en realidad creo es la culminación de un movimiento revisionista que han llevado adelante varias personas, hombres públicos, funcionarios o no, hace justicia a la memoria de esos tres señores conservadores que fueron los hermanos Kennedy.

¿Como conservadores?

Si . Conservadores de lo que la nación había ganado institucionalmente después de largas luchas de las que participaron muchos hombres que bregaron para lograrlo.

Hombres con mayúscula.

Lleva muchas horas de lectura enterarse de aquellas apasionantes luchas de tantos años.

Y fue un hito la revolución del 90.

Hombres que ya entonces ponían en riesgo sus vidas, y sus haciendas y porque no decirlo, con frecuencia, el futuro de sus familias.

Democracia republicana. Comicios limpios, respeto a la voluntad de las mayorías y otras cosas que en nuestro país se fueron logrando lentamente, pero que parece difícil de conservar y periódicamente se escurren como agua entre los dedos. De eso trataron de ser conservadores esos hermanos Kennedy y muchos otros que también lucharon por lo mismo.

Y aquí en La Paz no fueron solo ellos. ¡Que va! Fueron muchos.

Basta ver en el muy bien documentado libro del Dr Roberto Cesáreo las largas listas de los castigados por la participación en la cosa.

Y los Kennedy ¿fueron revolucionarios?

No lo creo. Revolucionario fue Uriburu que quería instaurar un régimen de corte fascista.

El derrrocamiento del gobierno legítimo por el general Uriburu está considerado hoy unánimemente como uno de los mayores errores y origen de muchas de nuestras desventuras, aún por personas de fuerte raigambre conservadora.

¿Y el General Justo?

Un restaurador. Pero de los vicios de la entonces antigua política de la minoría (culta y hábil por cierto) que detentaba el poder y hacía lo que fuere para conservarlo.

Pero volviendo al hecho concreto de esta cuestión de la denominación de una calle o avenida.

Gregorio Pomar. Con mucha justicia, porque fue un obstinado luchador por la restitución de esos valores que recién mencionamos, amigo y hombre muy apreciado por mí padre ¿no tiene acaso ya hace años una calle en la ciudad de Bs As que lleva su nombre?

¿No tiene una avenida en la ciudad de Corrientes?

Pomar. Sublevación en julio de 1931 del Regimiento 9 de infantería con asiento en Corrientes.

Jefe militar de la partida del fracasado intento de sublevación del Regimiento de Concordia en el año 33.

En Concordia. Mario Kennedy estaba a su lado codo a codo, recibió dos balazos de Mauser y cruzó el río Uruguay a nado.

Eduardo y Roberto ya no fueron de esa partida ¿por qué? ¿Estaban acobardados?

No.
Esto tiene respuestas. Pero no las voy a decir aquí.

Algunos se preguntan porque entonces ese justo homenaje a Pomar y no a los Kennedy

Tengo idea de porqué. Al menos en parte. Pero tampoco lo voy a decir aquí.

Y al fin y al cabo. El levantamiento conducido por los Kennedy. ¿No era en realidad uno más de tantos movimientos que hubo desde fines del siglo diecinueve y sin mayor trascendencia dada su limitación local y su fracaso? ¿Qué tanto escombro y reivindicación entonces?

Yo creo que si el movimiento se hubiera concretado a nivel nacional y triunfado. Lo de la Paz, con los Kennedy y toda la larga lista de hombres Lapaceños que se comprometieron con ellos y por ellos tal vez hubiera tenido ínfima significación en el conjunto.

Y tal vez no se hubieran escrito esas dos o tres líneas que figuran en algunos libros que tratan globalmente la historia nacional.

En mi opinión, lo especial del caso es lo que vino después del fracaso.

Y hay un factor geográfico que me parece que muchas veces pasa desapercibido pero que aquí jugó un papel muy importante y que potencializó el riesgo de todos esos Lapaceños. Los Kennedy y los que los seguían en la patriada. Y fue determinante en lo que siguió después.

Es muy fácil ver que es muy distinto estar en Concordia o en Paso de los libres o en Monte Caseros o en Corrientes, que en La Paz. Población media mediterránea, cuartiterranea diría si me permiten el chascarrillo.

En todos los otros casos mencionados la frontera está ahí nomás. Esto lo experimentó el mismo Mario Kennedy en Concordia 1933 donde pudo pasar al Uruguay aún con dos balazos encima.

En la Paz si fracasabas estabas tronado. ¿De que te disfrazabas? Como se dice popularmente.

Si ir desde aquí, en modernos autos, a Corrientes lleva unas 5 horas. Se imaginan lo que hubiera sido la opción por Curuzú Chalí al Paraguay. Sin ayuda ninguna?

Creo que no hubieran llegado y yo no podría estar hablando aquí porque no existiría.

Yo creo que, concientemente o no, estos hombres que han bregado para tributar este homenaje, lo que más que nada hacen es un homenaje a la lucha del ser humano por su vida y su libertad en condiciones muy adversas. Lucha que esta vez terminó con un verdadero triunfo.

Homenaje a una novelesca epopeya que mantuvo en vilo a todo el país durante más de un mes en una larga retirada Perseguidos tenazmente por un lado. Y por otro ayudados por parientes, amigos, o gente cualquiera, que hasta por el solo hecho de no delatar su presencia en algún lugar pusieron lo suyo. Entrerrianos, correntinos…

Una gran partida. Con muchos actores donde unos (amigos, parientes, el pueblo) triunfaron porque esos tres hombres se salvaron.

Porque, si nos imaginamos lo que habrá pasado por las mentes de los hombres en la cúpula del régimen al enterarse del movimiento y la situación desesperada en que estaban ¿Qué habrán dicho?

Allá en La Paz hay unos idiotas que se mandaron una chirinada y quedaron aislados.

Vamos a hacerlos de goma para que sirva de escarmiento a otros y se dejen de joder. Son un puñado. Están acorralados. No tienen escape. Va a ser fácil.

No lo consiguieron. Fracasaron.

Y cuando los perseguidos estuvieron a salvo y las radios uruguayas lo anunciaron, casi la nación entera estalló de júbilo.

Los lapaceños, los entrerrianos, los correntinos que ayudaron, triunfaron, porque esa salvación fue una derrota estrepitosa de los usurpadores. Una bofetada en la cara.

Y salvando respetuosamente las enormes diferencias en magnitud y categoría, porque lo único en común es la lucha contra un opresor. Me vino a la memoria un bello pasaje de nuestro hermoso himno nacional:

“San José, San Lorenzo, Suipacha, ambas Piedras, Salta y Tucumán.
Son eternos letreros que dicen, aquí el brazo argentino triunfó.
Aquí el fiero opresor de la patria su cerviz orgullosa dobló”

Se cantaba a los triunfos sobre una opresión. La española.

Se imaginan como la hubiera pasado Vicente Lopez y Planes si lo pescaban los realistas?

Señores. Lo que ustedes están haciendo es un homenaje al ser humano que jugado por sus convicciones, acorralado y casi perdido lucha por su vida y su libertad. Y consigue salvarse.

Ese fue un gran triunfo pero no solo de ellos. Ellos, fueron entrerrianos, fueron lapaceños. Y ustedes señores, inteligentemente se dieron cuenta de eso y honran a su ciudad con este recuerdo...

Ricardo Lopa, abogado y escritor . Hombre de Boedo. Uno de los que tomaron este tema. Me dijo mientras conversábamos en un bar de Bs. As. que a él le gustaría saber un poco como veíamos a los Kennedy, nosotros sus hijos.

Y eso me sugirió terminar estas palabras dando unos pantallazos de ellos, desde nuestra óptica. Y pido disculpas a mis primas si hablo más de Mario mi padre, que naturalmente es a quien más conocí.

La vida de ellos, de los tres, fue una vida normal, de luchadores. De empezar de nuevo de cero y levantarse. Y sobrevivir lo mejor posible, ya los tres con familias. Porque el único casado antes de los hechos de la Paz era Roberto. El que arriesgó más en ese sentido.

Yo los conocí como muy respetuosos de la ley y amantes del orden.

Alternaban con personas de todas las clases sociales.

Considerados, igualitarios y nunca poniéndose por encima de nadie.

Mi padre nunca nos hablaba a nosotros del levantamiento de La Paz, ni de lo de Concordia. Creo que por nada en especial. Simplemente no se cuadraba. En el día a día estábamos en otra cosa. Como nosotros, que hay muchos episodios de la vida que salen como tema con los amigos y no con los hijos. Y viceversa.

Las durezas del exilio las supe por mi media hermana y madrina Maggi Kennedy que me malcriaba en mi niñez.

Esas durezas las recordaba a veces pero sin drama y sin rencor. Más bien se acordaba de las travesuras que compartía con Robertito Kennedy, hijo de Roberto

Ambos imposibilitados de estar aquí por razones de salud. Es una pena.

Solo teníamos el privilegio de escuchar de aquellos hechos, de fuente directa, cuando iban amigos y buscaban el tema.

A veces, en el fondo de la casa de la calle 3 de abril en Corrientes, mi padre hacía unos asados al asador (a la cruz dicen ahora) con leña de quebracho colorado, como no los he vuelto a comer en mi vida.

A esos asados iba el Tte. Cnel. Villamonte, medio pariente nuestro por la línea Cárdenas y jefe del Regimiento 9, el mismo que sublevó Pomar en 1931 y dos primos Cordobeses de mi madre, abogados los dos, uno de los cuales, fue por un tiempo Fiscal de Estado de la Provincia. Y ahí sí. Le preguntaban y el relataba. Recuerdo mucho lo de Concordia aunque yo tenía algo así como 5 años porque el relato atrapaba.

Pero la historia la supimos más bien por los escritores. El uruguayo Yamandú Rodriguez que escribió en caliente. Y después de mucho tiempo los que retomaron el tema. Roberto Cesario, González Rebolledo, Ricardo Lopa. Cada cual en un estilo diferente y diferente al de Yamandú.

A los escritores. Nuestro reconocimiento y congratulación por lo que han hecho.

A mi padre lo recuerdo por aquellos años saliendo por las mañanas correntinas de verano con su traje blanco de hilo y sus sombreros de ala ancha que compraba por catálogos en Fumagalli. También los compraba Eduardo en Buenos Aires y me parece que también Roberto.

Y otro día salía de bombachas de campo y Alpargatas (aunque no al centro sino a los arrabales donde tenía amigotes que criaban gallos de riña), lo que no nos gustaba nada porque éramos citadinos y era como un quemo que tu padre saliera así de campesino.

Eduardo hacía lo mismo en Florida con una bombacha bataraza.

¿Porqué lo hacían? No se. Ya estaban de vuelta de todo.

¿ Y la vida cotidiana?.

Austera, pero con buena mesa. Hombres de su hogar. Gran caminador para mi tormento porque me llevaba con él y me costaba seguirle el paso.

Recuerdo humoradas como cuando saludaba a algún personaje por la calle de una a otra vereda con un “adiós amigo” y por lo bajo me decía… “de lo ajeno”

Algunos días de taciturno. No le duraba mucho.

Gran lector por aquellos años. Especialmente de historia.

¿Y los otros dos hermanos que se quedaron en Buenos Aires?

Eduardo era nuestro favorito porque tenía gran carisma y un muy buen humor. Muy buena onda con los chicos. Cuando iba a Corrientes era una fiesta.

Roberto? Más rudo pero para nosotros simpático y afectivo. Gran conversador y relator de historias del campo.

Los tres, fuertes personalidades. Los tres elegantes en el vestir.) Los tres corteses y caballerescos en el trato con todo el mundo. Así los recuerdo.

¿Eran hombres perfectos? No. Tenían sus defectos como cualquiera. . Pero para que traerlos aquí…

Y no quiero cerrar esto sin mencionar algo que siento íntimamente desde que pude razonar con objetividad sobre estas cosas.

Los hombres que combatieron a los Kennedy por obligación, por cumplir su deber merecen nuestro respeto y homenaje. Es la otra cara de la moneda.

Me refiero a los que lo hicieron de a pie por decirlo de alguna forma.

Que tirar bombas o ametrallar desde los aviones sin fuego antiaéreo no tiene riesgos.

Pero hay que tener valor y mucho para enfrentarse a eximios tiradores que no tenían otra opción que combatir con las armas, por su vida y su libertad.

Que en las guerras, lo peor debe haber sido la corta distancia, el cara a cara con el otro.

El tú o yo. Lo peor el cuerpo a cuerpo.

Porque, cuando no se pelea por convicción o por necesidad, me imagino que el primer impulso debe ser darse vuelta y correr. Y por algo en algunos ejércitos los oficiales llevaban una pistola.

Finalmente quiero reiterar el homenaje y reconocimiento que merecen todos aquellos que los ayudaron en su larga retirada. Familiares, amigos, pueblo. Entrerrianos, correntinos. Que eso no se hace sin comprometerse y correr riesgos. Es jugarse y mucho.

Y también a Mito Colombo, a Marta Kennedy, a Miguel Kennedy que ya hace años no está, por conservar tan bien aquello.
Sabemos que no fue ni es fácil.

A todos muchas gracias.

Nada más










Fuente: Palabras de Donald Kennedy hijo de Mario Kennedy, en el Homenaje por la designacion de la Ruta de ingreso a La Paz con el nombre de "Hermanos Kennedy", 20 de noviembre de 2009.

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