“El General Roca
conocía a los hombres, y su juicio en los últimos días de su vida, aparece
sincero, no; lo desapasionado. Veía y juzgaba sin mezclarse en la lucha, y es
muy verosímil que haya visto bien”
“Tanto más valedera
esta opinión por venir de un hombre que fué adversario en todas las horas de la
Unión Cívica Radical. Lo que hay en el fondo de ese juicio es que el general
Roca ve como nosotros que no puede haber otra solución para el país que la
presidencia del doctor Yrigoyen.
“En cuanto al ofrecimiento
hecho por el doctor Emiíio Civit en su nombre y en el del gobernador de Buenos
Aires señor Ugarte, se comenta por si solo.
“Si fuera el éxito el
ideal de la reparación con haberlo aceptado se obtendría los sesenta electores
de Buenos Aires, y también la mayoría y la minoría de Mendoza, es decir se
aseguraba la Presidencia. ¿Donde hay el ejemplo de una declinación semejante?
“Tanto el general Roca,
como el señor Ugarte veían la solución en el doctor Yrigoyen”
Horacio Bernardo Oyhanarte
Horacio Bernardo Oyhanarte
Buenos Aires, Febrero
1916.
Señor Doctor Horacio Oyhanarte.
Querido compañero:
Sabiendo que usted está terminando un libro de actualidad
política, me siento inducido a comunicarle dos referencias de ese orden de que
tengo conocimiento personal, y son las siguientes:
Como usted sabe mantengo una amistad antigua y cordial con
el doctor Emilio Civit, y en una de nuestras entrevistas hace meses, me enteró
de que un mes más- o menos antes de fallecer el general Roca en una
conversación que tuvieron le manifestó 'que
era su opinión y convencimiento que la Unión Cívica Radical tendría una
preponderancia fatal e inevitable en los destinos del país, y que a su juicio
eso era lo mejor que pudiera ocurrir para garantía del porvenir y tranquilidad
de la nación".
"Si los radicales
gobiernan mal—continuaba el dos veces presidente de la República al dos veces gobernador
de Mendoza, —sería una justificación a los gobiernos anteriores. Y si lo
hicieran bien, lo que él creía, sobre todo si tenían el buen tino de llevar a
la primera magistratura al doctor H. Yrigoyen, sería una suerte para todos, —lo
que por otra parte era de esperar tratándose de un hombre público de larga
actuación, lleno de prestigios ganados en momentos difíciles y reconocidos sin
distinción de colores políticos por eminentes hombres públicos de notoria
significación y por la opinión sana de todos los argentinos. Su autoridad
indiscutida, su integridad y patriotismo, recalcaba el general Roca, serian para
el país en todo tiempo prenda de .seguridad y de confianza.
“Yo miro sin
sobresaltos, añadía, la evolución política que se está operando a impulsos de
un partido con nobles aspiraciones y que tiene a su frente un hombre
ampliamente probado".
En cuanto a la segunda, alude a un ofrecimiento, que el
mismo doctor Doctor Civit hiciera por mi intermedio al Dr. Yrigoyen hace tres o
cuatro meses, en su nombre propio y en el del señor Ugarte, consistiendo en
ofrecerle todo el concurso de sus respectivos elementos políticos a favor del
triunfo presidencial de la Unión Cívica Radical, sin ninguna compensación y
solo como una coincidencia que consideraban patriótica, y sin más condición que
la de que el doctor Yrigoyen fuera el candidato.
El doctor Yrigoyen me contestó en el acto, que hiciera
presente al doctor Civit que la Unión Cívica Radical estaba consagrada a una
reparación fundamental en el orden moral y político de la República sin
prevenciones algunas contra nadie y sí para bien de todos; pero con reglas de
conducta invariables e impertérritamente conducentes a sus fines, por las
cuales toda y cualquier coincidencia política con otras agrupaciones era
absolutamente incompatible
Que se apresuraba a dar la respuesta para que dichos señores
no fueran a retraerse de cualquier otra solución política por la esperanza de
que en algún momento incidiera ser posible esa coincidencia con la Unión Cívica
Radical, puesto que jamás ni en ningún caso lo sería.
El doctor Civit se concretó a lamentar tanta intransigencia,
cuando el ofrecimiento era tan generoso y en nada la comprometía.
Que estas gratas informaciones que le doy contribuyen a
mayor abundamiento de la suma de luces, con que su noble alma iluminara el gran
faro de nuestras consagraciones inquebrantables del más irreductible apostolado
política.
Su amigo Afmo.
Diógenes Aguirre.
Fuente: El Hombre: “Hipólito Yrigoyen,
apóstol de la democracia” de Horacio Bernardo Oyhanarte, Editorial Claridad, 1945.
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