Durante mi enfermedad sucedieron los episodios de la lucha
en pro y en contra del funcionamiento de universidades privadas, innovación del
gobierno anterior que figuraba en el programa del Presidente como candidato
autorizado por la Convención Nacional partidaria.
La oposición a este propósito, (que había sido concebido
dentro de un plan de desarrollo y de múltiple competencia docente), fue
instrumentada políticamente para sumar contingentes universitarios a otros
sectores concertados para voltear al Presidente. Se conjuncionaron entonces,
los universitarios, con los parlamentarios, militares, prensa grande,
presionando mediante huelgas de jueces, médicos, obreros y policías, un frente
para eliminar al Presidente Frondizi. Algunos dirigentes estudiantiles pretendian
que, como colaborador del Presidente, lo abandonase en esa emergencia,
renunciando. Así utilizarían mi nombre y posición, como un arma mas para la acción
circunstancial.
En los dias en que me encontraba en situación de salud mas
delicada, un grupo dirigente, cuya filiación ideológica se conoció al conocerse
los nombres, pretendió actuar en mi domicilio, que por pedido mío, no tenia
vigilancia militar ni policial, para "exigirme", decían (yo tenia indicación
medica de no leer, ni escribir, ni conversar), "una definición reformista"...
Lo cierto es que, independientemente de aquello que cada cual pueda preferir
personalmente, la Reforma nunca prefirió el monopolio estatal de la enseñanza,
ni la corrección de la cláusula constitucional que establece el derecho de
enseñar y aprender, ni nunca se pronuncio contra la enseñanza privada ya
existente en los ciclos formativos, primario y secundario de nuestra enseñanza.
Además, todo el sistema docente de la Reforma se estableció
sobre la libertad de enseñar, que tal cosa fue la docencia libre; la docencia
libre, el gran tema no cumplido, salvo algunas muy episódicas excepciones.
Parece que la Reforma ha olvidado que la provisión del profesorado no fue
instituida en 1918 sobre la base de un solo acto, llamado "concurso",
que ahora aparece como la ultima palabra de la perfección, sino sobre la base
de la "docencia libre", es decir, del concurso cotidiano y
permanente. Tal las Bases de Córdoba en la formación y provisión del profesorado.
Libertad de enseñar que tiene, en adecuadas proposiciones, la correlativa
libertad de aprender aquella que libra el alumno de obligación a la asistencia,
precisamente, para que esta libertad de aprender quede garantizada. La
periodicidad de la cátedra es otra garantía. Es decir que el docente libre
triunfante como titular de cátedra en la selección, tiene en su favor un
contrato pero con término, o sea susceptible de renovación o distinta adjudicación
cuando venga.
Hasta ahora las Universidades privadas autorizadas por ley
no han respondido a los anuncios de sus promotores. Ni en el tipo de enseñanza
ni en la calidad de la enseñanza.
En cuanto a lo primero, han insistido repitiendo las Escuelas
ya existentes en la Universidad del Estado, correspondientes a la "Universitas
Litterarum", sin que aparezcan los estudios prometidos con vistas al
desarrollo económico. En cuanto a lo segundo, las cátedras suelen proveerse a
veces al nivel de la enseñanza secundaria.
Son además, escuelas de pudientes y este es un aspecto
critico ya observado por varios sacerdotes y objeto de consideración especial
del concilio de obispos iberoamericanos, reunido en 1968 en Medellín.
Fuente: Vida de un político argentino: convocatoria de recuerdos, Gabriel
del Mazo
Plus Ultra, 1976.
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