El comicio demostró:
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Que la UCRI aumentó substancialmente su caudal de votos
superando a los demás partidos en San Luis, Catamarca, Santa Fe, Formosa,
Corrientes y la Capital Federal.
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Que el Justicialismo directamente o a través de
alianzas circunstanciales, alcanzó el triunfo en la provincia de Buenos Aires y
otros nueves distritos.
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Que los partidos que se limitan a una política
declamatoria pierden gravitación y adherentes.
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Que la Unión Cívica Radical del Pueblo ha visto
disminuido su fuerza electoral, al punto de que resulta solo precaria vencedora
en Córdoba.
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Que la inmensa mayoría del pueblo quiere una política
de paz y respeto por el orden legal y que por lo tanto repudia toda tentativa
de avasallamiento de la soberanía popular.
En esta elección se vio divididas y enfrentadas a las
fuerzas triunfantes el 23 de febrero. Un sector pone la nota en el desarrollo
(UCRI) y otro en la justicia social (peronista), pero que ambos conceptos habrán
de marchar en el futuro paralelamente. El hecho objetivo evidenciado por el
escrutinio será el pronunciamiento masivo del electorado por el desarrollo económico
y la distribución equitativa, términos que se acercarían ahora a una síntesis.
Esta vez las fuerzas marcharon divididas, por la presión
conjunta de la reacción interna y de la reacción internacional.
Pasado el momento terrorista de 1959, podría haberse
reeditado la unión contra la reacción de 1946 y 1958 en vez de la fragmentación
presente.
Producto del hecho de la división entre la UCRI y el
peronismo, y consecuentemente el dilema “violencia contra violencia” o
respuesta a la violencia con la unión indestructible de nuestras fuerzas. Me pronuncio
por esta última elección, porque ello permitirá elegir el terreno de nuestra
lucha ya que ahora eligen ellos.
La relación de fuerzas en el campo de la violencia es
favorable a los enemigos del pueblo, pero nada podrá construirse a espaldas de
lo popular. Reconozco el poder del antiperonismo que aquí es necesario
encontrar un punto de coincidencia con los demás sectores para desenvolver el
proceso nacional.
No predico el olvido del pasado, sino su incorporación responsable
a la conciencia de todos los argentinos de modo que solo nosotros, los
argentinos podamos intervenir en la discusión y solución de los problemas que
nos afectan y hacerlo por la vía pacifica sin enfrentamientos violentos. Si este
objetivo no fuera alcanzado estaríamos a merced del enemigo exterior y destruiríamos
en la lucha intestina toda posibilidad de engrandecimiento nacional y de
bienestar popular.
Fuente: Declaración del Sr. Rogelio Frigerio ex Secretario
de Asuntos Económicos y Sociales de la Presidencia y autodefinido inspirador del
movimiento de integración nacional sobre los resultados del comicio, 21 de
marzo de 1962.
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