La ceremonia que se acaba de realizar como el comienzo de la
etapa final de normalización de la vida sindical argentina, que representa el
logro de ese común anhelo que le es propio al gobierno, a los trabajadores y a
todos los que en la Argentina realizan su acción con sentido constructivo y con
sentido auténticamente nacional.
El Poder Ejecutivo confía con responsabilidad en la labor de
los dirigentes gremiales no solo porque ellos traducen el sentir de la clase
obrera, sino también porque encauzan sus problemas en inquietudes. No le cabe
duda sabrán desarrollar la preocupación política del quehacer sindical, porque
si bien es loable la primera, no podemos olvidar que cuando se manifiesta fuera
de sus ámbito especifico índice negativamente sobre el vigor y sobre la cohesión
que debe tener un movimiento que nuclear y nunca divide a los trabajadores
argentinos. El Ministerio de Trabajo seguirá abierto a las inquietudes de la
clase trabajadora, quien desde hoy en más tendrá una nueva y autentica voz, la de
vosotros, señores miembros de la comisión provisional de la Confederación
General del Trabajo.
Cierto está que es necesario el imperio pleno de la ley. Cierto
está que contribuiréis al logro de un objetivo que nace y tiene vigencia desde
los orígenes mismos de nuestra Nación: lograr un pueblo fuerte, unido en
permanente superación, pero que lo quiere hacer en paz, con dignidad, sin
tutelajes, como lo exige, porque no decirlo su orgullo nacional y su profundo
amor a la libertad.
No es esta hora ni de rendir ni de exigir cuentas.
El pasado quedó atrás, cualquiera sea ese pasado nuestro.
En este presente no puede juzgarse un pasado sin construir
un futuro. Es hora ya de que abandonemos lo que nos separa y breguemos por un
mañana que nos reconcilie definitivamente.
Fuente: Palabras del señor Ministro de Trabajo y Seguridad
Social Dr. Guillermo Acuña Anzorena en el acto de traspaso de la Confederación
General del Trabajo a la Comisión de los 20, 16 de marzo de 1961.
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