YRIGOYEN
Ha sido el más eminente conductor civil de nuestro pueblo.
Otros grandes tuvieron capacidad genial y temple heroico; ninguno como él su unción
democrática, su fe en el hombre como entidad sagrada y universal, su vivencia y
conjuro prospectivo y mágico. Ninguno como él encarnó la autenticidad de su
pueblo. En la actitud hierática del elegido, fue “el portador de la canastilla
de mimbre en donde el alma del pueblo, sobre su lecho de arcilla, despierta al
devenir”. El movimiento popular que Yrigoyen representa y conduce durante un
tercio de la vida nacional, constituye la primera posibilidad cierta en toda
nuestra historia de expresión integral de lo argentino.
Yrigoyen fue un místico político y un demiurgo de nuestra
realidad. Pero a diferencia de los demás, concibió a la patria como existente,
no en las cosas, ni en las construcciones artificiosas de la mente, sino en el corazón
sentimental, capaz de ensueño y ardimiento de las multitudes, y en su carne
misma, lacerada y doliente. Y él traza en nuestra historia el primer ademán
desenvuelto y firme de la ascensión de su pueblo, que por fin yergue sobre el
légamo primordial. El alienta durante cuarenta años “seculares”, con la
“excelencia de una meditación superior” y con el contagio apostólico de su espíritu,
la demanda de las multitudes patrias ansiosas de ser, de crear, de traducir
para el lato servicio humano el alma de nuestro pueblo, inexpresada y retorcida
por el vasallaje social y mental de un siglo de vida del país.
AUTONOMIA DEL PROPIO QUERER
Contextura de Reformador. Firmes convicciones. Voluntad
persistente e indominable. Maduración arraigada de ideas madres y troncales en posesión
de lo profundo. Por veces palabras simbólicas: “Causa”, “Reparación”, “Régimen”,
“Contubernio”; síntesis calificativas para definir y para armar al pueblo en la
contienda. Su pensamiento escrito, dogmático, sobrio, peculiarismo, sin
contradicción, es así como el tema conductor –de vuelo lírico y entonación dramática
de una vasta sinfonía en desarrollo, rimada en la identificación con su pueblo
y con su historia.
Inigualdad, fidelidad consigo mismo, porque su concepción de
fondo no es solo modulo intelectual y pensamiento con grandeza, es doctrina
viva y polémica de toda la nacionalidad, en su defensa, instauración y destino,
enunciada por un gran jefe desde las posiciones más eminentes y responsables de
la propia acción que desenvuelve.
Yrigoyen quebró todos los esquemas conocidos. Tomó las masas
como unidades, en vez de las unidades por masas y reivindicó al hombre aislado
y anónimo en la comunidad nacional. Lo concitó como ciudadano y como hombre,
vale decir, como la voluntad civil capaz de integrarse y como espíritu autónomo.
Lo nacional deja de ser ejecutoria falsa de grupos detentadores y no puede
expresarse ya como entelequia de doctrina extraña, ni como heráldica de
símbolos externos. Si la nación es ahora el pueblo, lo nacional es una
comunidad palpitante e inequívoca en la plenitud del espíritu con que todos los
hombres del pueblo se animan y expresan. Por eso, lo que él llamó Reparación
Fundamental, fue una proposición y un tema de lucha que incidieron
desechadamente sobre la medula de nuestros problemas. Era junto con un
desagravio al pueblo perpetuamente desestimado u ofendido, el planteamiento de
la cuestión nacional sobre un plano primario, previo y básico, que hiciera
posible erigir las construcciones plenarias del futuro.
LA CANALLA ARGENTINA
Nominada en el poema colonial de Barco Centenera, allá en la
penumbra inicial del siglo XVII, para diferenciarla de la gente “de figuración
y suelo”, solo aparece en el trabajo esclavo o en la leva de los ejércitos de
Mayo. Con ella se exornó demagógicamente una revolución de ciudad con palabras
francesas, insertada en un régimen feudal. La grande epopeya, la de los Andes,
conquista para el drama, el grande escenario, pero sobre él la movilización del
pueblo es casi simplemente corpórea. Conmuévase si un mundo paralizado, en el
fervor de la estirpe innominada, que luego es raza ecuestre en montonera. Mas
el caos del Año Veinte no pudo verter todo lo fecundo que traía en su seno, y
prosigue por treinta años la subordinación feudal de las masas en todas las
“figuraciones y desfiguraciones” con que la historia las designa. Multitud
“canalla argentina”, alma americana sojuzgada y doliente. Pampa inmensa sin
alumbramiento.
La clase territorial se afirma y sus titulares formulan
pactos señoriales. La “organización” tradujeses en equilibrio adecuado de
intereses materiales con el signo de la Gran Aduana y en la identificación con
el programa de Europa. Llega como un imperativo de prohombres, el apotegma pragmático:
“hacer el país”. Es decir, colocarle el sistema como un sombrero, y luego
encimarle códigos y estructuras; en vez de que el sistema surja de la vida
misma, del organismo, como la copa de un árbol.
De la dictadura de los saladeros, al gobierno estancia con
forma constitucional. Cría de vacas y absorción de tierras; y siempre, matanza
de indios. Frenesí del proceso de materialización propugnado desde mediados de
siglo. Con el capital colonizador, la hipoteca de la libertad. Estado a la vez
servil y tirano. Usurpación representativa.
Y al final, el peculado y el fraude erigido en Régimen. “Descomposición
de mercaderes donde nada se agita por ideal alguno”. Los pueblos, “entidades automáticas
que explotar”, friso de su propio drama, coro de la farsa trágica.
Oídlo a Yrigoyen:
“Han avasallado todas las formas de la majestad de la patria, han injuriado y escarnecido todos los atributos morales, y si no la han jugado en las carpetas del mundo y no la han puesto bajo sus dominios personales, ha sido por imposibilidad material de poder hacerlo totalmente”. “Por eso la Republica se ha alzado en armas y lo hará tantas veces como se lo marquen sus sagrados deberes y sus augustos fueros. Si así no lo hiciere, seria indigna de si misma y de la misión que la Providencia le ha fijado en la escena universal”
“Han avasallado todas las formas de la majestad de la patria, han injuriado y escarnecido todos los atributos morales, y si no la han jugado en las carpetas del mundo y no la han puesto bajo sus dominios personales, ha sido por imposibilidad material de poder hacerlo totalmente”. “Por eso la Republica se ha alzado en armas y lo hará tantas veces como se lo marquen sus sagrados deberes y sus augustos fueros. Si así no lo hiciere, seria indigna de si misma y de la misión que la Providencia le ha fijado en la escena universal”
Y he aquí que Yrigoyen congrega al pueblo argentino por vez
primer en su historia para tratar su vida y su libertad:
“La nación ha dejado de ser gobernada para serlo por si misma”.”El Régimen tuvo absolutamente subvertido el orden publico, haciendo que los pueblos fueran para los gobiernos y no los gobiernos para los pueblos.”
“La nación ha dejado de ser gobernada para serlo por si misma”.”El Régimen tuvo absolutamente subvertido el orden publico, haciendo que los pueblos fueran para los gobiernos y no los gobiernos para los pueblos.”
Por eso será necesario reemprender la historia “partiendo de
las bases del derecho común”, en la inspiración fundamental e imperturbable de
que es de la entraña social, de la vida propia de los pueblos, de esa “fuente
natural y sana”, de donde surgen las grandes orientaciones, las grandes
determinaciones de la justicia social y de la creación característica.
“La autonomía es de los pueblos, no de los gobiernos”. Y
como los grandes trazos de nuestra historia expresan el drama social y cultural
del desequilibrio metropolitano, Yrigoyen reivindica “la igualdad de las
provincias hermanas en la indivisible solidaridad de los pueblos”. Cuéntese
que, así como el espíritu de un hombre es federal, toda región con personalidad
debe serlo de análogo modo. “Vitalizaremos todos los individuos y todas las
regiones de la patria”. El federalismo argentino es el signo anticipado de la
grandeza nacional; signo del genio del suelo y del pueblo a revelarse en una
creación futura pero integral.
Por eso, Yrigoyen, demócrata esencial, jamás quiso prefijar
programas, en el respeto de la personalidad nacional. Y rehuyó el racionalismo
de formulas, porque era primordial la fe y el sentimiento. Ocupose de los gérmenes
más que de las fuerzas logradas, de la luz más que del objeto, del calor, que
el alma de la sangre. Una vida individual hacia adentro del hombre, una vida
nacional hacia dentro del continente.
La gran demanda consistía en abolir lo gentilicio de hecho, elaborándolo
en sustancia ecuménica y espiritual. Y esta revolución que habría de nutrirse
de los jugos más nobles, solo podía ser concitada por fuerzas morales.
Lo yrigoyeneano aparece así como reacción americana e
idealista en nuestra política y como requisitoria histórica a la concepción
materialista y utilitaria que estaba impuesta en la vida social de nuestro
pueblo. Yrigoyen propugnó según su propio decir, una vida más espiritual y
sensitiva y el ejercicio de un apostolado humano de la más vasta trascendencia
que resumiera en su concepción toda la nacionalidad. Por eso la Unión Cívica
Radical, que es caudal y cauce de este movimiento histórico, no esta planteada
de esta suerte, como un partido político, como una militancia de “orden común”.
No es una parcialidad que luche en su beneficio. Es una unión ciudadana, una
fraternidad de profesos que comulga una religión civil de la nación. No
advertirlo es caer en todos los errores de apreciación crítica o de conducta
ciudadana en su seno. El poder deber para ella solo una contingencia de su acción.
Es necesario estar aprestado por si llega, pero el gobierno es “solo una
realidad tangible”, mientras que la Unión Cívica Radical es una corriente histórica,
un apostolado humano de entraña emotiva y de pulsación radical. Radical porque
viene y va a la raíz y esencia de la vida universal y de la nación. Radical
porque tal es la irrenunciable condición de intransigencia que surge del propio
imperativo moral de una patria que se juega. Si; “hay que empezar de nuevo”
para restaurar y reconstruir las bases primordiales de la nación; “y si todo
pudiera doblegarse a las eficiencias del poder, mas imperativo aun seria
permanecer inquebrantables”.
Desarrollar los intereses materiales había sido el motivo
casi exclusivo de la concepción política en auge. Las fuerzas mecanizadas, los
hombres sin fe, America como episodio de colonización. Las cosas sofocando a la
libertad. La cantidad ahogando al hombre. Una incesan tienda esperaba los
bajeles que traerían de fuera los trajes con que vestir nuestra civilización
postiza.
Pero así como el sufragio universal fue instrumento primero
para la movilización política y el alumbramiento civil de la conciencia
nacional, Yrigoyen auspició desde el gobierno el grande movimiento, hoy
continental, de la Reforma Universitaria, que surgía aquí por obra de la
juventud junto con esa incorporación del pueblo a la vida nacional.
Y ella fue el reclamo emancipador de la nueva generación
americana en la esfera de la cultura. Lo tengo dicho, que el acceso del
ciudadano a la vida nacional como el acceso del estudiante a la vida
universitaria, son dos índices do un mismo fenómeno. Son aspectos distintos de
la misma lucha por la integración orgánica de nuestra nacionalidad. El
vasallaje social por las oligarquías políticas, dueñas del poder y de la riqueza,
consumía nuestro aliento vital, del mismo modo que en el orden educativo el régimen
de tutela mental que ejercieron, sofocaba nuestro porvenir en los retoños del espíritu
naciente.
Con la muerte del gran republico se cierra un ciclo de la vida
nacional y su espíritu se inmortalizara en la devoción popular. Esto quiere
decir que un nuevo proceso se abre en los umbrales que pisamos y que la nueva construcción
debemos proseguirla bajo la egida de su gran espíritu, o como el dijera:
"bajo la estrella de su ensueño esforzado". Nuestra libertad ha sufrido,
pero se ha hecho mas honda allí en su seno natural En el fecundo caos nacional
e internacional que sobrellevamos y traspasaremos, precipitados los acontecimientos
internos por la crisis de un orden social que se derrumba universalmente,
nuestro pueblo deberá proseguir — sin apartamientos ni desviaciones — la transformación
que guió su gran interprete y conductor. La nueva época habrá de caracterizarse
como una gesta por las garantías sociales de la libertad. Juntamente con el ejercicio
de la libertad política, hija de la conquista radical, debemos estructurar un
nuevo régimen económico y social para garantirla, asegurando con una democracia
de los bienes, el nuevo orden social y político.
"La democracia no consiste solo en la libertad política",
expreso Yrigoyen en ocasión memorable: "Falta fijar las bases primordiales
de nuestra constitución social". De este modo la democracia deberá integrarse,
sojuzgando y disciplinando la economía para enriquecer la libertad de loS
hombres. La Unión Cívica Radical, al constituir la nacionalidad sobre sus
cimientos primordiales no so1o profesa un sentido universal, americano y
nacional de culto humano, sino que considera la correlativa exigencia, en punto
de proceso, de conquistar .junto .con los instrumentos de la liberación política,
el sistema de garantías sociales contra el privilegio económico que ahoga la
libertad. Así como Yrigoyen defendió la tierra y el subsuelo de la voracidad
imperial o de la entrega traidora, debemos hacer posible la vigencia plena de
la libertad individual, colocando el patrimonio común bajo el amparo o posesión
de un Estado ampliamente nacionalizado
Pueda así nuestro pueblo, en la total posesión de su cuerpo
y en la total tenencia de su espíritu, ser Señor de sus bienes imperecederos.
Ser como el mismo, para que su creación corresponda a lo inmortal del hombre, y
ponga su nota, su acento propio y argentino a su esencia universal.
Las mismas premisas e inspiraciones que alcanzaron la concepción
espiritual y política de la reintegración fundamental de nuestra nacionalidad,
tuvieron con Yrigoyen su transporte continental y universal correlativo: proyección
Argentina en los ámbitos del mundo A la soberanía de cada ciudadano como
hombre, de cada Estado provincial dentro de la comunidad nacional, corresponde
la soberanía de cada una do las naciones en su concierto. El destino de cada
nacionalidad se realiza e integra como el espíritu de un hombre en la gesta
total humana: "nupcias de tierra y cielo, tiempo y eternidad",
Dijo el presidente Yrigoyen: "Ninguna nación puede ser
tratada desigualmente, ni invadida su soberanía por creación artificial alguna"
Cada entidad nacional debe cumplir según su propia inspiración,
su parte en los destinos de la humanidad. "La Nación Argentina se siente
poderosa para llevar al seno de la humanidad, su concurso, íntimamente
convencida de que, al fin, la suprema justicia se impondrá en el mundo."
En ninguno de los aspectos de la obra proteica de Yrigoyen
se advierte como aquí su sentido mesiánico, su sacerdocio humano. Quiso hacer
de su patria lo que el llamo en documento definitivo, "un emblema de la
paz universal". Fue un grande americano y un esforzado cultor de la
fraternidad humana. En momentos históricos reivindico a los pueblos sometidos,
alego qua "Los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos
para los pueblos" y formulo "su credo americano por la sustentación
fundamental de las soberanías de las naciones". Y así como vivió en su
patria "custodiando sus altares" y " dándole toda la savia moral
y positiva de su vida" quiso infundir mundialmente el nuevo estilo que aquí
nacía como preanuncio de destino glorioso. "La nación argentina —dijo a la
Sociedad de Naciones— no esta con nadie ni contra nadie, sino con todas para el
bien de todas; y lleva en su definición, la unción santa de una nueva vida
universal''.
Este es el gran patriarca del pueblo y firme abanderado de
su causa nacional y universal.
Este es el gran espíritu rector qua debe inspirar la obra
del futuro si somos dignos de continuar- la. Maestro primero de la democracia
nacional. Gran Precursor de la construcción venidera. Bien pudo decir en
paginas inmortales: "he cobijado bajo el viento de demencia de los míos la
chispa argentina de las forjas de la epopeya", "como el alucinado
misterioso que los refractarios motejaron de una devoción incomprendida,
irreductiblemente identificado con la patria misma"
Pero sobre su tumba de Poeta y Artífice civil, más que
coronas y flores y cantos, tendremos que colocar "la espada de un soldado
de la libertad".
GABRIEL DEL MAZO
Fuente: El Pensamiento Escrito de Yrigoyen “Compilacion
Antologica” por Gabriel del Mazo. Cuadernos de FORJA Año I – Publicacion Quincenal
– Buenos Aires ,3 de julio de 1936 N°2.
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