El Senado y Cámara de Diputados,...
Art. 1°.-
Denomínase "Entrada Granadero Aliberto Rodrigáñez Ricchieri" a la
puerta de ingreso de la Casa de Gobierno (Casa Rosada) de la calle Balcarce N°
50 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Art. 2°.-
Comuníquese al Poder Ejecutivo.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Todos los años con la presencia del Sr. Presidente de la
Nación, se lleva a cabo la ceremonia del relevo simbólico de la custodia de la
Casa Rosada. Por orden del Primer Triunvirato, el General San Martín crea el
Regimiento de Granaderos a Caballo. En el año 1907 fue instituido como Custodia
Presidencial, durante la Presidencia del Dr. José Figueroa Alcorta.
El Sr. Andrés Bufali publicó en La Nación del 28 de Junio de
2006 y en su libro "Secretos Presidenciales", una reseña de los
acontecimientos del derrocamiento del Presidente Illia el 28 de junio de 1966.
El día previo estaba en servicio como Jefe de Guardia en la Casa de Gobierno,
Aliberto Rodrigáñez Ricchieri, Teniente de Granaderos a Caballo, de 24 años.
El granadero Aliberto Rodrigáñez Ricchieri descendía de los
Rodrigáñez que le habían regalado al Coronel San Martín su famoso caballo bayo,
y pertenecía también a la familia del general Pablo Ricchieri, que recreó el
Regimineto de Granaderos a Caballo.
El día mencionado, el Teniente Rodrigáñez Ricchieri es
informado de que tropas militares se acercan a la Casa de Gobierno, con
intenciones de coparla. Sólo dispone de una treintena de Granaderos con sus
sables, fusiles y un par de ametralladoras. Coloca las armas automáticas en
posición, ordena bloquear las puertas, y con sus treinta Granaderos decide
ofrecer resistencia. Comunica a los sediciosos que, si siguían avanzando,
inmediatamente abriría fuego, y que no permitiría que ocupasen la Casa Rosada.
En esas circunstancias, el general Julio Alsogaray telefoneó
al coronel Marcelo de Elía, el jefe de Granaderos. El coronel le dice al
general que el teniente tiene razón, que está cumpliendo con su deber y con la
tradición del regimiento, y que va a defender al presidente de la Nación hasta
el último cartucho y luego con los sables.... Aún más, le aclara que, aunque la
resistencia sea inútil, no sólo no va a ordenarle al teniente que se rinda,
sino que también él mismo, el propio coronel, ya ha alistado al Regimiento de
Granaderos completo para marchar en auxilio del teniente. La orden que daría a
su tropa sería la de "atravesar el
cerco que el Primer Cuerpo del Ejercito ha tendido alrededor de la Casa de
Gobierno, y morir intentándolo...".
Adentro de la Casa Rosada, en tanto, el brigadier Pío Otero,
Jefe de la Casa Militar, intenta convencer al Dr. Illia de que renuncie. Le
señala que de todas maneras será tomada la sede gubernamental, pero con varios
muertos. El presidente sólo admite que el personal administrativo deje la casa
de gobierno. Otero habla con el general Alsogaray. Le pide que por nada se
conteste con fuego a un balazo que salga de la Casa Rosada. Alrededor del
presidente, jóvenes radicales han llenado su despacho. De pronto, Illia sale
rumbo al dormitorio presidencial. Todos coinciden en un pensamiento: ¡Se va a
pegar un tiro! Con extrema emoción comienzan a cantar el Himno Nacional. Illia
le pide su arma al edecán militar, pero éste se la niega y le dice:
"Señor, mi primer
deber es interponerme entre el Presidente de la Nación y la muerte".
El general Alsogaray, le dice al brigadier Otero que irá
personalmente a pedirle la renuncia a Illia. Otero le hace notar que eso es
demasiado peligroso, que muchos jóvenes radicales están armados y que podrían
atentar contra él. Alsogaray replica que es un riesgo que debe afrontar. Y
enfila hacia la Casa de Gobierno.
Antes de entrar al despacho presidencial, le ordena la
rendición al teniente Rodrigáñez Ricchieri. Éste le responde:
"Lo siento mi
general. Mi obligación es defender al presidente de la Nación".
El general -dicen los testigos- observó al granadero con
furor, pero también con admiración. Luego Alsogaray entra en el despacho
presidencial donde Illia firma fotos para sus correligionarios. Como el
presidente ni se digna mirarlo, el militar de un manotazo le arranca la pila de
fotos. Recién ahí Illia lo mira. Alsogaray le pide la renuncia. Illia no le
contesta.
Tras mucho hablar, el brigadier Otero logra al fin convencer
al presidente de que releve a los granaderos de la suicida misión de
defenderlo. Illia acepta.
El joven Teniente Rodrigañez Ricchieri se presenta delante
del Presidente y le comunica que está dispuesto a resistir con sus treinta
granaderos.
_ "Sr. Presidente
tengo treinta hombres para resistir lo que sea" - dice el Teniente.
_ "Agradezco su
actitud Teniente, pero no quiero que se derrame ni una sola gota de sangre de
los granaderos"- contesta Illia.
El Presidente amaba a los Granaderos,
ya que él, durante su servicio militar, había sido uno de ellos.
Luego Otero informa al general Alsogaray que no habría
resistencia militar.
El resto de la historia ya la conocemos. Con este golpe de
estado se abría la puerta a años y años de desencuentro entre los argentinos.
Este proyecto pretende ser un merecido reconocimiento del
pueblo argentino para aquellos que defendieron las instituciones democráticas
en todo momento, incluso en las peores condiciones, actuando con la hidalguía y
el honor que su función les exigía.
Por lo expuesto y las razones que se expresarán en
oportunidad de discutirse el proyecto, solicitamos su aprobación.
Fuente: Proyecto de Ley – Exp N° 5533-D-2013, Denomínase
"Entrada Granadero Aliberto Rodrigáñez Ricchieri" a la puerta de
ingreso de la Casa de Gobierno (Casa Rosada) de la calle Balcarce N° 50 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires del señor senador Federico Pinedo.
Este proyecto, con forma de artículo, lo tenía publicado con el títutulo "Illia evitó muertos en el golpe de 1966", en mi página Congreso Abierto desde el 1 de octubre de 2013. Cuando escribí la nota "Illia, el Presidente que nunca debió ser" lo busqué y, en el apuro, no lo encontré. En el acto de homenaje a Illia, el presidente Macri reconoció con la Orden al Mérito Militar en Orden Gran Cruz al coronel retirado Adalberto Rodrigañez Ricchieri presente en el acto. Cometí el olvido y lo voy a reparar pero Clarín y La Prensa -no vi La Nación pero la buscaré- no dijeron una línea de lo que era público y evidente. Seguramente porque el valiente granadero vive no se ha puesto su nombre a la entrada de la Casa de Gobierno como pidió Pinedo en su proyecto sin seguramente saberlo. Hecha esta aclaración en torno a mi nota felicito a Alan Pavon por el aporte.
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