Cuando termino de
hablar el Dr. Carlos Washington Lencinas eran cerca de las 9 de la noche y el
Senado paso a cuarto intermedio hasta las 10.
Los Senadores
contubernistas cenaron en el buffet del Congreso, consecuente con las palabras
iniciales de sus debate “de que ya sabia que nada podría modificar la resolución
del Senado, porque era terminante la orden que le impartiera el Sr. Yrigoyen, a
los diversos sectores”, el Dr. C. W. Lencinas, se retiró definitivamente.
Pero habiéndole
comunicado un amigo, a eso de las 11 y 30, que el senador Del Valle, había
aludido al Dr. José Néstor Lencinas, irrumpió en el recinto para replicarle, en
una conmovida y valiente improvisación que enmudeció al Senador Del Valle y a
los demás gubernistas, que aceptaron en silencio su lapidario juicio, de que lo
que afirmaba Del Valle, “solo lo decían los perversos, villanos y mal
intencionados”.
Agregó que todo eso
probaba que el Sr. Yrigoyen jamás había sido un amigo sincero del Dr. José Néstor
Lencinas, “por lo cual se sentía muy conforme y honrando con cuadrársele al
frente”.
(La carta del Dr. José
Néstor Lencinas al Dr. Alem en 1893, que reproducimos al principio de este
libro, es la mas rotunda rectificación a la impostura del senador Del Valle. Esa
reproducción de la carta y las notas relativas son suficientes para desvirtuar
la afirmación de que el Dr. José Néstor Lencinas “recién actúo por influencia
de Yrigoyen en 1905” ).
Sr. senador electo
Lencinas: Pido la palabra.
Mi presencia, señor presidente, en este momento, en forma
tan imprevista, obedece a que acabo de tener conocimiento de que en mi
ausencia, el senador señor del Valle se ha referido a dos circunstancias que
afectan la memoria del ciudadano a quien rindo el mejor homenaje todos los días,
que es mi padre. Se ha referido el señor del Valle a una carta-renuncia y a
otro episodio en el cual quiere disminuirse la fama y reputación austera y
puritana del doctor José Néstor Lencinas.
En el primer caso debo decir que esa referencia es absolutamente
falsa e inexacta y que lo único que prueba, señor presidente, es que el señor Hipólito
Yrigoyen nunca fue un amigo sincero del doctor José Néstor Lencinas; y he aquí',
entonces, como la historia y los hechos posteriores me han colocado justificadamente
frente a ese ciudadano con la ventaja de que tengo una juventud por delante y
muchos anos de vida todavía.
Es absolutamente falso que el doctor José Néstor Lencinas
haya tenido el propósito de renunciar el cargo de gobernador ante el señor Hipólito
Yrigoyen, presidente de la Republica en esa época, con el objeto que se ha
manifestado en esta Cámara. Esa actitud de mi padre no tuvo otro alcance que
demostrarle al señor Yrigoyen que en Mendoza, a pesar de todos sus caprichos,
de todas sus intromisiones injustificadas, el pueblo nuevamente lo iba a
plebiscitar. Fue un acto de amistad del doctor José Néstor Lencinas, que no lo
alcanzo a interpretar ni a comprender el señor Yrigoyen en ese momento.
Es doloroso que se traigan estas cosas al seno de este recinto,
es triste para la historia de la política del radicalísimo de mi país, en el
que mas que el entrelazamiento de vínculos de intereses políticos, ha habido
romanticismo y amistad de por medio. Por eso el radicalismo ha triunfado en la
Republica.
Se ha querido interpretar en forma capciosa y falsa esa
carta que, para mayor agravio todavía, de la memoria del doctor José Néstor
Lencinas, se publico como un homenaje, como un articulo necrológico de su
augusta memoria, el 21 de Enero de 1920, es decir, al otro día de la muerte del
doctor José Néstor Lencinas. ¡Ese fue el homenaje que le rindió el órgano
autorizado del señor Yrigoyen al doctor José Néstor Lencinas!
Pero el doctor José Néstor Lencinas es la bandera que agitamos
en este momento en Mendoza y la bandera por muchos anos triunfante, porque todo
el pueblo de Mendoza esta enrolado y afiliado a esa democracia proclamada y
sostenida por José Néstor Lencinas, que en este momento tremola muy alta y en
brazos muy fuertes.
Y ahora, señor presidente, no conozco bien porque he estado
ausente, y así, al pasar, se me ha hecho referencia de un acto con el que se
quiere disminuir la memoria del doctor José Néstor Lencinas, cuando fue
gobernador de Mendoza.
De no haber mediado, esta circunstancia, yo no ha hubiera
ocupado esta banca…
Sr. Presidente: ¿Si
me permite?
Sr. senador electo
Lencinas: Sí, señor presidente, pero quería subrayar la circunstancia de
que cuando he sabido que se pretendía disminuir aquí la conducta de aquel
eminente ciudadano, he corrido presuroso a ocupar esta banca y llevo el corazón,
a mis labios para decir estas palabras.
Es absolutamente falso y es un agravio inaudito, gratuito y
perverso el que se infiere cuando se ha afirmado que el doctor José Néstor
Lencinas se ha valido, de interpósitas personas cuando fue gobernador de
Mendoza para hacer una adquisición fraudulenta y deshonesta.
¡Falso, señores senadores! El doctor José Néstor Lencinas,
que siendo jefe de una revolución triunfante en 1905, por razones absolutamente
explicables, en asocio de la junta revolucionaria sacó 300.000 pesos del Banco
de la Nación, en presencia de escribano público, tuvo la decencia, rara y
extraña para sus enemigos póstumos, de hacer devolución total de esos fondos,
cuando llego a Chile.
A un ciudadano que procede así, no puede agraviársele
gratuitamente como se le ha hecho. Y es por eso que yo, señores senadores,
quiero con estas ultimas palabras poner bien en alto la memoria del doctor José
Néstor Lencinas, que, por otra parte, esta por encima de todas las suspicacias
y de todos los malos juicios, de las
personas mal intencionadas.
Nada más.
Fuente: Debate en el H. Senado de la Nacion sostenido por el Dr. Carlos Washington Lencinas, durante la sesion del 25 de septiembre de 1929, en defensa de la representacion de la Provincia de Mendoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario