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jueves, 10 de marzo de 2016

Ramon Gomez: "Yrigoyen sobre los conflictos entre el Capital y el Trabajo" (16 de junio de 1919)

Era en la época de intensa agitación, en que las potentes palancas del proletariado organizado removían el mundo. En nuestro país, como en todos los de orbe, el choque entre las dos fuerzas tradicionalmente antitéticas –capital y trabajo- se pronunciaba con amenaza de enormes consecuencias. El gobierno del Dr. Yrigoyen mediaba como arbitro en todas las emergencias, tendiendo a resolver los problemas, con un criterio de justicia y dar la batalla. Hizo un alegato público ante los poderes constituidos afirmando conceptos de intransigencia que el P. E: rechazó. En cambio, recogió los conceptos del documento patronal y los refutó. El importa toda una doctrina llena de serena valentía, que fija el pensamiento del gobierno ante el conflicto y ante su época. Lección loable de tolerancia.

Buenos Aires, junio 16 de 1919

Señor Presidente de la Asociación del Trabajo, Don Pedro Christophersen:

Por encargo del Señor Presidente de la Republica tengo el agrado de contestar la nota que el envió esa Asociación con fecha junio 9, relativa a los conflictos suscitados entre el capital y el trabajo.

Es públicamente conocida la atención constante e intensa que el P. E. presta a estos problemas, interviniendo en todos ellos, grandes o pequeños, para contribuir a darle solución satisfactoria. La acción tutelar del gobierno se ha hecho sentir en todo momento, traduciéndose a la vez en el plan de legislación orgánica sometido al Congreso tendiente a encauzar dentro de normas legales el movimiento regular de todos los intereses.

Los graves problemas que nos ocupan y cuya repercusión mundial experimentamos no pueden hallar solución con medidas accidentales ni espasmódicas; ni es agrupándose para resistirlos como se ha de llegar a estabilizar los derechos recíprocos. Forzoso es incorporarse a la evolución del progreso colocando siempre por encima de todo otro interés y de todo otro derecho los de la sociedad y los de la Nación. Y ese objetivo no se alcanza erigiendo la violencia o el imperio del más fuerte, como arbitrio de las decisiones, sea del capital para torturar el trabajo, sea de éste para expoliar a aquél.

La contención por el más fuerte con todas las apariencias del éxito, es de resultados efímeros y contraproducentes; porque, como lo revela la experiencia universal, su reacción ulterior queda a la espera de la ocasión propicia para producirse. En la armonización necesaria e indispensable de esos dos grandes factores, es donde ha de hallarse la tranquilidad general y el bienestar común.

A alcanzar ese fin deben responder las entidades obreras y capitalistas, sin extremar las unas ni las otras sus exigencias. Concurramos todos a esa grande obra, el país fuerte y generoso, está en condiciones para implantar esa armonía, que será su triunfo.

Esa es la política social del gobierno de la Nación; quiere llevar su acción tutelar a todos los intereses, a todos los derechos, requiriendo de unos y de otros, que cedan, que transijan, que se respeten.

Cuando la fuerza colectiva del trabajo oprime al capital, destruye su propia fuente de vida, cuando el capital domina una huelga, dejando sumidas en la miseria a millares de familias, no ha dado solución al conflicto, antes bien, ha ahondado sus raíces y la sociedad sufre las consecuencias.
Fue respondiendo a estas ideas que el gobierno requirió de los obreros, declinaran de sus actitudes extremas y aceptasen el procedimiento de la conciliación y la solución por el arbitraje, a lo que ellos asintieron, declarando, también, que renunciaban a todo orden de represalias, siempre que los patrones procedieran de idéntica manera; y en éste estado se invitó a la Asociación del Trabajo, para que a su vez concurriera a dar forma práctica a estas soluciones que tenían, además, en ese caso, la especial ventaja de salvar sin rozamientos a la prensa envuelta en un conflicto que le era extraño.

El Poder Ejecutivo, tuvo la sorpresa de no poder contar con el concurso de esa Asociación, que no encontró conveniente discutir siquiera la forma de constituir ese tribunal de equidad y de justicia que hubiera concluido con todas las diferencias que agitan y perturban el trabajo normal y a la vez se habría dado vida desde ya a las instituciones cuya creación se ha pedido al parlamento.

Quiero ver en los términos de la nota que contesto, el propósito de esa Asociación, de asistir a este orden de solución, modificando así la actitud que ha observado hasta ahora en oposición a los fundamentos de bien público que invocara para obtener su personería jurídica; en tal caso me es grato significar a Ud., en nombre del Señor Presidente de la República, que para esos fines podrá contar en todo momento con el apoyo decidido del gobierno de la Nación.

Saludo a Vd. con mi mayor consideración

RAMÓN GÓMEZ
Ministro del Interior










Fuente: Los conflictos entre el Capital y el Trabajo – Por el bienestar de las clases trabajadoras – Politica de tolerancia – El Gobierno de Yrigoyen hace una una rotunda afirmación, Album Presidencial de la Reorganizacion Nacional 1916-1922.

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