Pese a que el profesor Kohn Loncarica ya dio una respuesta
por demás explicativa de los errores y falacias vertidas en la carta del señor
Novillo Saravia, publicada el 24 de julio último, en representación de la
Fundación 5 de Octubre de 1954, entidad formada por ex militantes
universitarios que dirigieron la FUBA entre 1945 y 1956, solicitamos al señor
Director la publicación de esta nueva carta para una más amplia aclaración.
1) La reforma
universitaria de 1918 puso fin a que la Universidad pública se rigiera por
principios sectarios que excluía la libertad de cátedra y a que la conducción
de las altas casas de estudio, como también a que el acceso a la cátedra
surgiera de un círculo cerrado y elitista, o que formara parte del patrimonio
personal de algunos pocos y, por lo tanto, objeto de herencia.
2) Que a partir
del 18 las universidades argentinas iniciaron su período más brillante basados
en la libertad de cátedra, los concursos abiertos para la designación de
profesores y, fundamentalmente, a la investigación como objetivo central de la
actividad académica.
3) Que el golpe
militar de 1943 y luego el peronismo, interrumpió ese proceso y que para
beneplácito de algunos nostálgicos, reimplantó en la universidad argentina las
viejas prácticas que tanto daño le hicieron.
4) Que fue en ese
período en el que se introdujo el ingreso irrestricto para el acceso a la
universidad acelerando su proceso de decadencia y lo que es más repudiable, con
el objetivo de destruir la férrea oposición estudiantil mediante su
"popularización".
5) Mal pueden los
estudiantes gobernar la Universidad o las facultades cuando su participación en
el Consejo Superior es del 25 por ciento.
6) Que fueron los
regímenes militares y populistas los que interrumpieron la autonomía universitaria
instalando su visión totalitaria de la educación, seguramente para satisfacción
de los nostálgicos de la época prerreforma como el señor Novillo Saravia.
7) Que cuando en
septiembre de 1955, caída la dictadura peronista, los dirigentes de la
Federación Universitaria de Buenos Aires entregaron la Universidad a las
autoridades designadas por el nuevo gobierno, encabezadas por el rector José
Luis Romero, se instaló nuevamente la autonomía universitaria, la libertad de
cátedra, los concursos, la investigación y la vida democrática dentro de ella.
Nació en ese momento una de las épocas de excelencia en la
vida universitaria, llevada a cabo por los rectores que continuaron la obra de
Romero: el doctor Risieri Frondizi y el ingeniero Hilario Fernández Long.
Lamentablemente, una nueva dictadura, la de Onganía, arrasó
con esta magnífica obra, en la famosa "Noche de los bastones largos",
sumiendo a la Universidad en el oscurantismo y la decadencia.
8) En resumen, han transcurrido 84 años desde la reforma
universitaria y, sin lugar a dudas, ha sido en las oportunidades en que se
avasalló su autonomía en los que se produjeron los verdaderos atrasos en la
evolución de la Universidad. Es cierto que la "partidización" en la
vida universitaria es un mal que es preciso erradicar, pero este fenómeno no
forma parte del ideario reformista fundacional, sino una errónea actitud de
dirigentes estudiantiles alentados por sus respectivas aspiraciones políticas.
Pero también es cierto que los principios rectores de la reforma tienen plena
vigencia y que, en definitiva, son los hombres y mujeres que acceden a la
universidad los que deben saber respetarla.
El intercambio de opiniones, que siempre clarifican, a
partir del excelente artículo del doctor Roberto Nicholson, "El maestro de
la Facultad de Medicina", publicado en LA NACION el 28 de mayo último, nos
posibilita que la opinión pública se prepare para luchar por una educación de
excelencia única fuente del engrandecimiento de un país.
Emilio A. Gibaja Alberto Gellon Manuel Corchon Roberto
Almaraz Elena Rodríguez Jorge Albertoni Gastón Bordelois Jorge Garlan Rómulo
Zemborain
Fuente: Reforma Universitaria IV por Emilio Gibaja Presidente de la Fundacion 5 de octubre de 1954 en Carta de Lectores de La Nación, 23 de agosto de 2002.
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