Buenos Aires, 7 de
julio de 1927
Señora:
Se acerca el momento en que tendré la satisfacción de
adherirme, como Presidente de la Republica, y como argentino, al homenaje que
nuestro pueblo tributará a la memoria del General Mitre. Las actitudes
oficiales del Poder Ejecutivo Nacional dirán a usted cual es el pensamiento del
primer magistrado respecto de los altos merecimientos de aquel ciudadano,
militar y gobernante, cuyo ilustre apellido lleva usted tan dignamente. Pero,
deseo que estas líneas mías lleven a usted mi saludo por las altas calidades
espirituales que adornaron la personalidad de su padre, que pude apreciar muy
bien precisamente porque, colocado, algunas veces, frente a él, por
orientaciones no siempre coincidentes en el anhelo inmediato, me fue posible
conocer y apreciar debidamente –quizá por eso mismo, mejor- el valor de su
patriotismo y de su sabiduría, así como también la fe en sus ideales. Todo ello,
ahora que el tiempo y la experiencia han despejado ideas y serenado el juicio,
hace que el homenaje de mi respecto se funde en bien maduras convicciones.
Permítame agregar el sincero elogio que deseo hacerle
presente, de la dignidad y el celo con que usted ha sabido cuidar el acervo
moral de su nombre y acentuar, por obra de su cultura y de su generoso y
delicado espíritu, el prestigio de la tradición patria que usted encarna.
Ofrezco a usted, una vez más, la seguridad de mi consideración
distinguida.
A la señora doña Delfina Mitre de Drago – Presente.
Fuente: Democracia: Exégesis sobre la personalidad y la política del
Dr. Marcelo Torcuato de Alvear, M. Gleizer, 1936.
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