IDELER TONELLI EX MINISTRO DE TRABAJO
"Están faltando aptitudes intelectuales y morales en
nuestra clase dirigente"
Abogado. Tuvo militancia en el radicalismo y fue diputado
provincial de la UCRI en tiempos de Frondizi.
Fue secretario de Justicia y ministro de Trabajo durante el
gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) e interventor en Corrientes durante el
gobierno de Carlos Menem, en 1992. Está retirado de la vida política.
La renovación de la
política y el surgimiento de nuevos liderazgos sólo pueden ocurrir con partidos
políticos fuertes que promuevan la participación ciudadana y la militancia
cívica, además de la lucha por el poder.
En más de sesenta años
de trayectoria política vio pasar de todo, gobiernos civiles y militares,
legítimos y fraudulentos, las luchas por la democracia y alcanzada ésta, las
peleas más encarnizadas y los conflictos sociales, económicos y políticos que
nos tuvieron en vilo en el último cuarto de siglo. Lo llamaron para resolver
las cuestiones más delicadas, componer relaciones rotas y apagar varios
incendios: los juicios a los militares, la ley de obediencia debida, la
hiperinflación, los conflictos provinciales. A la luz de aquella trayectoria y
ya retirado de la vida política activa, Ideler Tonelli, abogado, ex ministro de
Trabajo en los últimos agitados años del gobierno de Raúl Alfonsín, confiesa
que no sabe si su visión crítica del presente está guiada más por los años o
por el pesimismo. Conversando con él en el elegante estudio jurídico que
comparte con sus hijos en Barrio Norte, con 83 años que no hacen mella en su
memoria y vitalidad, es claro que es más lo segundo que lo primero. Aquí
entonces, el breve contrapunto con un representante de la "vieja
política" que puede advertir que no todo aquello fue malo y no todo lo que
vino de la mano de la aspiración y las demandas de una "nueva
política", tras la crisis del 2001, es consistente con los horizontes de
una democracia de mejor calidad y mayor eficacia.
¿Cómo observa, desde
su dilatada experiencia en la política argentina a la dirigencia actual?
Creo que es notoria y objetiva la generalizada decadencia de
la Argentina, desde lo material, que vemos cuando nos transportamos en
ferrocarril, en ómnibus, o en auto, o cuando tenemos hijos en la escuela, la
decadencia argentina tiene una generalización alarmante. Y entonces, no es
arbitrario sacar la conclusión de que los problemas que tiene el país son el
producto de una clase dirigente declinante y sin aptitudes intelectuales y
morales. La aptitud intelectual y moral de los dirigentes ha ido declinando. Y
también se pone de manifiesto esta declinación en la desaprensión con que los
dirigentes han participado de este proceso de destrucción del sistema político
argentino. No puede haber democracia en el mundo que no esté apoyada en una
arquitectura política eficiente. Y la arquitectura política eficiente se
construye a partir de los sujetos fundamentales de la política que son los
partidos políticos.
¿No fueron los
propios dirigentes responsables de esa crisis?
Por supuesto que sí. Pero déjeme que responda desde mi
experiencia, porque yo no soy un estudioso de estos temas, soy un hombre que ha
vivido la experiencia política desde mis dieciocho años hasta el presente. Yo
nací y crecí en mi pueblo, en Bragado, y a los dieciocho años, en el año 42, me
afilié al radicalismo por reacción al conservadorismo, al fraude sistemático, a
la frustración y violación de la voluntad popular. Yo era el hijo de una
familia muy pobre, no tenía vínculos sociales, no conocía a nadie. Pero me
afilié al Partido Radical, y allí había asambleas, elecciones internas,
disputas; uno se conectaba con los dirigentes de la ciudad, de la sección
electoral, de las provincias y con los dirigentes nacionales. Ese proceso
generaba una selección ineludible, imprescindible. Porque hay una competencia,
y de esa competencia, surgen los mejores. Todo ese proceso que se elabora
internamente dentro de los partidos políticos, en este momento, en la Argentina
está absolutamente cancelado. De movida, si un joven quiere hacer política,
tiene que buscar a ver quién lo conecte con algún dirigente, porque no hay otro
modo.
Aquella época de
militancia se chocaba entonces con la falta de democracia. Pero se conquista la
democracia y entra en crisis la vida de los partidos...
Pienso mucho eso y lo pienso a partir de mi propia historia.
Mis hijos y algunos amigos suelen escucharme decir que yo tengo la sensación de
que no ha servido para nada lo que hemos hecho. Me dicen que no, pero yo digo
que sí, porque veo los resultados. En este aspecto, coincido con parte de su
anterior pregunta. Yo he sido un actor (no de los más importantes, nunca fui
muy importante), pero formé parte del elenco de protagonistas de la política
argentina, que hemos terminado derrotados. No hemos sabido evitar esta
decadencia.
Bueno, se han logrado
cosas muy importantes ¿no?: no ha habido más golpes militares, no hubo más
represión indiscriminada ni fraude escandaloso, no ha habido más violaciones a
los derechos humanos como ocurrieron en el pasado...
Le agradezco que ponga sobre la balanza esos datos. Es para
ponerlo en el otro platillo de mi escepticismo.
Esa crisis de los partidos,
que se vivió con tanto dramatismo en el final del 2001 ¿No es también el
resultado de una evolución?
Mire, no por aquella tesis tan argentina de echarle la culpa
a los otros y exonerarse de las propias, pero no se ha hecho nada desde el
gobierno por reconstruir un sistema de partidos. En estos últimos años, la
destrucción de los partidos políticos es obra de la claudicación de los
dirigentes, en primer lugar, y de un proceso de agresión, de captación de
dirigentes, mediante prebendas, espacios y dinero desde el poder político.
¿Es un problema de
conductas personales o de falta de adecuados incentivos?
Volvemos a lo que antes decía respecto de lo que significan
los partidos políticos. El partido político es un cedazo, es un sistema de
selección de personas. Ahora, llegan a las posiciones de diputados, de
ministros, personas que nadie sabe quiénes son. Como no hay procesos internos
en los partidos políticos, no hay el cursus honorem de la democracia.
El sistema político en este momento, está fundado en líderes
individuales que son jefes de lo que llaman un partido político, pero que no
funciona como tal. Ellos resuelven quiénes son los diputados, quiénes son los
senadores... no hay cotejo interno de ninguna naturaleza.
El peronismo está
iniciando ahora su reorganización, ¿no?
Es un ejemplo típico de esta feroz decadencia. Ha sido un
trámite administrativo del gobierno la elección del Partido Justicialista. Por
otra parte, cuando los partidos políticos en el curso de mi vida se
reorganizaban después de los golpes de estado, comenzaban por el distrito,
seguían por la Sección, seguían por la Provincia, y después la Nación. Acá
eligen al jefe... ¿y dónde están las estructuras provinciales y locales del
peronismo? Si tenemos protagonistas que por llegar a una posición política se
someten a lo que se les dice desde arriba, no tenemos solución.
La profesionalización
de la política, la crisis de la dirigencia y de los partidos tradicionales es
un problema que afecta a todas las democracias contemporáneas ¿no? Miremos a
Italia, por ejemplo...
Somos muy italianos en eso, es verdad.
¿No le concede ningún
mérito a este gobierno?
Mire, lo que siento que agravia de este momento en la
Argentina no son muchas cosas de detalle de las que se exhiben sino algo para
mí esencial, y es que se está frustrando la posibilidad de ser lo que podríamos
ser. ¿Se imaginan lo que podríamos ser, en qué se convertiría la Argentina si
aprovecháramos sensatamente este fenomenal viento de cola que significa por
primera vez en la historia que se haya invertido la lógica que explicaban
Prebisch y Cardoso sobre el deterioro de los términos de intercambio y la
dependencia? Toda mi vida, mi juventud y mi madurez, estuvo signada por la
circunstancia de que nosotros necesitábamos producir cada vez más trigo para
conseguir la misma máquina. Y resulta que ahora, se necesitan más máquinas para
conseguir el mismo trigo. Y que esto, con la actual demanda de alimentos que
existe en el mundo la Argentina no lo esté aprovechando para producir un salto
cualitativo de una magnitud impresionante me causa un dolor infinito.
¿Cómo imaginaba la
Argentina del 2010, en 1983?
El sueño era que el Bicentenario nos iba a encontrar en un
proceso de desarrollo similar, en lo económico al que prevalecía en 1910, más
la ventaja de un sistema democrático en pleno desarrollo, que en 1910 no
existía. En 1910, había fraude, la política era un remedo de la democracia. El
sueño era que el 2010 nos encontrara en el curso de un proceso de desarrollo
sustentable. Porque no es cuestión de pegar un salto y después volver a las
andadas. Es preferible un proceso más lento pero que sea sustentable.
¿No es eso lo que
pasó en los años 90, con los resultados que tuvimos al final de esa década?
Sí, y lo que se está haciendo ahora también. No se está
haciendo mucho para crear condiciones de normalidad y reglas de juego
previsibles que alienten las inversiones. Sería bueno que hubiera otro talante,
que se busquen acuerdos de amplio alcance que incluyan a los distintos
sectores; pero eso precisa de una comprensión y una orientación distinta,
voluntad y capacidad para construir partidos políticos fuertes y dirigentes que
sepan escuchar y aprender de lo que escuchan, que no se sientan dueños
exclusivos de la verdad.
Textual
"De movida, si un joven quiere hacer política, tiene
que buscar a ver quién lo conecte con algún dirigente, porque no hay otro
modo."
Recuerdos de la
inflación, veinte años después
"Con la inflación no se juega, es un verdadero
cáncer" advierte Ideler Tonelli y recuerda una anécdota de hace veinte
años: "Corría el verano de 1988, y el presidente Alfonsín nos convocó a
una reunión de gabinete en la residencia de Chapadmalal. l estaba preocupado y
algo apesadumbrado: había perdido las elecciones pocos meses antes, enfrentaba
conflictos con la CGT, las demandas de los empresarios, de los militares, las
exigencias del FMI por la deuda...le quedaban todavía dos años de gobierno y me
había pedido que me hiciera cargo del ministerio de Trabajo y las relaciones
laborales después de una lamentable experiencia en la que un gremialista
(Carlos Alderete) había estado en ese cargo, —según decía— ''como hombre del
movimiento obrero''. Alfonsín nos preguntó a cada uno cuál creíamos que era el
mayor problema y cuando me tocó el turno le dije ''la inflación, doctor; la
inflación echa a perder todo, y una vez desatada es muy difícil de controlar''.
Se me rieron... y después vino lo que vino"
¿Cree que se puede
repetir una situación parecida?
Son muy diferentes las circunstancias. Pero negando el
problema, manipulando los datos, no se va a lograr modificar la realidad. Y la
realidad es que se viene una fuerte puja por precios, tarifas y salarios. Y lo
que se hizo en el INDEC es nefasto.
Fuente: Entrevista al ex Ministro de Trabajo de Alfonsín y ex Diputado Provincial Dr. Ideler Santiago Tonelli por el periodista Fabián Bosoer para el Diario Clarin del 4 de mayo de 2008.
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