"La oligarquia reaccionaria no le perdonará nunca al Dr. Posse este libro"
Toda empresa de transformación nacional supone un
enfrentamiento con las estructuras mentales, económicas y sociales en vigencia.
Este enfrentamiento sera tanto mas duro cuanto sea mayor la decisión de aplicar
la política que la haga posible.
En 1958 se inicio en la Argentina una política cuyos objetivos
fueron claramente expuestos. No eran objetivos que pertenecieran a un partido
singular o un sector aislado: sintetizaban un anhelo nacional de desarrollo, pacificación
y legalidad. Se trataba de colocar a un país rezagado, al ritmo vivo y dinámico
de una época cuyas exigencias son crecientes. Los hombres que fueron llevados
al gobierno por la decisión popular de febrero de 1958 estaban investidos de un
mandato concreto: cambiar las pautas anacrónicas que ahogaban la capacidad creadora
de veinte millones de habitantes, para facilitar una pacifica realización del país.
La responsabilidad emanada del veredicto popular debía ser
cumplida en varios niveles institucionales: en el orden nacional, por de pronto,
y en el de las diversas provincias y municipios. Naturalmente, el éxito del
impulso transformador dependía de determinadas condiciones específicas, que
iban desde el diverso grado de resistencia que encontraría hasta los factores personajes
de sus animadores. Debo decir, con orgullo, que los hombres que me acompañaron
en la aventura transformadora de Argentina cumplieron con su deber y
respondieron cabalmente al mandato popular.
Una de las figuras que sirven para medir como los ciudadanos
que integraban los equipos comprometidos en una política de transformación
fueron consecuentes con ese mandato, consiste en establecer el grado de
resistencia que provoco su acción de gobierno. Es sabido que desde la prisión
hasta la agresión física, desde la acción psicológica sistemática hasta la
calumnia orquestada, todos los recursos fueron utilizados por los sectores del
estancamiento para eliminar física o moralmente a los protagonistas más audaces
de la empresa de transformación emprendida en mayo de 1958. Y cuanto mas duro
fue el castigo que sufrieron estos hombres, mas decidida fue —puede afirmarse
con certeza— su acción de gobierno y mas hondas las transformaciones que
promovieron.
Este es el caso del doctor Melchor Ángel Posse, que en el ámbito
donde volcó su vocación de servicio publico -la populosa Municipalidad de San Isidro—
llevo a cabo una intensa y perdurable labor, cuyas peripecias detalla en las paginas
que siguen. Fue la suya una lucha dura q azarosa, acompañada permanentemente
por el auspicio popular.
Tuvo que pagar, como tantos otros soldados del desarrollo,
un áspero precio de persecución. Un precio que en un espíritu menos fuerte hubiera
dejado un amargo saldo de resentimiento y cansancio.
Pero el doctor Posse mantuvo su alma fresca; e intacta su vocación
de servir a la comunidad.
El libro que va a leerse es un interesantísimo testimonio de
la lucha que debió librar un hombre joven llevado a altas responsabilidades,
cuando supo asumir hasta el final el mandato que su pueblo le había otorgado. Y además de testimonio,
este libro es también una prevención a aquellos que han abrazado la causa
nacional, para que sepan cuanto cuesta ser fiel a ella.
Y a todos los que intentan impedir el triunfo popular, atrincherados
en las estructuras del estancamiento, este libro servirá para probar el espíritu
que anima a los hombres del Desarrollo y lo difícil que es luchar con éxito
contra una conciencia que ya ha asumido todo un país.
Arturo Frondizi
Melchor Posse durante su primera intendencia de San Isidro (1958-1962) en una visita a la localidad de Villa Adelina. Fuente: Familia Iriarte. |
Fuente: Prólogo del Dr. Arturo Frondizi al libro "Los desarraigados" del ex Intendente de la Ciudad de San Isidro Dr. Melchor Angel Posse, Editorial Desarrolo 1964.
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