Tócame afirmar que nuevas sombras acentúan la tristeza del
panorama nacional.
La angustia colectiva prolongada en la persistencia de una
crisis ya intolerable adquiere un tono agudo en la emoción ciudadana por la
pérdida de este espíritu singular y fuerte que expresaba en esta circunstancia
de prueba la mejor esperanza para las soluciones futuras. Su nombre estaba en
todos los labios; polarizaba la opinión colectiva por encima de toda bandería.
Era por encima de todos el guía seguro en la vorágine lucha,
cuando la pasión y el temperamento de sus compañeros buscaban el derrotero y
las líneas de la Nación y las obras perdurables.
El triunfo del radicalismo no esta en una elección, no esta en conseguir
un puesto, no esta en adquirir una gobernación, una presidencia, un ministerio,
una diputación o una senaduría. La fuerza del radicalismo esta en su unidad de
concepto de principios y de conducta. Con ello salvaremos las instituciones;
llegaremos con la integridad capaz de producir desde arriba los bienes que el
pueblo espera del radicalismo. Jamás se olvidará tal consigna y para conjurar
la congoja de esta despedida, recordemos aun que su nombre fue bandera
triunfadora en Buenos Aires, la provincia de sus predilecciones, al abatir la
dictadura de aquel 5 de abril ya tan histórico como Caseros y que el gesto del mandón
despótico lo incorporo como símbolo de la gloria perdurable
Fuente: Haciendo uso de la palabra el Dr. Gabriel Oddone Presidente del Comite Nacional de la Unión Cívica Radical en la inhumacion de los restos del Dr. Honorio Pueyrredon, 24 de septiembre de 1945.
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