Señor presidente:
A medio siglo de la muerte de Leandro N. Alem, el grupo
parlamentario de la Unión Cívica Radical, como homenaje a su memoria, viene a
cumplir con este proyecto de ley la voluntad del prócer asentada en su
testamento político de someter «mi labor y memoria al juicio del pueblo, por
cuya noble causa he luchado constantemente».
Es necesario que los argentinos puedan leer el pensamiento
de Alem. La difusión de las inquietudes e ideales que animaron la labor de los
forjadores de la nacionalidad, es imprescindible como lección constante de
patriotismo y útil como orientación en los momentos de crisis. Este es el
aspecto práctico del proyecto que presento.
A través de los «Escritos y Discursos», de Leandro N. Alem,
las generaciones jóvenes del país, a quienes legó su obra, sabrán de una
existencia ejemplar al servicio permanente de los más puros ideales. Cincuenta
y cuatro años de vida, realizados con la intensidad propia de las mas recias
personalidades de nuestra historia; guerreros del Paraguay; diputado
provincial, diputado nacional, senador nacional; revolucionario por
antonomasia; jefe del Partido, son referencias que señalan una existencia
consagrada al progreso del país; siempre anatematizando la indecisión, siempre
fijando la posición clara. Acción y conducta.
Su lucha contra la «conciliación» y el «acuerdismo»; su defensa
del federalismo; su participación directiva en la Revolución del 90 y la creación
de la Unión Cívica Radical, como instrumento liberador del pueblo argentino,
señalan en Alem la virtud propia de los grandes espíritus; no ceder en el
ideal, no transigir nunca en la conducta. «Nunca he participado –afirma de esa
idea de que en la política se hace lo que se puede y no lo que se quiere. Para
mi hay una tercera formula que es la verdadera. En política, como en todo, se
hace lo que se debe y cuando lo que de puede hacer es malo, no se hace nada».
Caudillo de masas, que creía con devoción casi mística en el
pueblo, sobre el que ejerció notable influencia de conductor, supo, sin
embargo, repetir constantemente y como reafirmación de su conducta, que para
transformar la estructura del país se necesitan partidos de principios y que «no
se debe abandonar los principios, para seguir a los hombres»
Alem tuvo la notable certidumbre de su ubicación histórica y
seguramente ahí reside el éxito de su paso por la política argentina. «Esta es
la tercera revolución hecha por el pueblo en la historia argentina» -afirmaba- «La
primera fue la de la Independencia. La segunda la que derrocó a Rosas» La
tercera es la de la hora en que se reclama liberta civil y política, en que se
quiere hacer de la Constitución una verdad práctica», en que se quiere afirmar
la soberanía popular, dando al sufragio un sentido revolucionario».
En esta época, en que las transformaciones del país y del
mundo nos deben hacer pensar en la necesidad de una «cuarta revolución», para
encauzar definitivamente la solución de los problemas económicos, sociales y
culturales, es imprescindible volver a las fuentes de nuestra formación para
salvar el primero y fundamental principio que es la libertad. Es lo que
enseñaba Alem cuando afirmaba: «El despotismo no es sistema de gobierno, porque
es la degeneración de todos los sistemas»
Arturo Frondizi
-A la Comisión de Instrucción
Fuente: Honorabla Cámara de Diputados de la Nación Argentina
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