Usted se ha
convertido en un personaje que esta dando mucho que hablar al mundo político
argentino. A raíz del pleito interno del radicalismo se tejen muchas conjeturas
acerca de su precandidatura a vicepresidente de la Republica. Pugliese insinuo
recientemente la posibilidad de un renunciamiento de Línea Córdoba para que Alfonsín
pueda compartir la formula pon un hombre de Línea Nacional. ¿Que piensa usted
hacer? ¿Declinaría, su postulación en aras de la, unidad?
—El hecho de que este candente el problema en torno a mi
persona no es por mi, sino por el hecho de que se trata nada menos que de la
presidencia y la vicepresidencia de la Republica, Son cargos de mucha responsabilidad.
Raúl Alfonsín y yo, representando a dos importantes sectores de la UCR, hemos
hecho una propuesta, que no es una proclamación, porque la proclamación la hace
después el partido. Hemos unido nuestros nombres, representando a dos
corrientes; el a Renovación y Cambio y yo a Línea Córdoba, que pretende ser una
representación no solamente de Córdoba, sino también del interior, con un
criterio de tipo federal. Nosotros nos reunimos, hicimos esta propuesta muy
reflexionada y concreta, a raíz de una iniciativa de Alfonsín, y respetamos que
otros puedan hacer otras propuestas distintas. La denominada Línea Nacional,
uno de cuyos miembros es Juan Carlos Pugliese, dilecto amigo y gran dirigente,
ha salido a tratar de evitar una confrontación interna, en base a una
precomposición de esta propuesta que nosotros hemos hecho, que se traduciría en
una sola formula.
—Pugliese ha dicho que
usted se puede quedar tranquilo porque Línea Córdoba podría estar bien representada
por otro cordobés como Fernando de la Rua.
— Esta es una interpretación un poquito parcial de Pugliese
de como se puede interpretar el federalismo. Porque el hecho de nacer en una
provincia no agota el sello provincial. Acá hay no solamente una vida biológica,
sino también una vida civil y política, donde los hombres estamos ubicados en
determinados sectores. Entonces, con todo el respeto que merece De la Rua
entiendo que no puede parangonarse, desde ese punto de vista provinciano, con los
que hemos actuado en distintos espacios políticos.
—Entonces ¿De la Rua
no es un cordobés nato?
—Nato en el sentido de nacer, si; pero políticamente no. El
ha elegido otra esfera de responsabilidad. Y no es porque lo diga yo, es una cuestión
que esta dada por las circunstancias. No es correcto decir: "cambiemos a un cordobés por otro". Pugliese ha
anunciado que vendrá por aquí, y será bien recibido, pero con respecto a lo que
puede ser la recomposición de una propuesta que nosotros hemos hecho al partido
no nos parece viable este camino. El partido tendrá que aceptarla o
contraponerle otra propuesta, pero no acunarla con otras instrumentaciones diferentes.
—Es que muchos
radicales piensan que la confrontacion interna desgasta y da una imagen de división
en el partido.
—Claro. Se dice: "Vamos
a evitar una confrontación interna y vamos a pedir renunciamientos". Mire,
los renunciantes a veces tienen un carácter patriótico o pseudopatriotico; pero
en otras, como puede ser este caso, significan defecciones. Uno puede renunciar
a lo que personalisimamente le corresponde, pero no puede renunciar a ciertas
responsabilidad que les están dadas por otros y en otras circunstancias. Hay renunciamientos
que uno puede decidir y otros no, porque seria abandonar responsabilidades.
Aparte de todo eso, hay concepciones de futuro, no solamente de coyuntura, para
analizar.
—Entonces se trataría
de, un problema de enfoque y no de personas.
—De ninguna manera es de personas. Si la Línea Córdoba
hubiera propuesto a otro representante para la formula, hubiéramos sostenido
con igual o mayor- énfasis la situación que estamos sosteniendo ahora. Nos
parece a nosotros que el cronograma que tiene el país es tan estricto y los
problemas son tan grandes, que todos los partidos políticos tendrían que haber
dado su formula antes del de enero, para empezar a concretar situaciones muy
importantes que están por encima de las cuestiones internas de los partidos.
— ¿Qui opina usted de
las criticas que muchos hacen a los partidos por estar debatiéndose en los avatares
de las internas, mientras el país esta agobiado por problemas acuciantes? Hasta
algunos políticos, como Oscar Alende, dicen que están afiliando con "desesperación".
—Es que es toda una escalera: para solucionar los problemas
usted tiene que tener la organización política del país y para eso hay que
tener los partidos políticos; y para tener los partidos políticos, usted tiene que
tener afiliados. Entonces hay que encarrilar a la gente en los partidos políticos;
en el nuestro y en los otros partidos. Y como estamos también ante una
inmediatez electoral, además de afiliados tenemos que tener candidatos. ¿Por
que? Porque los afiliados tienen que adherir a un programa y los candidatos
proponer programas concretos, lo que significa profundizar los estudios que ya
se han hecho, y dar las propuestas concretas de solución. Los innumerables problemas
que tienen el país postergado, y algunos maltratados, demuestran que hay que
hacer un tremendo esfuerzo contra el tiempo. No se trata de apresuramientos de
tipo personal, sino de requerimientos de responsabilidad.
—-¿Usted se siente ya
candidato a la vicepresidencia?
—Desde el momento que a una persona la nominan para algo,
tiene que sentirse profundamente candidato a eso, en el sentido que tiene que
asumir todas las responsabilidades que eso significa. Hay que ponerse a estudiar,
a imaginar, a liderar cosas, porque no son cargos para que los lidere otro.
Entonces, ¿como vamos a hablar de apresuramiento? ¿Estamos acaso postergando y
dilatando las cosas del país?
— ¿Usted cree que la
gente se identifica con los partidos o con los lideres? ¿Convoca el partido o
el candidato? Porque Alfonsín fue el primero en salir al ruedo y su figura
creció, se observara algunos resquemores, ¿no?
—Lo fundamental son los principios del partido. Nuestro
partido se caracterizó por ser un partido que pego antes, hace 91 años, y sigue
pegando fuerte ahora. Pero no hay duda de que los principios tienen que ser instrumentados
por alguien y a veces salen esas figuras y se mantienen. La figura del doctor Alfonsín,
por los compromisos que ha tenido siempre con el país, por la forma en que se
ha jugado por el país, no es una figura coyuntural o episódica. Bueno, cuando
ahora se abre el mecanismo político, es-natural que las personalidades sean las
que lideren y a las que nosotros les demos la confianza para aplicar los
principios y los programas. La figura de Alfonsín esta representando una
esperanza, basada en una conducta. En otras oportunidades fueron otras
personas.
— ¿Por que machos
correligionarios suyos piensan que ir a las internas significa un desgaste para
el partido y quieren evitarlas?
—Toda lucha significa un desgaste energético, pero no es un
mal; a veces hay que gastar energías para aliviarse. Yo creo que en realidad se
trata de una indefinición, que nos esta llevando a veces a un manoseo de
personas, a dar una imagen que no es real ante la opinión publica, donde se
pretenden dar marchas y contramarchas. El país esta cansado de eso.
—¿Usted se esta
refiriendo concretamente a Línea Nacional?
—Un poco a todos. Porque a todos nos cabe el sayo de estar
pensando hoy de una manera y mañana de otra. Con respecto a Línea Nacional,
bueno, yo rescato para nuestra postura el hecho de no haber improvisado nada; y
por eso es difícil que volvamos para atrás, porque nuestra decisión fue muy meditada.
—De la Rua ha dicho
que, de acuerdo como están las cosas, el no ve posibilidad de arreglo para
integrar la formula con Alfonsín.
—Si. Esa es una expresión personal. El milita en Línea
Nacional y se ha postulado o ha aceptado la postulación para la primera
magistratura, de tal manera que si se pudiera decir que en nosotros ha habido
apresuramiento, entonces en todos los sectores ha habido apresuramiento.
—Machos pensaban en
la formula Alfonsín-De la Run porque la veían atractiva, calculando que podía
atrapar a un electorado extrapartidario un poco mas conservador, compuesto por
muchas mujeres, que podían ser las mismas que votaron a Manrique en el 73.
—Mire, la gente encasilla fácil a las personas en izquierda,
derecha o centro.
—Es que si usted no
sabe hacia donde se inclina el candidato no puede adherir a el. Es natural que
la gente trate de encasillar, porque así se siente mas tranquila.
—Si, pero a veces le dicen a uno: "El doctor Raúl Alfonsín
es izquierdista. ¿Usted es mas o menos izquierdista que el?" ¿Por que se
le dice que es un izquierdista? Porque quiere un cambio, cuando en la Argentina
el cambio es aplicar la ley, la democracia, la justicia social. Curiosamente lo
radical esta en volver a lo de antes. Entonces, ¿esto es izquierdismo? Todos
los países del mundo están buscando un proceso social; la Constitución Federal
alemana del año 1949 aplico la justicia social, tuvo ese lema al principio y
sin embargo nadie ha dicho que fuera izquierdista. Se ha dado en Suecia, en
Portugal y ahora en España, y sin embargo nadie encasilla eso en izquierdismo,
porque el ruido marcha en ese sentido. Claro, las personas que usted menciona,
como muchas otras, buscan la seguridad, buscan la permanencia de su status.
Nosotros queremos darle seguridad a todo el mundo; no queremos hacer demofilia,
es decir un "amor a los pobres";
queremos hacer una democracia, que es distinto. Yo puedo tener mas amor a los
pobres que a los ricos, pero lo que nosotros propiciamos es dar una seguridad a
todo el mundo, lo que pasa es que todo el mundo tiene que autorestringirse en
su seguridad para comprender que mientras unos piden el mil por cien de sus
grandes seguridades, hay gente que no tiene ni la mas minima seguridad para
ponerse una inyección o acudir a un medico. Nosotros no somos izquierdistas;
nunca hemos atacado el derecho de propiedad ni atentado contra la libre
empresa, ni hemos estado en contra de la acumulación de capital. Pero si
queremos que en un mundo donde hay que poner el acento en la distribución, no
tanto en la producción, todos tengan la necesidad de dar algo. Vamos a integrar
una formula de paz, de construcción; pero eso si, una formula de justicia
distributiva. Cuando los presupuestos y los proyectos de obras publicas estén
en nuestras manos, vamos a tratar, como lo hemos hecho otras veces, que la
gente comprenda que la seguridad es de todos, y no de una ayuda caritativa. -
-¿Ustedes tiene simpatía
por la Social Democracia alemana?
—Desde luego. Y también por todas esas fuerzas políticas que
están transitando por un camino que, yo creo, es universal. El problema, vuelvo
a insistir, en muchos casos no es de producción, porque a veces hay superproducción.
El problema es de distribución.
—No es precisamente
el problema nuestro.
—No se crea. En algunos casos si. Y el crecimiento que se ha
dado aquí es macrocefálico. Es decir, que la riqueza estaba dada para 5
millones de personas, sobre 28 millones. O sea que la riqueza se va aumentando
siempre para los mismos: los pobres siguen siendo cada vez mas pobres y los
ricos cada vez mas ricos. En el sector agropecuario uno advierte que hay superproducción
en muchos casos. Las últimas observaciones de FAO revelan que los índices de producción
alimentaria en los países desarrollados están 7 puntos por encima de lo optimo;
pero los países subdesarrollados tienen falencias alimentarias. Es un proceso
que tenemos que ir cambiando. No se trata de confiscar, de sacarle compulsivamente
al que tiene.
—Entonces usted
propugna ideas neoliberales; es decir que el gobierno intervenga en algunas áreas
clave para el país.
—Hay muchos instrumentos por los cuales el Estado, con los
particulares, puede ir hacia un proceso que canalice con un criterio de tipo
social, sin apartarse de las concepciones cristianas.
—También hay quienes
dicen que ustedes están apelando al espectro de centroizquierda. ¿Usted que responde?
—La política es siempre el arte de sumar. Sigue siendo un
problema de números. En consecuencia, es lógico que trate de hablar el lenguaje
de todos. Esto significa que tenemos que hablar con un criterio popular; no con
un criterio masivo, que es lo que caracteriza a las grandes izquierdas, pero si
popular. Por eso, el que busque en nosotros un conformismo con la situación
actual, no lo va a encontrar. Desde ese punto de vista, parecemos
revolucionarios, cambiantes, como si no fuésemos centristas. A veces el centro
se confunde con un centro quieto. Pero ni la Argentina, ni America latina, ni
el mundo, admiten la quietud. Pero esa revolución, o esa evolución activa hacia
la democracia, no pueden interpretarse como las revoluciones de la izquierda.
—¿Usted considera que
el político ha cambiado la manera de hablarle a la gente? Por ejemplo, en su
caso, ¿usted usa el tradicional lenguaje radical, ese que se identifica con la
famosa "guitarra" de Balbín, que en una época utilizaba, palabras
floridas pero sin mucho contenido?
—Bueno, yo tengo un pequeño defecto, que quizá provenga de
la cátedra universitaria. El político no tiene que ser, a veces, tan técnico.
Yo me atribuyo ese defecto y es que a veces esas reservas técnicas pueden
superar al político. Pienso que una cosa es el lenguaje para llegar y otra cosa
es el lenguaje para gobernar o transmitir lo que uno quiere en determinadas
esferas del gobierno.
—Yo me refería exclusivamente
al lenguaje destinado a atraer proselitos.
—Es que los que no son políticos tienen que en- tender que
cuando uno sube a una tribuna y habla a un auditorio polifacético, donde no hay
expertos ni empresarios ni técnicos, tiene que hacer una especie de embudo con
el lenguaje, usted tiene que tomar lo que quiere decir y transformarlo en un lenguaje
simple, para que la gente lo entienda. Y esto no es demagógico, ni es claudicante
del pensamiento científico; sencillamente es una forma de captación de
voluntades, precisa- merite para servirlas. Por eso justifico un poco que en
las tribunas haya excesos verbales o deficiencias del lenguaje: lo importante
es que esas deficiencias no oculten una realidad también vacía, que detrás de
eso haya un pensamiento claro sobre lo que se quiere hacer; yo creo que si el
radicalismo como partido popular, que es, ha tenido tribunas con un lenguaje un
poco florido...
—Como el de Balbín.
—. . .claro, puede ser que Balbín haya tenido una guitarra,
como los peronistas han tenido el bombo, los militares un clarín y las
financieras toda la orquesta completa; pero lo importante es que toquemos todos
juntos y en forma armoniosa...
—Ahora se acusa at
radicalismo de usar el bombo....
—Y bueno, es una forma de integración.
— Usted que recorre
el país y habla con la gente, ¿encuentra escepticismo o voluntad de participar?
—La gente esta en este momento quieta, corno esta el país.
Pero tiene una secreta esperanza de que puede estar mejor en un futuro. No es
que un ciento por ciento adhiera a ese criterio. La gente tiene la sensación de
que ha terminado un periodo y que viene otro diferente. Esta como ese individuo
que no tiene automóvil pero sabe que se lo van a entregar la semana que viene,
entonces se siente mucho mas satisfecho aunque siga andando a pie. Yo veo así a
la gente del pueblo. Esta esperando, buscando al nuevo interlocutor, porque
esta esperanzado en una futura organización. Esta creyendo que va a salir de
esto. Quizás psicológicamente lo haga por desesperación, pero tiene la esperanza
de que puede salir realmente. Estoy tomando a un hombre de la calle totalmente
descorazonado de lo que paso, pero expectante. Nosotros, como dirigentes,
estamos mas optimistas; yo creo, pese a todos los signos negativos, y no lo
digo para crear falsas expectativas, que la Argentina va a salir del pozo
porque tiene elementos para hacerlo, porque tiene una cantidad de cosas que,
con organización, con mano firme y serena que nosotros la tenemos, la Argentina
va a salir. Aunque no sufrimos guerras...
— ¿Y la guerra por
las Malvinas?
—Bueno, recién ahora la Argentina parece como herida por las
Malvinas; pero no sufrió las dos guerras mundiales, y las otras que aun sigue
habiendo. El argentino de por si era un hombre acostumbrado a vivir en un
facilismo, y no solo hablo de la gente humilde, sino de la gente dirigente y
elitista que vivía un cierto facilismo y creía que esas circunstancias iban a
ser permanentes. Siempre parecía que los conflictos eran de afuera y no
nuestros. De pronto nos ha tocado vivir nuestra guerra interna, tremenda, y con
el broche final de las Malvinas. En consecuencia, ha llegado a entender y a
valorar lo que significa mirar hacia adentro y no estar buscando otros modelos.
Creo que los argentinos se van a acostumbrar a un sistema de vida más austera y
también a mirar hacia America latina.
—Usted y el doctor Alfonsín
hablaron de la formación de un movimiento nacional, propuesta que luego fue
bastante criticada.
—Si, pero lo que quisimos hacer era una afirmación del ser
nacional, que no es una idea nueva. Por eso insistimos en que se trata de
miramos a nosotros mismos, a la capacidad de ahorro nacional, no para aislarnos
sino para ver con que elementos contamos para hacer el futuro de la Argentina.
Hemos estado siempre copiando, siempre dependiendo de España, Inglaterra,
Italia. Después esos países de los cuales de- pendemos, sacaron la tajada del león
y nosotros se la damos porque nos parecía que fácilmente íbamos a poder seguir
viviendo así. Cuando ocurrió la crisis mundial energética y monetaria, vinieron
las restricciones de compras, y la Argentina empezó a sufrir su grave proceso.
Ya no bastaba con tener cosechas buenas. Y como estamos dirigidos por las
grandes potencias, pasamos a ser un país subdesarrollado al que la crisis encontraría
suborganizado y subeducado. Tenemos una Constitución que no respetamos y así
aparecemos con una debilidad tremenda. No tenemos vitaminas, no tenemos
anticuerpos en un mundo donde se desata una competencia feroz.
—Quizás los
argentinos tenemos que tomar conciencia de que tenemos que ser coherentes y
abandonar el cortoplacismo. Jamás planeamos a mediano plazo y ni que hablar de
plazos largos.
—¡Facilismo! El facilismo ha sido el sello de las
democracias, sobre todo aquí en Latinoamérica, donde nos ha faltado organización.
Creyendo que esto es un viva la pepa y que nosotros íbamos a vivir en un mundo cómodo,
descubrimos que es un mundo hostil. Las otras potencias defienden lo suyo y
nosotros tenemos que defender con la misma férrea voluntad lo nuestro. Si estamos
desunidos, siempre viremos en un mundo de desencuentros en vez de habitar un
mundo de conciliación y de tolerancia. Y ese es el papel que tienen que tener
los partidos políticos ahora: aglutinar a la gente en torno a objetivos
comunes, donde cada uno ponga su cuota de sacrificio, no solamente los ricos o
el Estado. Y por supuesto, con ética porque como han faltado los controles de
la democracia, ha faltado también el ingrediente ético, esa es la esencia de la
UCR. Creo que si no tenemos organización ni ética, nunca daremos una buena
imagen del país hacia el exterior.
—Tampoco podemos
hablar de la ética de las fuerzas armadas.
—Yo no diría "la ética de las fuerzas armadas". Diría
más bien la ética del gobierno, para no caer en el mismo error de un presidente
militar, que dijo que todos los políticos eran unos inmorales. Este sello de
inmoralidad no pertenece a una institución, pertenece a determinados hombres,
representantes de un proceso.
—¿Que deberían hacer
las actuales cúpulas militares?
—Lo que tienen que hacer es irse. Y como ya tienen las
valijas hechas nadie los toma en serio. El hombre de la calle, cuando tiene algún
problema, no acude al gobierno. Lo mismo le ocurre al empresario. Todos están buceando
a los que vendrán, por eso ahora consultan al hombre político.
—Si es como usted
dice que están haciendo las valijas para irse, ¿por que dan tantas vueltas con
la fecha de las elecciones?
—Nosotros la hemos pedido y ellos han alegado dificultades
de padrones, de organización, etcétera.
—Un vocero de Reston
acaba de decir que "si hay factibilidad técnica y aceptabilidad política,
¿se adelantaría la fecha de las elecciones porque la gente tiene que conocer
las posiciones partidarias?.
—Evidentemente la gente tiene que conocer y nosotros
estarnos haciendo un tremendo esfuerzo tratando de realizar todo lo que este
proceso nos impidió hacer en todos estos anos. Es decir, la actividad política.
Ahora estamos en un curso acelerado, nosotros y el pueblo, para acceder a los
principios y a las plataformas.
—¿Que opina usted de
la vuelta a la política económica de las tasas altas de interés que implemento Wehbe?
—La cuestión económica es un resorte casi exclusivo de este
gobierno. No hemos tenido información, a pesar de reclamarla sobre aspectos básicos.
Y pienso que las últimas lucubraciones económicas, no solamente con las tasas,
sino también con el seguro de desempleo y el origen de sus fondos, merecen
explicaciones más apropiadas. Personalmente estoy en contra de que se instrumente
una cosa por seis meses. Habría que elaborar algo que tenga más permanencia.
— ¿No surgió este
posible subsidio de una forma un tanto inconsulta, ya que el ministro de Economía
no se demostró proclive a instrumentar el seguro?
—Por eso nosotros no queremos que se haga sin analizar de
donde van a salir; los fondos, si se van a aumentar los impuestos, a efectuar
reducciones del IV A, si las sumas van a estar en relación a los fondos que se
van a dar a los desocupados.
—Detectar a los
desocupados va a ser una tarea bastante compleja.
—Tienen que pedir a las empresas los telegramas de despidos,
determinar los organismos que lo van a aplicar, etcétera.
—Usted hablaba de que
habían pedido información a Economía para poder manejarse en el futuro. Pero se
me ocurre que todo ha sido tan caótico que no lo deben tener claro ni ellos
mismos.
—Eso es una consecuencia de las faltas de controles, hay
jueces federales que han pedido información y no la han recibido. Aquí hubo
estabilidad, pero eso no fue suficiente porque faltaron los controles y después
de 5 años es mucho mas difícil encontrar donde esta la punta del ovillo.
— ¿No cree usted que Martínez
de Hoz puede transformarse en el gran chivo emisario de las fuerzas armadas?
Digamos que, para calmar las iras de la gente, sea mandado al foso de los
leones...
—Opino que es injusto cargarle todo a una persona, y no es
porque se trate de Martínez de Hoz. Acá pareciera que el único actor de este
proceso fuera el. Es cierto que el titular de Economía, no solamente en este
gobierno sino en muchos otros, toma una dimensión de primer ministro, o de
canciller, pero en el caso de este proceso, no es justo decir que Martínez de
Hoz es el culpable de todo. El culpable es el gobierno, que ha dicho que ese
era el programa de las fuerzas armadas. Las Malvinas no son tampoco
responsabilidad de Martínez de Hoz.
—Ocurrió que aquí,
como no se podía atacar directamente al gobierno militar por los temores, se
centraron todas las criticas en el; y además, el con su soberbia y sus medidas económicas
ayudo bastante a suscitar el odio de la gente.
—Por lo pronto, he leído en el diario que ha sido procesado.
—Con respecto a la
deuda externa, va a ser muy duro para cualquier partido que llegue al gobierno
poder remontarla. ¿Ustedes que harán?
—Es grave el problema de la deuda externa y grave el
problema de la deuda interna. Tenemos una deuda interna con más de 20 millones
de personas. Concretamente los obreros que tienen deteriorados sus salarios en
un 42 por ciento, y el 78 por ciento en el sector publico, la clase pasiva, los
jubilados y los pensiona- dos. No habrá que darle pagos retroactivos por las
angustias vividas, pero si para el futuro. Y no solamente el salario se ha
deteriorado. Fíjese que en Río Negro se ha cerrado una escuela cada 33 horas y
esto significa que hay chicos que no van mas a clase. Los otros días asistí a
un panel donde un miembro de un partido de extrema izquierda, decía que la
deuda externa no se debe pagar. Ha tomado lo que ha dicho Fidel Castro hace poco.
Esta es una postura muy cómoda, es como decir: "yo mato al acreedor". Y esto no puede hacerse. Nosotros
tenemos que asumir un programa serio de pago de la deuda externa, pero tenemos
que decirle a los acreedores que también debemos recomponer el panorama interno
del país, para poder pagarles a ellos. Es: un problema complicado, pero yo
tengo plena conciencia de que ellos saben que necesitan del mundo que fue
desarrollado y que coyunturalmente no lo es, como le sucede a la Argentina. Nos
necesitan no solo económicamente sino también financieramente, porque nosotros
tenemos proyectos rentables que pueden dejar buenas ganancias. Lo único que
queremos cs que no vengan a despojarnos. No nos molesta que vengan a ganar
dinero, a hacer inversiones rentables que nosotros podemos pagar.
—Claro, pero para eso
el próximo gobierno tendrá que tener credibilidad en el exterior.
—Un gobierno constitucional va a tener mayor credibilidad.
Cuando tengamos un sistema donde el equilibrio de poderes permita dar una mayor
estabilidad, creo que habrá mucha mas confianza que con el sistema actual.
-Mucha gente piensa
que si ganara el peronismo las elecciones, y el radicalismo como segunda fuerza
lo apoyara, podría volver a repetirse lo que ocurrió en el gobierno de la señora
de Perón.
—En este momento no lo tiene a Perón, no tiene la fuerza económica
sindical, de manera que necesitarían una convivencia política con el partido
que no gane. Todos vamos a necesitar de todos.
—Por eso hay políticos
que están proponiendo hacer la concertación entre todos los partidos, para, que
esa democracia que se va a instaurar en un contexto tan difícil pueda ser
apuntalada entre todos.
—Es que volvemos a los objetivos comunes. Nosotros, con el
peronismo, podemos determinarnos un plan educacional, energético, de obras públicas
y de política internacional. ¿Por que no nos vamos a poner de acuerdo en las
cinco formulaciones básicas del país?
Fuente: Testigos Del "Proceso" Militar (1976-1983) Emiliana López Saavedra, Centro Editor de America Latina S.A., 1984
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