Es indudable que don Hipólito Yrigoyen, es, hoy por hoy, el
ser que goza de mayor popularidad en toda la República.
Pocas serán sin duda las personas, que al cabo del día se
acuesten sin haberle nombrado dos o tres veces o haber escuchado su nombre
otras tantas, en la calle, en el café, o en el tranvía.
Don Hipólito, ha resuelto, no decir, sobre su gobierno «oste
ni moste» antes del 12 de octubre, y su
silencio ha dado lugar a que medio mundo se crea en el secreto de sus
pensamientos y así vemos, que unos afirman que no prestara juramento; que otros
sostienen que jurará la trasmisión del mando; que otros, dicen que su
Ministerio será compuesto solo de provincianos desconocidos en el ambiente político
porteño, y otros, en cambio, le dan al doctor Lobos, la cartera de Hacienda; al
doctor Saguier, la de Relaciones Exteriores, o a don Manuel Lainez, la Dirección
General de Escuelas… todo ello como cosa resuelta. Lo cierto es que nadie sabe
nada y que, cansado de sondear el futuro indescifrable, el reporter tiene que
volver los ojos al pasado buscando las notas de interés que haya en la vida del
que regirá los destinos de la patria dentro de pocos días.
Como algunas personas y diarios, llaman a don Hipólito «Doctor»
y otros solo le dicen «Señor Yrigoyen o Don Hipólito», creí de interés para el
lector, averiguar, si era o no «Doctor» el futuro mandatario.
Lego en materias de abogacía y no sabiendo como encontrar en
los archivos de la Facultad las pruebas que deseaba, le pedí a un estudiante de
Derecho que me guiase.
Este estudiante es radical empedernido, acababa de ser
nombrado secretario de un comité seccional, se llama Lucio Manuel Moreno
Quintana, y es nieto del ex presidente don Manuel Quintana y ¡buena
coincidencia! Como su abuelo, se inicia a los 18 años en la política activa.
El me llevo a los archivos y enseñándome los viejos y
destartalados libros de la antigua Universidad de Buenos Aires, me demostró que
don Hipólito había estudiado el curso completo de derecho, de cuatro años, por
aquel entonces, no como hoy que exige la Facultad un curso de seis años para
otorgar el titulo de doctor en Leyes.
En el folio 55 del libro de Matriculas del 4° año de
jurisprudencia correspondiente al año 1877, dice en el 4° renglón: «68,
Hipólito Yrigoyen, 22 años, de Buenos Aires, domiciliado Cangallo, 1069, -
Derecho Civil, Constitucional, Canónico y Económicos».
Según dicho libro y entresacando nombres de la larga lista
de compañeros que don Hipólito tuvo en los años 76 y 77, encontramos a
Marcelino Ugarte, Julio Botel, Melitón R. Zeballos, Conrado Chávez, Manuel J.
Gonnet, Mariano J. Paunero, Daniel M. Escalada, Ramón Victorica, Alberto
Navarro Viola, Alberto Posse, Isaías Mendiburo, José Antonio del Pino, Benjamin
Leguizamon, Roberto Levingston, Arturo Gramajo, Alejandro Sorondo, Luis María
Drago, Rodolfo Rivarola, Ernesto Quesada, José María Malbran, Alberto Blancas,
y varios otros cuyos nombres figuran hoy en nuestro mundo intelectual,
financiero y político.
Fueron sus examinadores los doctores Leopoldo Basavilbaso, José
María Moreno y Pedro Goyena.
A mas de los cuatros exámenes que con brillantes notas dio
don Hipólito al terminar cada uno de los años de estudio, debió rendir el final
o de conjunto «Examen de Tesis» que se llamaba entonces, pero no llego a darlo,
pues por aquella época, don Leandro Alem, su tío y decidido protector, le llevo
de practicante a su estudio.
Tenia el estudio el doctor Alem en sociedad con el notable
abogado don Bernardo Solveyra y estaba este situadote esto hace cerca de 34
años, en un edificio que hoy ya no existe en la calle Rivadavia, entre Florida
y San Martín, donde actualmente esta la armería de Rassetti.
Los doctores Alem y Solveyra eran diputados nacionales y
ambos mas dedicados a la política que a su estudio, dejaron el «bufete» en
manos, casi puede decirse, del hoy electo presidente; tal era la fe que su
pericia en leyes les inspiraba y tal confianza que en su saber tenían.
Yrigoyen, entregado en cuerpo y alma al «estudio» de los
doctores Solveyra y Alem, descuidó sus asuntos propios y fue dejando un año
para otro el examen de tesis, resumen de los cuatro ya dados, que le hacia
falta para obtener su titulo de Doctor, pero escribió su tesis sobre
Federalismo argentino, tesis que después no quiso presentar, pues decidido a no
seguir leyes, se ve que no se interesó mas por el titulo.
Pasaron así algunos años, en que se dedico al trabajo de
estanciero, hasta que envuelto también en la política, dejo en el mas absoluto
olvido la consagración de sus derechos bien adquiridos al titulo de Doctor en
Leyes ya que había rendido los cuatro exámenes parciales, y había practicado la
abogacía en un estudio de la importancia del de Alem y Solveyra.
Don Hipólito Yrigoyen, no es, pues, «Doctor» de hecho, según
reza en los viejos libros de la Facultad, pero es abogado de derecho.
Fuente: Emilio Dupuy de Lome: "Don Hipólito Yrigoyen no es doctor, pero es abogado" en Caras y Caretas del 7 de octubre de 1916.
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