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jueves, 23 de julio de 2015

Santiago H. del Castillo: "El Comunismo" (18 de noviembre 1936)

La interpelación resuelta por la Honorable Cámara, involucra diferentes problemas,   cuestiones   de   carácter   constitucional   y   social   que   es   necesario claramente deslindar, no sólo porque así se evitarán disquisiciones inútiles, sino porque, claramente establecido el criterio del Ejecutivo en cuanto a los puntos generales a que se refiere, será fácil establecer, consecuente con ello, la norma que, lógicamente, en cada caso, ha aplicado. Los puntos establecidos con los números 2 y 5 se refieren a la posición del Ejecutivo frente a las organizaciones que en nuestro medio, al margen del orden legal e institucional, tratan de operar la transformación de nuestro régimen político y social por la fuerza material y la violencia, postulando abiertamente el fascismo en su credo antidemocrático y encubriendo el comunismo esa actitud merced a un cambio de táctica bolchevique en todo el mundo, por las directivas de la Internacional Comunista. Se trata, en realidad, de una absolución de posiciones que la Honorable Cámara plantea al Ejecutivo al margen del espíritu y del texto del artículo 77 de la Constitución de la Provincia, pero que el gobierno del cual formo parte no tiene inconveniente alguno en absolver, porque por su origen y por mandato que el pueblo de la provincia le confirió, le es sumamente grato ratificar en todo instante y en todo lugar la firmeza de sus convicciones y la orientación política que rige y determina su conducta. Los puntos 1 y 5 se refieren a la actitud que el Ejecutivo de la Provincia habría adoptado frente a la infiltración fascista y comunista en los gremios obreros de la provincia. Ello determina tres órdenes de problemas: la constatación de si son efectivas las referidas infiltraciones, la existencia o no de las facultades constitucionales y legales del Ejecutivo para impedirlo, en el caso de existir; si en caso de no existir esas facultades constitucionales y legales, tienen los poderes provinciales facultades suficientes para intervenir   directamente   en   las organizaciones obreras so pretexto de represión de las actividades comunistas y fascistas (...)

Señor Presidente, como decía anteriormente, me es grato aprovechar esta oportunidad para fijar con claridad la posición del Poder Ejecutivo frente alas preguntas número 2 y 5 de la interpelación que, aunque la considero en desacuerdo con el artículo 77 de la Constitución, sin embargo, voy a contestarla, aunque entraña una absolución de posiciones. Es bien sabido que el Poder Ejecutivo, que ha nacido de un movimiento de opinión eminentemente democrático y como expresión de ello dirige los destinos de la provincia, encuadra su conducta dentro de los preceptos de la Constitución y de las leyes en vigencia. ¿Cuál puede ser la posición del Poder Ejecutivo frente a estos dos núcleos sociales que se debaten en el escenario de la provincia? Y si tenemos en cuenta la palabra de algún tratadista, no podemos olvidar que la democracia tiene esta misión extraordinaria de cobijar, de amparar con el calor de sus alas aún a sus detractores. La democracia es así, y esa es nuestra democracia, que ha hecho un llamado a todos los hombres del mundo para que vengan atrabajar y engrosar esta tierra sin coacción en las opiniones, ni restricción a sus libertades; eso entraña el movimiento popular que encabeza la Unión Cívica Radical. (Aplausos) Y es, señor presidente, en esta hora aciaga, en que se pretende cercenar las libertades públicas, mientras negros nubarrones se ciernen en el horizonte de la patria. La Unión Cívica Radical en su legítimo gobierno, viene a decir a esta Honorable Cámara que todos los hombres en esta provincia tendrán amplias libertades; que está garantido definitivamente el derecho de reunión, que la prensa puede expresar libremente sus ideas y orientar al pueblo; que el derecho de asociación lícita está garantizado; garantizada la libertad de trabajo, como también   el   derecho a la huelga, porque así lo ha aceptado el derecho internacional. (¡Muy bien! Prolongados aplausos en la barra).No hay una sola garantía individual que vaya a ser vulnerada. Tenemos esa beatitud religiosa por la Ley y la Constitución ante las cuales nos inclinamos reverentes,   porque   al   decir   de   alguien,   preferimos   arrodillarnos   ante   la Constitución y las leyes del país, para evitar mañana la vergüenza de tener que arrodillarnos ante tiranos. (Prolongados aplausos).Orgulloso se siente el gobierno de Córdoba cuando los cargos que se le hacen consisten en que los trabajadores, en que los proletarios, se agremian en un legítimo derecho que la misma Oficina Internacional del Trabajo, donde están representadas todas las fuerzas vivas del mundo, ha aceptado como derecho universal. (Aplausos).El gobierno ha de garantir todas las actividades lícitas; pero no ha de permitir en ningún instante que nadie, por las vías de hecho, quiera alterar el orden constituído. Y se habla, señor presidente, de la infiltración comunista.

Es verdad que hay comunismo en la provincia: pero, ¿acaso este fenómeno social es de ahora, desde el día 17 de mayo? No, señor presidente. Yo tengo aquí a mano el mensaje de un ciudadano que, sin duda, ha de ser de caro efecto para el sector de la minoría. Me refiero al distinguido ciudadano Julio A. Roca, quien, siendo gobernador de la provincia, leía su mensaje ante esta Honorable Legislatura integrada por representantes del Partido Comunista. El doctor Roca decía estas palabras en su mensaje: "La composición de la Legislatura asegura la realización de los altos enunciados que inspiraron la adopción de los nuevos sistemas de representación. En ella tienen asiento fuera de los Senadores y Diputados de la mayoría que aseguran la estabilidad y eficiencia del Gobierno, representantes de caracterizadas   organizaciones   de   opinión   independiente,   provincial   o departamental, y de fuerzas políticas, cuya personería universal emerge de aspiraciones, sentimientos e ideales que se disputan el predominio del mundo y cuya incorporación al gobierno de Córdoba es la más alta prueba de la solidez de su organización social, de la efectividad de los derechos políticos, de la libertad que ampara la emisión de todas las opiniones y del arraigo en nuestro pueblo del espíritu de la tolerancia, índice superior de la cultura y de la inteligencia".Y este partido, desde luego, no surgió después del 17 de mayo, sino que tiene una larga actuación en la Provincia de Córdoba. Efectivamente, el Partido Comunista tiene su clima de acción, diré así, en las clases proletarias. Pero, señores ―y esto le ha de interesar al sector de la minoría porque también creo que ha de convivir el mismo fervor de los que fueron sus viejos conductores en otras horas del Partido Demócrata: me refiero a figuras como Roca y Cárcano― les debo yo decir que hay otra fuerza que actúa y es, señores, el fascismo, el fascismo que no es como el comunismo formado y que actúa entre los proletarios, entre los hombres de trabajo, hombres de blusa. Los fascistas actúan y se forman en la pequeña burguesía, en la alta burguesía, en el capitalismo y en los centros universitarios. Pero el fascismo data del año 1930 y es una formación que se ha hecho desde arriba, y es un núcleo que, precisamente, cuando le ha tocado gobernar al Partido Demócrata, yo no sé por qué razones inexplicables, por cierto, con su vieja tradición, salía uniformado y armado a la calle y más de una vez ha comprometido el orden público. (¡Muy bien! Aplausos).Ahora, vengo también en forma clara ―y quiero que no se vaya a tergiversarla verdadera orientación de mis palabras― a que consideremos que estos núcleos que en sí están contra el régimen   democrático,   mientras   actúan   haciendo propaganda   o   exponiendo   ideas,   mientras   actúen   con   procedimientos doctrinarios, no hay, dentro de nuestro régimen constitucional nada que pueda evitarlo, a no ser que se quiera exigir al Poder Ejecutivo, un abuso o un atropello a los derechos y garantías individuales. (Aplausos). Y tan es así que mi exposición tiene un fundamento legal, que en este momento se sanciona en el Congreso de la Nación una ley de represión al comunismo. Quiere decir, "a contrario sensu", que las provincias no tienen y que tampoco existe actualmente en la legislación de fondo, ninguna ley que pueda castigar el derecho de opinión o de propaganda. Y por qué, señor presidente, no he de adelantar un concepto que entraña una manera democrática de pensar: yo creo que es un error la represión de las ideas. Y es un error, por una razón histórica: porque hemos visto nosotros que cuando se ha querido coaccionar las opiniones, cuando se ha querido presionar el raciocinio, éstos se han robustecido, se han hecho más fuertes, y en vez de actuar a la luz, optan por actuar en la sombra, y vienen así a ser realmente perturbadores del orden público. Es bien sabido, señor presidente, ―y a la memoria viene un recuerdo interesante― que los individuos piensan y opinan muchas veces de acuerdo al clima, al núcleo social en que actúan; y más tarde, desligados de ese clima y de ese núcleo social, suelen cambiar de opinión. Esa es la ventaja de actuar a la luz, frente a la crítica! La sombra, la hostilidad, no permiten esa redención de la inteligencia.Y para certificar estas expresiones mías, he de citar un caso interesante, de un distinguido poeta, hombre de talento, ―creo que ha estado en Córdoba―, impetuoso en sus ideas, que las concretó en un programa, algunos de cuyos artículos, voy a leer. "Disolución del ejército; arresto y concentración de todos los oficiales   en   servicio   activo,   desde   el   grado   de   mayor   inclusive,   en   los campamentos y presidios que se determinarán; disolución de la armada y envío inmediato de las unidades de guerra al presidio de la Isla de los Estados y de la Tierra del Fuego para conducir a todos los penados y personal a Buenos Aires".Y más tarde, señores, este hombre, modesto ciudadano, amparado por esa cordialidad y bondad extraordinaria de nuestra vida democrática, llegó a ser un distinguido poeta, cambió de ambiente, se rozó con otros hombres, estuvo también en el 6 de septiembre; y este hombre ahora dice todo los contrario. Voy a leer su nuevo programa:

"Estudio intenso para elevar cuanto antes a 50 milhombres las tropas permanentes de la población; fomento intensivo terrestre y naval y de la flota submarina, con programas concretos de 300 aviones y quince naves, movilización periódica de las reservas", etcétera.

Ya se ve cómo es más práctico dejar en libertad a los hombres y no tratar de ajusticiarlos, hundirlos y perseguirlos. El chocar de las ideas no entraña un perjuicio para la libertad de opinión. Al contrario, sirve para pulir el espíritu década ciudadano. Y así Alfredo Palacios, en su libro "Las reformas penales", dice:

"En este recinto un legislador que ocupa ahora un sillón en la Suprema Corte de Justicia, pronunció palabras que recordaban las admirables de Sarmiento, cuyo coraje civil no fué igualado. El doctor Linares dijo desde una de estas bancas lo que me complazco en repetir: «La enunciación de ideas, por extremas, por erróneas, por funestas que sean, y su prédica, no constituyen por sí un delito castigado por nuestras leyes. La propaganda doctrinaria no comporta otra cosa que el ejercicio de un derecho perfecto y natural, reconocido por la Constitución como inherente a todo ser libre: el de la libertad de conciencia, el de pensar y emitir ideas conforme la conciencia las dicte». No es, señor presidente, ―decía el legislador― con procedimientos inquisitoriales, levantando hogueras, como en otros tiempos, para quemar herejes, que se modifican o se suprimen los extravíos de las conciencias; no es con persecuciones, con destierros o con prisiones que se extirpan las ideas. La fuerza llega en un momento dado a acallarlas, pero después renacen con más vida, con más vigor, con una fuerza incontrastable".

Pero no quiero dejar sin concretar, de una manera terminante, la verdadera situación del gobierno de Córdoba, que pertenece a un partido eminentemente popular. Se ha hablado hace un momento, en este recinto, de cierta alianza. Voy a leer, señores, la declaración del Comité de la Unión Cívica Radical, precisamente cuando el Partido Comunista le exhortara a formar el frente popular o a concertar una alianza. La más alta autoridad del partido fija su posición, respecto al Partido Comunista, en la siguiente forma:

1.― Que la Unión Cívica Radical es un partido político que tiene una trayectoria inconfundible en la vida civil argentina a través de casi cuarenta años de actuación, lo que le crea el deber de mantenerla como un acervo ideológico intangible;.

2― Que en ese acervo figura de "ab-initio", como principio que ha informado su programa, el mantenimiento integral del régimen consagrado en la Constitución vigente, cuyo contenido satisface ampliamente el sentimiento liberal argentino;.

3― Que el régimen de nuestra Constitución contempla para la configuración jurídica del Estado, de la Familia y de la Propiedad, sin excluir la declaración de derechos y garantías individuales, es el más saludable para la justa orientación democrática del pueblo argentino, dentro de cuya orientación se sitúa fervorosamente la Unión Cívica Radical;.

4― (...) Que el Partido Comunista, según es obvio, no acepta el orden político, jurídico y social que establece la Constitución Argentina;.

5― Que la Unión Cívica Radical no se ha desentendido nunca ni piensa   desentenderse   de   las   justas   reivindicaciones   del proletariado   social,   pero   entiende   que   tales   reivindicaciones proletarias son de alcance progresivo y no catastrófico, pudiendo conseguirlas   por los medios que brinda la   Constitución sin necesidad de substituirla o reformarla;

6.― Y finalmente, que el Partido Comunista aspira a implantar en el mundo   la  dictadura   del  proletariado  en  la  organización   del Estado y la Unión Cívica Radical, por sus antecedentes, por su tradición invariable y por su concepto de la Patria, repudia firmemente toda dictadura, sea burguesa o proletaria, y reafirma con serena inquietud en esta hora sus convicciones democráticas, sin perjuicio de su acendrado respeto por la libre emisión de las opiniones, condición esencial del progreso político y social.

Con fecha del 14 del corriente el candidato radical a gobernador doctor Mosca ha remitido al señor Francisco Mónaco, dirigente comunista, la siguiente respuesta   a   una   invitación   de   éste   sobre   una   acción   conjunta:  

"Santa Fe, noviembre 12 de 1936.   Señor Francisco Mónaco. Rosario. Muy   señor mío:

Contestando a su carta de fecha 5 del corriente, debo manifestarle que el Comité Nacional de la U.C.R., fijó, oportunamente, en una resolución cuya copia le acompaño por haber tenido, por causas notorias, amplia difusión en estos días, posición que debe acatar la U.C.R., de la que soy candidato a la primera magistratura de la provincia, con respecto al Partido que usted representa. En tal sentido no veo la posibilidad de una acción conjunta de ambos organismos para la próxima campaña electoral, ni la conveniencia de una reunión en la que no podríamos cambiar impresiones a coordinar una acción que nos está vedada, por la resolución que menciono. Pláceme con tal motivo, saludarle muy atte. (Fdo.): E.M. Mosca"

El diputado nacional Ernesto Sammartino, por Entre Ríos, pronuncia un interesante discurso en la Cámara, precisamente a raíz de estas cuestiones del comunismo y dice:

"¡Comunismo, señor presidente, en este país!... ¡Comunismo en esta Cámara!... Es hora ya ―y lo digo con espíritu cordial― de terminar con esa superchería. Si por comunismo se entiende una tendencia política y social que finca sus métodos en la violencia, que no ama la historia y las tradiciones de la Patria; que abomina la religión en nombre de un sectarismo ciego y materialista; que quiere destruir los fundamentos de la familia; que persigue la anulación de la personalidad humana en haras de aspiraciones multitudinarias abstrusas; que quiere compartir los bienes ajenos por incapacidad para conquistar el propio; si por comunismo  se entiende toda esa  vorágine de apetitos sensuales y de conceptos primarios, yo digo que, sin necesidad de declamaciones patrióticas y de salvadores, el comunismo no prenderá nunca en la conciencia límpida y en las costumbres honradas de los argentinos. Pero si, en cambio, se entiende por comunismo la exaltación del derecho frente a la violencia, la lucha por la dignificación social y económica de los humildes, el respeto a la voluntad de las mayorías, el culto de la Constitución y de la Ley Sáenz Peña, la práctica de la libertad de pensamiento, la execración de la guerra, del imperialismo y de la tiranía, el nacionalismo que no vocifera pero que hace patria en el trabajo constante, y la fe religiosa que no se exhibe a golpes en el pecho pero que honra la obra de Dios en las tareas de cada día; si por comunismo se entiende todo eso, yo afirmo que vivimos en un país comunista desde el primer cabildo de Mayo que le dió los óleos de la libertad". (Aplausos).

Ahora, quiero hacer conocer a los señores diputados y sobre todo al señor miembro   interpelante,   que,   además   de  las   declaraciones   de  principios   que contiene el programa de la Unión Cívica Radical, de la propaganda oral y escrita, están las expresiones que son públicas, notorias y conocidas de todo Córdoba yque  hiciera  el  doctor  Sabattini  cuando  fuera  candidato,  al decir  que  sería respetuoso de todos los derechos; luego las palabras del doctor Sabattini, como gobernante, en el discurso pronunciado en el acto inaugural de la 6a exposición nacional de ganadería, agricultura e industrias, de la ciudad de San Francisco, realizada el domingo 6 de septiembre de 1936, diciendo:

"Al asumir la primera magistratura de la Provincia, llego sin odios y sin rencores. Y hoy lo repito, porque deseo que se entienda bien que tengo la más intensa aspiración a que en  nuestro caro suelo cordobés reinen la paz y el orden indispensables para el desarrollo de todas las sanas actividades de la convivencia social. Quiero la paz y el orden, con un respeto absoluto por las libertades que reconoce la carta fundamental con un cumplimiento estricto y honesto de la ley, para que este gobierno, que llegó en horas difíciles, contribuya a prestigiar ante el país a las instituciones del régimen democrático imperante y a hacer desaparecer del ambiente de una argentinidad bien entendida, todas las ideas extremistas, que no pueden tener arraigo entre nosotros. Nación joven que será extraordinariamente grande y poderosa solamente con esa paz y ese orden que proclama".

Existe un interesante y meduloso fallo de la Cámara Federal de la Capital de la República, que sienta la siguiente jurisprudencia:

"La propagación de ideas comunistas no constituye delito". ("La Ley", diario de Jurisprudencia Argentina, Legislación, Doctrina, Información, de fecha 13 de agosto de 1936).

Como se trata, señor presidente, de un dictamen extenso, para no fatigar a los señores diputados con su lectura, voy a pedir que se inserte en el Diario de Sesiones.(...)

Y la posición del Ejecutivo con respecto a estos extremos, no es solamente la del Gobierno de Córdoba, sino que la Iglesia, por medio de una pastoral, también expresa lo siguiente:

"La Iglesia, cuya misión está por sobretodos los partidos y banderías, anhelando el mayor bien de las sociedades existentes, se aparta tanto del exagerado nacionalismo, que yendo más lejos de las verdaderas exigencias de la virtud del patriotismo, proclama la entrega total del individuo   al   Estado,   como   del   comunismo   desquiciador,   que   pisoteando creencias, libertades y derechos, convierte al individuo en mero instrumento de cierto estado social, con desmedro de la propia dignidad humana".(...)

Esta pastoral la va a encontrar en el diario "Los Principios" del 31 de mayo de 1936. La pongo a disposición de los señores diputados. Ahora bien, señor presidente. Hasta este momento el orden social está completamente garantido; está asegurada la libertad de trabajo en toda la provincia; reina la más absoluta tranquilidad; ninguno de los núcleos sociales comunistas o fascistas significa un peligro. Si es verdad que el Partido Comunista, por una razón de táctica, en este momento no perturba en nada la vida política de Córdoba, sin embargo, el Partido Nacional Fascista, permanentemente conspira; pero le puedo asegurar al señor diputado interpelante que mantenemos en absoluto el control, que no ha de ser alterado el orden público, y que si alguien lo intentara, entonces va a recibir el condigno castigo. (Aplausos prolongados en las bancas y en la barra). Pueden   estar   tranquilos   los   señores   diputados   de   la   minoría: la extraordinaria fuerza moral del gobierno de Córdoba ha de impedir cualquier audacia. Pero si la hubiera, entonces estará el Poder del Estado para mantener ese orden y lo hará respetar. Ahora quiero significar también a los señores legisladores que el fascismo se alimenta desgraciadamente de ciudadanos del partido opositor. Yo tengo aquí en mis carpetas fotografías en donde aparecen ex funcionarios, ex empleados y hasta legisladores del Partido Demócrata en la asamblea nacionalista. (Aplausos). Y yo les hago esta denuncia a los señores legisladores del Partido Demócrata porque ellos, que sin duda han de tener un fervoroso amor a nuestras instituciones democráticas, han de saber que existen en las filas de su propio partido esas infiltraciones. Y con respecto   al Poder Ejecutivo, yo vengo a declarar solemnemente: El Ejecutivo es el más celoso y respetuoso  guardián de  la Constitución y de las leyes de la provincia. En este momento existe la más absoluta tranquilidad. No existe ni siquiera la remota posibilidad de que se pueda alterar el orden público. No hay necesidad de medidas preventivas porque el gobierno vigila atento a todos los movimientos y conoce todos los pasos que dan estos dos núcleos sociales. Mantiene el control en toda la provincia, y aquí, en esta carpeta, en forma documentada, están esas actividades, y puedo asegurar a la Honorable Cámara que no existe ningún peligro. (Aplausos). Más aún: jamás Córdoba respitó ese ambiente de responsabilidad y de libertad. (Aplausos). Y ahora que se nos quiere brindar, señores ―porque de la interpretación se insinúa que se nos quisiera dar facultades para reprimir a algunos de los grupos sociales que actúan en la provincia―, qué más hermosa oportunidad para el Poder Ejecutivo de poder tildar a los partidos opositores: "Pertenecen ustedes a tal núcleo social". Pero este gobierno que hace un culto de la verdad, que hace un culto de la libertad, viene a decir que no acepta el látigo para castigar a sus conciudadanos; que no quiere mordaza. (Aplausos en las bancas y galerías).Bien, señor presidente; se ha dicho que funcionarios del gobierno hanactuado en un congreso obrero. Es cierto. Ha estado un inspector de la Oficina del Trabajo, y no solamente ha estado en el congreso de entidades obreras, sino también que concurrió al Congreso Comercial Agrario otro inspector. ¿Por qué? Porque un gobierno que tiene el concepto de su responsabilidad debe conocer, tiene el deber de auscultar todo el movimiento de su pueblo; tiene el deber de estar siempre oído atento y ojo vigilante, porque así lo exige la responsabilidad, y para que esta población de Córdoba descanse en la seguridad de que este gobierno es guardián celoso de su tranquilidad.

Señor presidente: voy a terminar esta breve exposición con las palabras del mensaje del actual gobernador de la Provincia:

"La Constitución del 53 significa la realización de los anhelos de paz, unidad y libertad de la Nación; de ella puede decirse, lo que un ilustre pensador contemporáneo afirmara de la de Weimar: «Los que no aciertan a ver en la forma republicana la mejor de todas y la definitiva, han de hallar en esta Constitución el camino para lograr otra mejor. Al margen de ella, sólo cabe la alta traición. Debe ser respetada y honrada, aun por los que piensan de otro modo, como compendio del pasado y como punto departida de su porvenir»".

Para terminar, señor presidente, debo manifestar que lo que es necesario reprimir no es el derecho de opinión, ni coartar ninguna libertad; lo que sí es necesario hacer, es castigar con mano férrea la violencia, el fraude, la pretensión de querer hurtar la voluntad popular en las urnas; la de querer trabar los derechos del pueblo. Para eso debemos estar todos los partidos políticos unidos a fin de consagrar definitivamente la libertad; y si alguna represión hace falta, en el territorio de la república, es represión del fraude y la violencia. (Prolongados aplausos en las bancas y en la barra).

Continúa el debate con la amplia intervención de los diputados de las distintas fuerzas, luego, tendrá intervención considerable nuevamente el señor Ministro Dr. Santiago del Castillo:

Señor presidente, voy a ser muy breve. El señor diputado del sector de la minoría insiste en su propósito de cargar al Ejecutivo con la responsabilidad de una alianza con el comunismo. Como para dejar una última impresión he probado que esa alianza no puede existir a no mediar una alta traición del gobierno de Córdoba para con la Unión Cívica Radical. Solamente una alta traición del gobierno de Córdoba puede justificar esa alianza. Ni un solo acto de la vida partidaria ha existido que pueda despertar esa sospecha; ni en un solo momento el gobierno de Córdoba ha mantenido tal alianza ni contacto con el Partido Comunista. Lamento sinceramente que se insista en este cargo con un propósito deliberado que no alcanzo a comprender, porque en mi larga actuación he procedido siempre con un profundo respeto para con el adversario; porque creo que los hombres cuando luchan por un ideal, aunque disientan, no pueden luchar con tales armas. Por eso he creído siempre, he combatido toda mi vida con entusiasmo, con fe, con pasión y, puedo decir, que, personalmente, no he tenido enemigos y que he sido respetado en todas partes; pero me encuentro aquí con el sector de la minoría que insiste en una alianza, en un pacto...(...)

Me refiero al sector de la minoría que quiere hacer aparecer ante la opinión   pública   al   gobierno   como   ligado   con   un   pacto   o   alianza   con   el comunismo. Yo he escuchado con suma atención las palabras del señor diputado Arrarás, que hizo en el fondo una exaltación patriótica por el respeto a las instituciones y al pueblo. Es necesario que termine este confusionismo. Los partidos políticos no tienen necesidad de apelar a la difamación, a la calumnia, a los argumentos falsos para existir, cuando hay otros motivos superiores que justifican su acción y quedan prestigio a sus actos. Por eso, señor presidente, yo creo que en homenaje a la verdad y al respeto que se deben todos los partidos políticos y los hombres cuando se les dice y se les prueba hasta la evidencia que no puede existir esa alianza, porque si existiera, el gobierno de Córdoba estaría traicionando al partido político de donde ha surgido, debe creerse lo que tengo manifestado, porque la Unión Cívica Radical no acepta semejante alianza porque su trayectoria liberal, precisamente, ha sido ésa de no aceptar alianza con ningún partido político. Recuerdo que al surgir la Alianza Civil, el doctor Sabattini se hallaba en la Penitenciaría Nacional. Entonces fuí personalmente a comunicarle que se hablaba de la posibilidad de que ciertos dirigentes de Córdoba fueran a apoyar a la Alianza Civil. Y traje la palabra rotunda del doctor Sabattini a los dirigentes de Córdoba: "Hay que mantener en absoluto la intransigencia; no hay que colaborar con ningún partido político; es necesario colocarse al margen de toda alianza y marchar solos en esta acción".

Y ahora se nos plantea esta cuestión: se nos quiere adjudicar un aliado a la fuerza. Yo afirmo categóricamente: si el gobierno tuviera alguna alianza con cualquier   partido   político,   no   sería   capaz   de   renegarlo;   afrontaría   la responsabilidad histórica de haber aceptado esa alianza. Pero esa alianza, señor presidente, no existe hasta la evidencia; no puede existir. Yo creo que después de estas categóricas expresiones, no puede seguira firmándose con honestidad un cargo semejante. Respecto a las medidas preventivas, el gobierno, lo he dicho en el transcurso de mi exposición, se mantiene vigilante y atento a todas las actividades políticas de Córdoba. Aquí tengo la carpeta de todas las jefaturas políticas; aquí tengo la carpeta   del   Departamento   Provincial   del   Trabajo;   y   está   la   carpeta   del Departamento de Policía; y voy a decir más: cuando se hizo cargo el nuevo gobierno, el 17 de mayo, en la policía, en el Gabinete de Orden Social y Político, no se encontró ni un solo antecedente, ni una sola ficha en esa materia. Todo hubo que hacerlo de nuevo y aún se continúa en tal trabajo.

He dicho y creo haberme expresado con claridad, en el sentido de que todas las actividades son perfectamente conocidas por el gobierno, de que no se va a alterar el orden público  en un solo  instante, que no  existe el peligro  del comunismo. En este momento, en este instante los comunistas se mantienen en la más absoluta tranquilidad.

Esa es la verdad real. Por qué agitan el fantasma...? (...) Yo creo en la probidad de los señores diputados, pero considero que están profundamente equivocados. No me molesta que ustedes lo afirmen, pero cuando se les ha dicho con toda lealtad que no existe tal alianza y se les ha documentado   que  no  puede existir,  qué  motivo,  qué  razón  hay  para   que continúen insistiendo?(...)  Cualquier manifestación de violencia   encontrará   la   más   enérgica represión del gobierno. Por otra parte, yo no encuentro dentro del Código Penal,―y si lo hubiera cualquier ciudadano tendrá el derecho de hacer la denuncia ante los jueces―, tal prohibición. Y yo quisiera ver ejercitada una denuncia de esa naturaleza, frente a la legislación actual, para confirmar así lo que sostengo.









Fuente: Interpelación al Sr. Ministro de Gobierno Legislatura de Córdoba, Libro de Sesiones Cámara de Diputados, 18 de noviembre 1936, págs. 1266-1278 y 1326-1328. Aporte de Marcos Funes Presidente de la Fundación Sabattini.



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