La interpelación resuelta por la Honorable Cámara, involucra
diferentes problemas, cuestiones de
carácter constitucional y
social que es
necesario claramente deslindar, no sólo porque así se evitarán
disquisiciones inútiles, sino porque, claramente establecido el criterio del
Ejecutivo en cuanto a los puntos generales a que se refiere, será fácil
establecer, consecuente con ello, la norma que, lógicamente, en cada caso, ha
aplicado. Los puntos establecidos con los números 2 y 5 se refieren a la
posición del Ejecutivo frente a las organizaciones que en nuestro medio, al margen
del orden legal e institucional, tratan de operar la transformación de nuestro
régimen político y social por la fuerza material y la violencia, postulando
abiertamente el fascismo en su credo antidemocrático y encubriendo el comunismo
esa actitud merced a un cambio de táctica bolchevique en todo el mundo, por las
directivas de la Internacional Comunista. Se trata, en realidad, de una
absolución de posiciones que la Honorable Cámara plantea al Ejecutivo al margen
del espíritu y del texto del artículo 77 de la Constitución de la Provincia,
pero que el gobierno del cual formo parte no tiene inconveniente alguno en
absolver, porque por su origen y por mandato que el pueblo de la provincia le
confirió, le es sumamente grato ratificar en todo instante y en todo lugar la
firmeza de sus convicciones y la orientación política que rige y determina su
conducta. Los puntos 1 y 5 se refieren a la actitud que el Ejecutivo de la
Provincia habría adoptado frente a la infiltración fascista y comunista en los
gremios obreros de la provincia. Ello determina tres órdenes de problemas: la
constatación de si son efectivas las referidas infiltraciones, la existencia o
no de las facultades constitucionales y legales del Ejecutivo para impedirlo,
en el caso de existir; si en caso de no existir esas facultades
constitucionales y legales, tienen los poderes provinciales facultades
suficientes para intervenir
directamente en las organizaciones obreras so pretexto de
represión de las actividades comunistas y fascistas (...)
Señor Presidente, como decía anteriormente, me es grato
aprovechar esta oportunidad para fijar con claridad la posición del Poder
Ejecutivo frente alas preguntas número 2 y 5 de la interpelación que, aunque la
considero en desacuerdo con el artículo 77 de la Constitución, sin embargo, voy
a contestarla, aunque entraña una absolución de posiciones. Es bien sabido que
el Poder Ejecutivo, que ha nacido de un movimiento de opinión eminentemente
democrático y como expresión de ello dirige los destinos de la provincia, encuadra
su conducta dentro de los preceptos de la Constitución y de las leyes en
vigencia. ¿Cuál puede ser la posición del Poder Ejecutivo frente a estos dos
núcleos sociales que se debaten en el escenario de la provincia? Y si tenemos
en cuenta la palabra de algún tratadista, no podemos olvidar que la democracia
tiene esta misión extraordinaria de cobijar, de amparar con el calor de sus
alas aún a sus detractores. La democracia es así, y esa es nuestra democracia, que
ha hecho un llamado a todos los hombres del mundo para que vengan atrabajar y
engrosar esta tierra sin coacción en las opiniones, ni restricción a sus libertades;
eso entraña el movimiento popular que encabeza la Unión Cívica Radical.
(Aplausos) Y es, señor presidente, en esta hora aciaga, en que se pretende
cercenar las libertades públicas, mientras negros nubarrones se ciernen en el
horizonte de la patria. La Unión Cívica Radical en su legítimo gobierno, viene
a decir a esta Honorable Cámara que todos los hombres en esta provincia tendrán
amplias libertades; que está garantido definitivamente el derecho de reunión,
que la prensa puede expresar libremente sus ideas y orientar al pueblo; que el
derecho de asociación lícita está garantizado; garantizada la libertad de
trabajo, como también el derecho a la huelga, porque así lo ha
aceptado el derecho internacional. (¡Muy bien! Prolongados aplausos en la
barra).No hay una sola garantía individual que vaya a ser vulnerada. Tenemos
esa beatitud religiosa por la Ley y la Constitución ante las cuales nos
inclinamos reverentes, porque al
decir de alguien,
preferimos arrodillarnos ante
la Constitución y las leyes del país, para evitar mañana la vergüenza de
tener que arrodillarnos ante tiranos. (Prolongados aplausos).Orgulloso se siente
el gobierno de Córdoba cuando los cargos que se le hacen consisten en que los
trabajadores, en que los proletarios, se agremian en un legítimo derecho que la
misma Oficina Internacional del Trabajo, donde están representadas todas las
fuerzas vivas del mundo, ha aceptado como derecho universal. (Aplausos).El
gobierno ha de garantir todas las actividades lícitas; pero no ha de permitir
en ningún instante que nadie, por las vías de hecho, quiera alterar el orden
constituído. Y se habla, señor presidente, de la infiltración comunista.
Es verdad que hay comunismo en la provincia: pero, ¿acaso
este fenómeno social es de ahora, desde el día 17 de mayo? No, señor
presidente. Yo tengo aquí a mano el mensaje de un ciudadano que, sin duda, ha
de ser de caro efecto para el sector de la minoría. Me refiero al distinguido
ciudadano Julio A. Roca, quien, siendo gobernador de la provincia, leía su
mensaje ante esta Honorable Legislatura integrada por representantes del
Partido Comunista. El doctor Roca decía estas palabras en su mensaje: "La
composición de la Legislatura asegura la realización de los altos enunciados
que inspiraron la adopción de los nuevos sistemas de representación. En ella
tienen asiento fuera de los Senadores y Diputados de la mayoría que aseguran la
estabilidad y eficiencia del Gobierno, representantes de caracterizadas organizaciones de
opinión independiente, provincial
o departamental, y de fuerzas políticas, cuya personería universal
emerge de aspiraciones, sentimientos e ideales que se disputan el predominio
del mundo y cuya incorporación al gobierno de Córdoba es la más alta prueba de
la solidez de su organización social, de la efectividad de los derechos
políticos, de la libertad que ampara la emisión de todas las opiniones y del
arraigo en nuestro pueblo del espíritu de la tolerancia, índice superior de la
cultura y de la inteligencia".Y este partido, desde luego, no surgió
después del 17 de mayo, sino que tiene una larga actuación en la Provincia de
Córdoba. Efectivamente, el Partido Comunista tiene su clima de acción, diré
así, en las clases proletarias. Pero, señores ―y esto le ha de interesar al
sector de la minoría porque también creo que ha de convivir el mismo fervor de
los que fueron sus viejos conductores en otras horas del Partido Demócrata: me
refiero a figuras como Roca y Cárcano― les debo yo decir que hay otra fuerza
que actúa y es, señores, el fascismo, el fascismo que no es como el comunismo
formado y que actúa entre los proletarios, entre los hombres de trabajo,
hombres de blusa. Los fascistas actúan y se forman en la pequeña burguesía, en
la alta burguesía, en el capitalismo y en los centros universitarios. Pero el
fascismo data del año 1930 y es una formación que se ha hecho desde arriba, y
es un núcleo que, precisamente, cuando le ha tocado gobernar al Partido
Demócrata, yo no sé por qué razones inexplicables, por cierto, con su vieja
tradición, salía uniformado y armado a la calle y más de una vez ha comprometido
el orden público. (¡Muy bien! Aplausos).Ahora, vengo también en forma clara ―y
quiero que no se vaya a tergiversarla verdadera orientación de mis palabras― a
que consideremos que estos núcleos que en sí están contra el régimen democrático, mientras
actúan haciendo propaganda o
exponiendo ideas, mientras
actúen con procedimientos doctrinarios, no hay, dentro
de nuestro régimen constitucional nada que pueda evitarlo, a no ser que se
quiera exigir al Poder Ejecutivo, un abuso o un atropello a los derechos y
garantías individuales. (Aplausos). Y tan es así que mi exposición tiene un
fundamento legal, que en este momento se sanciona en el Congreso de la Nación
una ley de represión al comunismo. Quiere decir, "a contrario sensu", que las provincias no tienen y que
tampoco existe actualmente en la legislación de fondo, ninguna ley que pueda
castigar el derecho de opinión o de propaganda. Y por qué, señor presidente, no
he de adelantar un concepto que entraña una manera democrática de pensar: yo
creo que es un error la represión de las ideas. Y es un error, por una razón
histórica: porque hemos visto nosotros que cuando se ha querido coaccionar las
opiniones, cuando se ha querido presionar el raciocinio, éstos se han
robustecido, se han hecho más fuertes, y en vez de actuar a la luz, optan por
actuar en la sombra, y vienen así a ser realmente perturbadores del orden
público. Es bien sabido, señor presidente, ―y a la memoria viene un recuerdo interesante―
que los individuos piensan y opinan muchas veces de acuerdo al clima, al núcleo
social en que actúan; y más tarde, desligados de ese clima y de ese núcleo
social, suelen cambiar de opinión. Esa es la ventaja de actuar a la luz, frente
a la crítica! La sombra, la hostilidad, no permiten esa redención de la inteligencia.Y
para certificar estas expresiones mías, he de citar un caso interesante, de un
distinguido poeta, hombre de talento, ―creo que ha estado en Córdoba―, impetuoso
en sus ideas, que las concretó en un programa, algunos de cuyos artículos, voy
a leer. "Disolución del ejército; arresto y concentración de todos los oficiales en
servicio activo, desde
el grado de
mayor inclusive, en
los campamentos y presidios que se determinarán; disolución de la armada
y envío inmediato de las unidades de guerra al presidio de la Isla de los
Estados y de la Tierra del Fuego para conducir a todos los penados y personal a
Buenos Aires".Y más tarde, señores, este hombre, modesto ciudadano,
amparado por esa cordialidad y bondad extraordinaria de nuestra vida
democrática, llegó a ser un distinguido poeta, cambió de ambiente, se rozó con
otros hombres, estuvo también en el 6 de septiembre; y este hombre ahora dice
todo los contrario. Voy a leer su nuevo programa:
"Estudio intenso
para elevar cuanto antes a 50 milhombres las tropas permanentes de la
población; fomento intensivo terrestre y naval y de la flota submarina, con
programas concretos de 300 aviones y quince naves, movilización periódica de
las reservas", etcétera.
Ya se ve cómo es más práctico dejar en libertad a los
hombres y no tratar de ajusticiarlos, hundirlos y perseguirlos. El chocar de
las ideas no entraña un perjuicio para la libertad de opinión. Al contrario,
sirve para pulir el espíritu década ciudadano. Y así Alfredo Palacios, en su
libro "Las reformas penales", dice:
"En este recinto
un legislador que ocupa ahora un sillón en la Suprema Corte de Justicia,
pronunció palabras que recordaban las admirables de Sarmiento, cuyo coraje
civil no fué igualado. El doctor Linares dijo desde una de estas bancas lo que
me complazco en repetir: «La enunciación de ideas, por extremas, por erróneas,
por funestas que sean, y su prédica, no constituyen por sí un delito castigado
por nuestras leyes. La propaganda doctrinaria no comporta otra cosa que el
ejercicio de un derecho perfecto y natural, reconocido por la Constitución como
inherente a todo ser libre: el de la libertad de conciencia, el de pensar y emitir
ideas conforme la conciencia las dicte». No es, señor presidente, ―decía el legislador―
con procedimientos inquisitoriales, levantando hogueras, como en otros tiempos,
para quemar herejes, que se modifican o se suprimen los extravíos de las
conciencias; no es con persecuciones, con destierros o con prisiones que se extirpan
las ideas. La fuerza llega en un momento dado a acallarlas, pero después renacen
con más vida, con más vigor, con una fuerza incontrastable".
Pero no quiero dejar sin concretar, de una manera
terminante, la verdadera situación del gobierno de Córdoba, que pertenece a un
partido eminentemente popular. Se ha hablado hace un momento, en este recinto,
de cierta alianza. Voy a leer, señores, la declaración del Comité de la Unión
Cívica Radical, precisamente cuando el Partido Comunista le exhortara a formar
el frente popular o a concertar una alianza. La más alta autoridad del partido
fija su posición, respecto al Partido Comunista, en la siguiente forma:
1.― Que la Unión
Cívica Radical es un partido político que tiene una trayectoria inconfundible
en la vida civil argentina a través de casi cuarenta años de actuación, lo que
le crea el deber de mantenerla como un acervo ideológico intangible;.
2― Que en ese
acervo figura de "ab-initio", como principio que ha informado su
programa, el mantenimiento integral del régimen consagrado en la Constitución
vigente, cuyo contenido satisface ampliamente el sentimiento liberal argentino;.
3― Que el régimen
de nuestra Constitución contempla para la configuración jurídica del Estado, de
la Familia y de la Propiedad, sin excluir la declaración de derechos y
garantías individuales, es el más saludable para la justa orientación
democrática del pueblo argentino, dentro de cuya orientación se sitúa fervorosamente
la Unión Cívica Radical;.
4― (...) Que el
Partido Comunista, según es obvio, no acepta el orden político, jurídico y
social que establece la Constitución Argentina;.
5― Que la Unión
Cívica Radical no se ha desentendido nunca ni piensa desentenderse de
las justas reivindicaciones del proletariado social,
pero entiende que
tales reivindicaciones proletarias
son de alcance progresivo y no catastrófico, pudiendo conseguirlas por los medios que brinda la Constitución sin necesidad de substituirla o
reformarla;
6.― Y finalmente,
que el Partido Comunista aspira a implantar en el mundo la
dictadura del proletariado
en la organización
del Estado y la Unión Cívica Radical, por sus antecedentes, por su tradición
invariable y por su concepto de la Patria, repudia firmemente toda dictadura,
sea burguesa o proletaria, y reafirma con serena inquietud en esta hora sus
convicciones democráticas, sin perjuicio de su acendrado respeto por la libre
emisión de las opiniones, condición esencial del progreso político y social.
Con fecha del 14 del corriente el candidato radical a
gobernador doctor Mosca ha remitido al señor Francisco Mónaco, dirigente
comunista, la siguiente respuesta
a una invitación
de éste sobre
una acción conjunta:
"Santa Fe, noviembre
12 de 1936. Señor Francisco Mónaco.
Rosario. Muy señor mío:
Contestando a su carta
de fecha 5 del corriente, debo manifestarle que el Comité Nacional de la
U.C.R., fijó, oportunamente, en una resolución cuya copia le acompaño por haber
tenido, por causas notorias, amplia difusión en estos días, posición que debe
acatar la U.C.R., de la que soy candidato a la primera magistratura de la
provincia, con respecto al Partido que usted representa. En tal sentido no veo
la posibilidad de una acción conjunta de ambos organismos para la próxima
campaña electoral, ni la conveniencia de una reunión en la que no podríamos
cambiar impresiones a coordinar una acción que nos está vedada, por la
resolución que menciono. Pláceme con tal motivo, saludarle muy atte. (Fdo.):
E.M. Mosca"
El diputado nacional Ernesto Sammartino, por Entre Ríos,
pronuncia un interesante discurso en la Cámara, precisamente a raíz de estas
cuestiones del comunismo y dice:
"¡Comunismo,
señor presidente, en este país!... ¡Comunismo en esta Cámara!... Es hora ya ―y
lo digo con espíritu cordial― de terminar con esa superchería. Si por comunismo
se entiende una tendencia política y social que finca sus métodos en la
violencia, que no ama la historia y las tradiciones de la Patria; que abomina
la religión en nombre de un sectarismo ciego y materialista; que quiere
destruir los fundamentos de la familia; que persigue la anulación de la personalidad
humana en haras de aspiraciones multitudinarias abstrusas; que quiere compartir
los bienes ajenos por incapacidad para conquistar el propio; si por
comunismo se entiende toda esa vorágine de apetitos sensuales y de conceptos
primarios, yo digo que, sin necesidad de declamaciones patrióticas y de salvadores,
el comunismo no prenderá nunca en la conciencia límpida y en las costumbres
honradas de los argentinos. Pero si, en cambio, se entiende por comunismo la
exaltación del derecho frente a la violencia, la lucha por la dignificación
social y económica de los humildes, el respeto a la voluntad de las mayorías,
el culto de la Constitución y de la Ley Sáenz Peña, la práctica de la libertad
de pensamiento, la execración de la guerra, del imperialismo y de la tiranía,
el nacionalismo que no vocifera pero que hace patria en el trabajo constante, y
la fe religiosa que no se exhibe a golpes en el pecho pero que honra la obra de
Dios en las tareas de cada día; si por comunismo se entiende todo eso, yo afirmo
que vivimos en un país comunista desde el primer cabildo de Mayo que le dió los
óleos de la libertad". (Aplausos).
Ahora, quiero hacer conocer a los señores diputados y sobre
todo al señor miembro
interpelante, que, además
de las declaraciones de
principios que contiene el
programa de la Unión Cívica Radical, de la propaganda oral y escrita, están las
expresiones que son públicas, notorias y conocidas de todo Córdoba yque hiciera
el doctor Sabattini
cuando fuera candidato,
al decir que sería respetuoso de todos los derechos; luego
las palabras del doctor Sabattini, como gobernante, en el discurso pronunciado
en el acto inaugural de la 6a exposición nacional de ganadería, agricultura e
industrias, de la ciudad de San Francisco, realizada el domingo 6 de septiembre
de 1936, diciendo:
"Al asumir la
primera magistratura de la Provincia, llego sin odios y sin rencores. Y hoy lo
repito, porque deseo que se entienda bien que tengo la más intensa aspiración a
que en nuestro caro suelo cordobés
reinen la paz y el orden indispensables para el desarrollo de todas las sanas
actividades de la convivencia social. Quiero la paz y el orden, con un respeto
absoluto por las libertades que reconoce la carta fundamental con un
cumplimiento estricto y honesto de la ley, para que este gobierno, que llegó en
horas difíciles, contribuya a prestigiar ante el país a las instituciones del
régimen democrático imperante y a hacer desaparecer del ambiente de una
argentinidad bien entendida, todas las ideas extremistas, que no pueden tener
arraigo entre nosotros. Nación joven que será extraordinariamente grande y
poderosa solamente con esa paz y ese orden que proclama".
Existe un interesante y meduloso fallo de la Cámara Federal
de la Capital de la República, que sienta la siguiente jurisprudencia:
"La propagación de ideas comunistas no constituye
delito". ("La Ley", diario de Jurisprudencia Argentina, Legislación,
Doctrina, Información, de fecha 13 de agosto de 1936).
Como se trata, señor presidente, de un dictamen extenso,
para no fatigar a los señores diputados con su lectura, voy a pedir que se
inserte en el Diario de Sesiones.(...)
Y la posición del Ejecutivo con respecto a estos extremos,
no es solamente la del Gobierno de Córdoba, sino que la Iglesia, por medio de
una pastoral, también expresa lo siguiente:
"La Iglesia, cuya
misión está por sobretodos los partidos y banderías, anhelando el mayor bien de
las sociedades existentes, se aparta tanto del exagerado nacionalismo, que
yendo más lejos de las verdaderas exigencias de la virtud del patriotismo,
proclama la entrega total del individuo
al Estado, como
del comunismo desquiciador, que
pisoteando creencias, libertades y derechos, convierte al individuo en
mero instrumento de cierto estado social, con desmedro de la propia dignidad
humana".(...)
Esta pastoral la va a encontrar en el diario "Los
Principios" del 31 de mayo de 1936. La pongo a disposición de los señores
diputados. Ahora bien, señor presidente. Hasta este momento el orden social
está completamente garantido; está asegurada la libertad de trabajo en toda la provincia;
reina la más absoluta tranquilidad; ninguno de los núcleos sociales comunistas
o fascistas significa un peligro. Si es verdad que el Partido Comunista, por
una razón de táctica, en este momento no perturba en nada la vida política de Córdoba,
sin embargo, el Partido Nacional Fascista, permanentemente conspira; pero le
puedo asegurar al señor diputado interpelante que mantenemos en absoluto el
control, que no ha de ser alterado el orden público, y que si alguien lo intentara,
entonces va a recibir el condigno castigo. (Aplausos prolongados en las bancas
y en la barra). Pueden estar tranquilos
los señores diputados
de la minoría: la extraordinaria fuerza moral del
gobierno de Córdoba ha de impedir cualquier audacia. Pero si la hubiera,
entonces estará el Poder del Estado para mantener ese orden y lo hará respetar.
Ahora quiero significar también a los señores legisladores que el fascismo se alimenta
desgraciadamente de ciudadanos del partido opositor. Yo tengo aquí en mis
carpetas fotografías en donde aparecen ex funcionarios, ex empleados y hasta legisladores
del Partido Demócrata en la asamblea nacionalista. (Aplausos). Y yo les hago
esta denuncia a los señores legisladores del Partido Demócrata porque ellos,
que sin duda han de tener un fervoroso amor a nuestras instituciones democráticas,
han de saber que existen en las filas de su propio partido esas infiltraciones.
Y con respecto al Poder Ejecutivo, yo
vengo a declarar solemnemente: El Ejecutivo es el más celoso y respetuoso guardián de
la Constitución y de las leyes de la provincia. En este momento existe
la más absoluta tranquilidad. No existe ni siquiera la remota posibilidad de
que se pueda alterar el orden público. No hay necesidad de medidas preventivas
porque el gobierno vigila atento a todos los movimientos y conoce todos los
pasos que dan estos dos núcleos sociales. Mantiene el control en toda la
provincia, y aquí, en esta carpeta, en forma documentada, están esas
actividades, y puedo asegurar a la Honorable Cámara que no existe ningún
peligro. (Aplausos). Más aún: jamás Córdoba respitó ese ambiente de
responsabilidad y de libertad. (Aplausos). Y ahora que se nos quiere brindar,
señores ―porque de la interpretación se insinúa que se nos quisiera dar facultades
para reprimir a algunos de los grupos sociales que actúan en la provincia―, qué
más hermosa oportunidad para el Poder Ejecutivo de poder tildar a los partidos
opositores: "Pertenecen ustedes a
tal núcleo social". Pero este gobierno que hace un culto de la verdad,
que hace un culto de la libertad, viene a decir que no acepta el látigo para
castigar a sus conciudadanos; que no quiere mordaza. (Aplausos en las bancas y
galerías).Bien, señor presidente; se ha dicho que funcionarios del gobierno
hanactuado en un congreso obrero. Es cierto. Ha estado un inspector de la
Oficina del Trabajo, y no solamente ha estado en el congreso de entidades
obreras, sino también que concurrió al Congreso Comercial Agrario otro
inspector. ¿Por qué? Porque un gobierno que tiene el concepto de su
responsabilidad debe conocer, tiene el deber de auscultar todo el movimiento de
su pueblo; tiene el deber de estar siempre oído atento y ojo vigilante, porque
así lo exige la responsabilidad, y para que esta población de Córdoba descanse
en la seguridad de que este gobierno es guardián celoso de su tranquilidad.
Señor presidente: voy a terminar esta breve exposición con
las palabras del mensaje del actual gobernador de la Provincia:
"La Constitución
del 53 significa la realización de los anhelos de paz, unidad y libertad de la
Nación; de ella puede decirse, lo que un ilustre pensador contemporáneo
afirmara de la de Weimar: «Los que no aciertan a ver en la forma republicana la
mejor de todas y la definitiva, han de hallar en esta Constitución el camino
para lograr otra mejor. Al margen de ella, sólo cabe la alta traición. Debe ser
respetada y honrada, aun por los que piensan de otro modo, como compendio del
pasado y como punto departida de su porvenir»".
Para terminar, señor presidente, debo manifestar que lo que
es necesario reprimir no es el derecho de opinión, ni coartar ninguna libertad;
lo que sí es necesario hacer, es castigar con mano férrea la violencia, el fraude,
la pretensión de querer hurtar la voluntad popular en las urnas; la de querer
trabar los derechos del pueblo. Para eso debemos estar todos los partidos
políticos unidos a fin de consagrar definitivamente la libertad; y si alguna
represión hace falta, en el territorio de la república, es represión del fraude
y la violencia. (Prolongados aplausos en las bancas y en la barra).
Continúa el debate
con la amplia intervención de los diputados de las distintas fuerzas, luego,
tendrá intervención considerable nuevamente el señor Ministro Dr. Santiago del
Castillo:
Señor presidente, voy a ser muy breve. El señor diputado del
sector de la minoría insiste en su propósito de cargar al Ejecutivo con la
responsabilidad de una alianza con el comunismo. Como para dejar una última
impresión he probado que esa alianza no puede existir a no mediar una alta
traición del gobierno de Córdoba para con la Unión Cívica Radical. Solamente
una alta traición del gobierno de Córdoba puede justificar esa alianza. Ni un
solo acto de la vida partidaria ha existido que pueda despertar esa sospecha;
ni en un solo momento el gobierno de Córdoba ha mantenido tal alianza ni
contacto con el Partido Comunista. Lamento sinceramente que se insista en este
cargo con un propósito deliberado que no alcanzo a comprender, porque en mi
larga actuación he procedido siempre con un profundo respeto para con el
adversario; porque creo que los hombres cuando luchan por un ideal, aunque
disientan, no pueden luchar con tales armas. Por eso he creído siempre, he
combatido toda mi vida con entusiasmo, con fe, con pasión y, puedo decir, que,
personalmente, no he tenido enemigos y que he sido respetado en todas partes;
pero me encuentro aquí con el sector de la minoría que insiste en una alianza,
en un pacto...(...)
Me refiero al sector de la minoría que quiere hacer aparecer
ante la opinión pública al gobierno
como ligado con
un pacto o
alianza con el comunismo. Yo he escuchado con suma
atención las palabras del señor diputado Arrarás, que hizo en el fondo una
exaltación patriótica por el respeto a las instituciones y al pueblo. Es necesario
que termine este confusionismo. Los partidos políticos no tienen necesidad de
apelar a la difamación, a la calumnia, a los argumentos falsos para existir,
cuando hay otros motivos superiores que justifican su acción y quedan prestigio
a sus actos. Por eso, señor presidente, yo creo que en homenaje a la verdad y
al respeto que se deben todos los partidos políticos y los hombres cuando se
les dice y se les prueba hasta la evidencia que no puede existir esa alianza,
porque si existiera, el gobierno de Córdoba estaría traicionando al partido
político de donde ha surgido, debe creerse lo que tengo manifestado, porque la
Unión Cívica Radical no acepta semejante alianza porque su trayectoria liberal,
precisamente, ha sido ésa de no aceptar alianza con ningún partido político. Recuerdo
que al surgir la Alianza Civil, el doctor Sabattini se hallaba en la Penitenciaría
Nacional. Entonces fuí personalmente a comunicarle que se hablaba de la
posibilidad de que ciertos dirigentes de Córdoba fueran a apoyar a la Alianza
Civil. Y traje la palabra rotunda del doctor Sabattini a los dirigentes de Córdoba:
"Hay que mantener en absoluto la
intransigencia; no hay que colaborar con ningún partido político; es necesario
colocarse al margen de toda alianza y marchar solos en esta acción".
Y ahora se nos plantea esta cuestión: se nos quiere
adjudicar un aliado a la fuerza. Yo afirmo categóricamente: si el gobierno
tuviera alguna alianza con cualquier
partido político, no
sería capaz de
renegarlo; afrontaría la responsabilidad histórica de haber
aceptado esa alianza. Pero esa alianza, señor presidente, no existe hasta la
evidencia; no puede existir. Yo creo que después de estas categóricas
expresiones, no puede seguira firmándose con honestidad un cargo semejante. Respecto
a las medidas preventivas, el gobierno, lo he dicho en el transcurso de mi
exposición, se mantiene vigilante y atento a todas las actividades políticas de
Córdoba. Aquí tengo la carpeta de todas las jefaturas políticas; aquí tengo la carpeta del Departamento Provincial
del Trabajo; y
está la carpeta
del Departamento de Policía; y voy a decir más: cuando se hizo cargo el
nuevo gobierno, el 17 de mayo, en la policía, en el Gabinete de Orden Social y
Político, no se encontró ni un solo antecedente, ni una sola ficha en esa
materia. Todo hubo que hacerlo de nuevo y aún se continúa en tal trabajo.
He dicho y creo haberme expresado con claridad, en el
sentido de que todas las actividades son perfectamente conocidas por el
gobierno, de que no se va a alterar el orden público en un solo
instante, que no existe el
peligro del comunismo. En este momento,
en este instante los comunistas se mantienen en la más absoluta tranquilidad.
Esa es la verdad real. Por qué agitan el fantasma...? (...)
Yo creo en la probidad de los señores diputados, pero considero que están
profundamente equivocados. No me molesta que ustedes lo afirmen, pero cuando se
les ha dicho con toda lealtad que no existe tal alianza y se les ha documentado que
no puede existir, qué motivo, qué
razón hay para
que continúen insistiendo?(...) Cualquier
manifestación de violencia
encontrará la más
enérgica represión del gobierno. Por otra parte, yo no encuentro dentro
del Código Penal,―y si lo hubiera cualquier ciudadano tendrá el derecho de
hacer la denuncia ante los jueces―, tal prohibición. Y yo quisiera ver
ejercitada una denuncia de esa naturaleza, frente a la legislación actual, para
confirmar así lo que sostengo.
Fuente: Interpelación al Sr. Ministro de Gobierno Legislatura
de Córdoba, Libro de Sesiones Cámara de Diputados, 18 de noviembre 1936, págs.
1266-1278 y 1326-1328. Aporte de Marcos Funes Presidente de la Fundación Sabattini.
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