Esta es la libertad mejor instituida en la Constitución y la
única no cumplida, jamás, ni antes o después de la ley Sáenz Pena. Si, señor,
aunque los tucanes argentinos crean en ella como el agua bendita.
En primer lugar, es preciso saber que una cosa es elegir y
otra cosa, muy distinta, es votar. En segundo lugar, hay que saber quienes,
cuantos y como eligen los candidatos a gobernantes y como vota, después, el
soberano pueblo.
La Ley Sáenz Peña asegura el voto libre para la masa popular
en los comicios oficiales; pero no le da el derecho de elegir en el seno de los
Partidos. Votar, no es elegir gobernantes sino obedecer la orden de un partido
pastelero que prepara un pastel de candidatos, a espaldas del pueblo, por medio
de una Convención y de una "trenza", dentro de ella.
Mientras la ley Sáenz Peña no sea completada con la ley de
Organización y Funcionamiento de los Partidos Políticos, asegurando la libertad
de elegir, antes de votar en el comicio oficial, la famosa libertad
constitucional de elegir gobernantes continuara siendo una trampa en manos de
media docena de profesionales de la política.
¿A quien elige el ciudadano de un partido cuando vota por
los candidatos surgidos de una combinación de dirigentes?
Antes de la ley Sáenz Peña se decía al ciudadano:' tiene usted
toda la libertad que quiera para votar siempre que vote por el Gobierno. Después
de la ley Sáenz Peña se dice: vote, compañero correligionario con entera
libertad, por estos candidatos proclamados en la pastelería de nuestro viejo y
glorioso Partido.
Fuente: El S.O.S. de mi pueblo: “causas y remedios de la crísis
económica argentina” de Manuel Ortiz Pereyra, 1935.
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