Hace tan sólo dos años, el país asistió a uno de los
momentos más trascendentales de su historia institucional. Por primera vez
desde 1916, un presidente constitucional transmitía el poder a un ciudadano
representante de una fuerza política de signo opuesto. Contábamos por fin con
el instrumento formidable de la democracia para enfrentar las inmensas
dificultades del futuro. Los argentinos habíamos superado obstáculos que
parecían insalvables, y el gobierno una oposición destructiva de carácter político
y corporativo que devino en enfrentamiento total. La inflación fue la
contracara económica de una oposición llevada al paroxismo en el marco de un
proselitismo irresponsable.
Así, la Unión Cívica Radical dejaba el gobierno rodeada de
la incomprensión y la crítica despiadada, que pretendía cargar en su cuenta
todos los males que vivía el país, sin reconocer siquiera los esfuerzos
realizados en la tarea de reimplantar la democracia en el marco de la crisis
más severa de que tengamos memoria. Una prédica injusta alentó a los enemigos
del sistema a cuestionar en la Unión Cívica Radical a las políticas
fundamentales de la democracia, la división e independencia de los poderes, la
libertad política, los derechos sociales y el federalismo.
En actitud antihistórica e incomprensible, se trató de
arrebatar al radicalismo la justa cuota de protagonismo que la sociedad y el
mundo entero le reconocían en la gestación de un cambio esencial. Sufrimos
entonces un costo despiadado. Con sentimiento egoísta y visión de corto plazo
se apeló a la diatriba y la difamación. Al mismo tiempo, la predica
neoconservadora acentuaba los perfiles de una concepción del Derecho centrada
en la idea del Estado de Emergencia.
A dos años de Julio de 1989, la sociedad reclama hoy
transparencia, honestidad, ejemplos personales, reglas de juegos estables,
diálogo republicano, sensibilidad social y sobre lodo, una auténtica voluntad
de unión personal. A todo ello quiere servir la Unión Cívica Radical. Ha
asumido en plenitud la responsabilidad de ejercitar una oposición constructiva
y racional. Sabe que resulta imperioso devolver a la política su eje esencial y
prioritario: el que determina las necesidades de la gente. Por ello, supera
agravios, y una vez más, como lo ha hecho permanentemente en su dilatada
historia, convoca a todos a un diálogo fecundo para constituir la unidad
nacional que permita construir un poder político democrático suficientemente
fuerte como para resolver los problemas estructurales de la economía argentina
y dar respuestas claras a las demandas elementales que plantea la justicia
social. Para ello, promueve la participación, busca la igualdad de oportunidades,
procura, por encima de las diferencias, una auténtica convergencia política y
una seria concertación social, capaces de impulsar con fuerza incontenible la
modernización del país.
La Unión Cívica Radical quiere el triunfo en las elecciones
próximas con el propósito de lograr, sobre la base de un nuevo equilibrio entre
las fuerzas políticas, un diálogo fecundo con el gobierno. No desea su fracaso
y por eso insiste en la necesidad de que el conjunto de la ciudadanía le
advierta sobre la conveniencia de enderezar su rumbo. Esto, en definitiva, es
lo que está en juego. Ya todos los argentinos hemos asumido la crisis y estamos
dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios para superarla, a condición de no
creernos depositarios de verdades absolutas ni de tener el monopolio de la
autoridad moral. La nuestra es una postura humilde, de aporte constructivo y de
vocación al diálogo. No aspiramos a compartir el gobierno ni lo haremos, porque
cada uno debe aceptar desempeñar con claridad el papel que la ciudadanía le ha
confiado y nosotros seguiremos siendo una oposición leal. Solamente queremos
trabajar por un país en el que todos sepamos que nuestro futuro y el de
nuestros hijos está asegurado, bajo la protección moral de instituciones
sólidas y eficientes.
Fuente: "La Unión Cívica Radical y las Elecciones" Declaración de la Honorable Convención Nacional, órgano máximo de
la conducción de la Unión Cívica Radical, se reunió en Buenos Aires los días 2
y 3 de agosto de 1991.
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