Sr. Presidente
(López).- Tiene la palabra el señor senador por el Chaco del bloque de la
Unión Cívica Radical.
Sr. León.- Señor
presidente: pienso que nuestra Nación merece este debate y debemos tratar de
realizarlo con la dignidad que siempre pretendemos para nuestra República. Mis
palabras serán las de mi conciencia y tendrán la humildad de no pretender
valores absolutos.
Los demócratas tenemos que ser siempre humildes. Aquí somos
todos demócratas y una de nuestras obligaciones es ser altivos en la custodia
del propio pensamiento, respetando las ideas ajenas.
A pesar de que mi padre no era argentino, él me enseñó a
amar a este país, a nuestra nación. ¿Qué es una nación? Alguien dijo que una
nación es la suma de sacrificios que hacen los pueblos solidariamente en
determinadas circunstancias históricas. Pero es también para nosotros la suma
de nuestras libertades, de nuestras costumbres, de nuestra historia y de
nuestra tierra. Sin esta tierra que estamos tratando de defender no puede haber
Patria ni nación.
Estamos dialogando constitucionalmente sobre aciertos y
desaciertos de los argentinos de ayer y de hoy, seguramente, con la aspiración
de custodiar una historia siempre mejor para los argentinos de mañana. Este es
un debate importante, por lo menos para mí, porque lo que estamos tratando es
soberanía. Pareciera que algunos han perdido la noción de la significación de
la soberanía, pero me parece fundamental que, por lo menos nosotros, los
radicales, que tuvimos a hombres como Yrigoyen, o el propio justicialismo, que
tuvo a Perón, no perdamos la significación de la emancipación de nuestras
naciones y de nuestros pueblos.
Para ser breve, no voy a ir muy atrás. Tomaré a partir del 2
de agosto de 1991, en que se acuerda un Tratado de demarcación de límites con
Chile, por el que se intenta resolver puntos a definir a lo largo de la
frontera, con nuestra especial política de límites en relación a nuestra nación
hermana.
Chile es nuestra hermana. Pero, en algunos casos, a nuestros
parientes también tenemos que tirarles de las orejas.
Aquí se hablaba con una actitud tal como si fuéramos
prácticamente una síntesis.
Lamento que no esté el senador Menem, porque decía que ahí,
en la frontera de la cordillera de los Andes, está el Cristo Redentor, hecho
con la fundición de los cañones de los ejércitos sanmartinianos. Y yo pensaba
¡qué triste!, porque abajo de esa especie de monumento a todo lo que significa
el Cristo se escribió: unidos para siempre en la historia, argentinos y
chilenos.
Pero San Martín produjo la epopeya, cruzó los Andes y
escribía cartas en las que decía: no tengo mula, no tengo cañones, no tengo
hombres, o no tengo municiones, no tengo salud. Y llegó. Se abrazó a O´Higgins.
Produjo Maipú y Chacabuco. Y, después de eso, resulta que el dictador de Chile
es alcahuete de los ingleses contra la libertad emancipadora de América latina.
Entonces, tiene significación nuestro abrazo con Chile, pero
tenemos que tener corresponsabilidad.
No quiero perturbar este debate. Tengo todos los
antecedentes. No los voy a presentar ahora, pero voy a hacer una presentación a
este Senado para que quitemos la condecoración que le dio la señora de Perón al
dictador de Chile, por traidor a la causa latinoamericana. Lo dijo la Thatcher.
Lo dijo la hija del comandante de aviación de Chile. Cuando, de Tierra del
Fuego despegaba un avión argentino, ya se lo decían a los ingleses para que
fueran a derribarlo.
Entonces, nuestra amistad es histórica porque peleamos
juntos por la emancipación. Pero tenemos que crear condiciones que no se logran
con este apresurado decreto del 2 de agosto de 1991.
Tengo la sensación, y lo digo con especial consideración por
tratarse del presidente de la Nación, de que él quiere decir que terminó con
todos los problemas argentinos antes de irse del poder. Nos deja bastantes.
Pero, de todas maneras, apresuró una estrategia. Esa estrategia no sirvió. Lo
digo sin ningún ánimo de molestar a nadie. Estoy expresando lo que siento.
Hablamos como argentinos. No sirvió porque, incluso, ahora mismo estamos
tratando una resultante que corrija esa poligonal, y en los mecanismos de la
propia resultante, en la Cámara de Diputados, no sé si hubo quórum para
sancionar ese Tratado. Pero que por sancionar un Tratado que hace a las
relaciones internacionales y casi da paso a la guerra alguien pida al
presidente de la Cámara de Diputados que le lea el Tratado y le diga que no podía
leer, hace que tenga un raquitismo peligroso esto que nosotros estamos
considerando.
No quiero hacer un largo debate. Expuse una síntesis, señor
presidente. Un poco es lo que expresa este análisis, más técnica que
políticamente.
Por ejemplo, lo que tratamos dice que en la Sección A -que
es la de abajo- se expresa precisar el límite para encubrir, a nuestro
criterio, una nueva delimitación en toda la extensión del hielo continental.
Eso se hace en vez de demarcar, que era un poco la exigencia histórica. Todo
estaba listo para demarcar. Se refiere constantemente a la divisoria de aguas,
sin expresar si es continental o local, para encubrir alguna diablura. Esto no
es totalmente cristalino.
En este sector no se especifica que no será aplicable el
protocolo de recursos hídricos compartidos del 2 de agosto de 1991. Ello pone
en peligro el dominio argentino sobre las vertientes atlánticas que este
acuerdo corta en beneficio de Chile. Después me voy a referir brevemente a cómo
se podría haber evitado esto.
La traza en el hielo continental debe ir por las cumbres más
elevadas de la cordillera que divide las aguas y pasará por entre las
vertientes. Ya esto todos lo sabemos de memoria; que en la zona de los hielos
coinciden con la divisoria continental de aguas según el artículo 1 del Tratado
del 81, del Protocolo del 93 a
perpetuidad.
Desde el cerro Murallón al cerro Onelli la línea va por una
imprecisa divisoria local y se comienza con los segmentos de recta -otra
poligonal-, abandonándose el cordón Mala Espina. A partir del cerro Spegazzini
Sur se llega al punto cortando el glaciar Spegazzini y otros menores. Y acá
empezamos con las letras; desde el punto A a J, mediante líneas rectas se toca
el espejo de agua de la Laguna Escondida y se cortan los glaciares Laguna
Escondida, Occidental, Aguilera y Glaciar Norte del Cerro de Mayo. Lo de la
Laguna es importante para nosotros.
En la hoja 1 del acuerdo se dice: deseoso de completar la
demarcación de la frontera común. En la hoja 2, artículo 1 se expresa: ...las
partes con el fin de precisar el recorrido...
Se habla de precisar el límite, lo que en alguna medida
constituye una falacia que pretende confundir. En efecto, precisar: verbo
transitivo, fijar o determinar de modo preciso, lo que en este caso fue
establecido claramente por el Tratado del 81, ratificado por el Protocolo del
93 y por el acuerdo, ya famoso para nosotros, de 1902.
En realidad, es un acuerdo de ambos gobiernos para anular la
aplicación de dichos tratados en los Hielos Continentales. Pareciera, mediante
un nuevo límite arbitrario, que correría por tramos de la poligonal, divisoria
de aguas locales, y no por las más altas cumbres que dividen aguas y a
perpetuidad.
Como se establece taxativamente en los documentos
mencionados anteriormente, esto queda demostrado al ser este acuerdo sometido a
la aprobación del Congreso, lo que casi ni siquiera correspondería si se
tratase de una demarcación como lo dice en la hoja número 1 de dicho acuerdo.
Si solamente falta demarcar, no es necesaria la intervención del Congreso.
Hace siete años comenzó a tratarse el tema de cómo demarcar
el límite acordado por el acta del 1 de octubre de 1898, que establecía
perfectamente la delimitación de los hielos por la divisoria de aguas
continental correspondiente a las cuencas de los lagos Viedma y Argentino.
Después de la famosa poligonal, presentada por Olima -luego
creo que fue ascendido-, la Honorable Cámara de Diputados elaboró el proyecto
de declaración que aprobó el 16 de diciembre, que es el que estamos
discutiendo, y donde se establecieron los principios y pautas básicas que
debieron tenerse en cuenta para que la Cancillería confeccionara el acuerdo con
la República de Chile.
La redacción del texto, imposible de esclarecer sin un mapa
aclaratorio, tomó estado público el viernes 18 de diciembre.
El lunes 21 de diciembre la casi totalidad de los diputados
desconocían el Tratado y muy pocos - sólo los santacruceños- pudieron acceder a
los mapas y efectuar una maratónica interpretación que los llevó a descubrir
las graves modificaciones a la delimitación que establecen los tratados así
como el flagrante incumplimiento del compromiso de la Cancillería de respetar
el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.
Aquí podría hablar del señor Faradori, del grupo de
fronteras, GT-FRON, y sus muy pobres argumentos, que siempre fueron replicados
en forma contundente, en este caso, en la Cámara de Diputados, por los
diputados Kirchner, Acovedo y Drisaldi del Partido Justicialista y la diputada
Nancy Avelín. Todos los mencionados coincidieron, además, en pedir un plazo
imprescindible para el estudio del acuerdo, dadas las modificaciones
sustanciales que no se habían informado por la Cancillería.
Quiero decir que el general Miró, que fue invitado varias veces
a exponer sobre el tema, aclaró que su función solamente era la de materializar
en el terreno las decisiones de la Argentina. Digo esto porque creo que se está
abusando de ciertos apoyos. Algo parecido aconteció con el presidente de la
Academia Nacional de Geografía, general Arredondo.
La Academia Nacional de Geografía, a quien el señor Faradori
pretendió involucrar desde hace meses en los medios de comunicación como
institución prominente en el asesoramiento para llegar a este acuerdo, dos
veces fue invitada a emitir opinión sobre el proyecto de declaración que sirvió
de base al acuerdo. En la segunda oportunidad, su presidente, pienso que
evidentemente presionado, manifestó que la Academia aprobaba el acuerdo, pero
que no era su decisión personal. Esto lo dijo el general Arredondo.
Entre las falacias que se han dicho está el apoyo al acuerdo
por parte del Estado Mayor Conjunto.
Esto quedó demostrado al ser invitado a exponer su
representante, el coronel Sorove, quien expresó que el Estado Mayor Conjunto
había realizado reconocimientos ordenados en la zona para determinar si existía
algún emplazamiento ajeno a nuestro país, reconocimiento que resultó negativo,
no manifestando ningún tipo de apoyo al proyecto.
Entre los puntos "J" y "K" la línea
corre por la divisoria local de las aguas. Entre los puntos "K" y
"M" las líneas rectas cortan el glaciar de Mayo. Entre el
"M" y el "N" se sigue una divisoria local, cortando
transversalmente el cordón Dos Codos. A partir del punto "N" la línea
sigue una divisoria continental de aguas en algunos tramos, hasta el cerro
Pietrobelli. Desde el cerro Pietrobelli hasta el cerro Gardener sigue un tramo
por el cordón Pietrobelli y la divisoria continental de aguas. Luego se aparta,
llegando al cerro Gardener por la divisoria local y corta el altiplano
argentino, el que queda casi enteramente en territorio chileno.
Téngase en cuenta que este altiplano alimenta al glaciar
Perito Moreno.
Entre los puntos "Ñ" y "O", fuera de la
divisoria continental de aguas, la línea recta corta las nacientes del ramal
sur del glaciar Perito Moreno. Del punto "O" se va al punto
"P", que coincide con el cerro Frías y que no forma parte de la
divisoria continental, cortándose el cordón Piedra por la mitad. Entre los
puntos "P" y "Q" se corta el glaciar y se omite
deliberadamente la consideración del punto de divergencia en la latitud 50 Sur,
mencionado en el informe del árbitro en 1902, que sería el punto 23.
Comenzando en el punto "P", mediante segmentos de
recta se llega al cerro Stokes en el punto "Q", pasando por los
puntos "R", "S" y "T", formando un corredor de un
kilómetro, utilizando el concepto de "muralla china", que debió ser
aplicado en la salida del Fitz Roy, en la sección "B", hasta alcanzar
el paso de los Cinco Glaciares.
De haberlo hecho, hubiéramos salvado la integridad absoluta
del control del río Santa Cruz a los efectos de nuestro albedrío.
Como todos sabemos, hoy nosotros tenemos el agua, pero Chile
tiene la "canilla" y esa es toda una tentación, de acuerdo con
nuestra propia historia.
En la sección "B", el enorme rectángulo encuadrado
en la zona norte constituye el sector más preocupante del acuerdo por su
superficie -aproximadamente 1.200 kilómetros cuadrados- en atención a la
indefinición que plantea al cercenamiento de las nacientes del glaciar Viedma.
Se ha dicho aquí reiteradamente que esto permite sospechar
que el territorio a entregar en esta sección será mayor que el territorio que
estamos cediendo en la sección "A".
Mediante coordenadas se fijan dos puntos para salir del
cerro Fitz Roy hasta llegar, en el punto"B", al paralelo de 49 17´,
no definiéndose hasta qué lugar se continuará por ese paralelo y quedando
indefinida también la línea, como aquí ya se ha dicho.
Este paralelo corta en dos la corriente principal del
glaciar Viedma, renunciándose así a buscar la divisoria continental de aguas al
norte, en las cercanías del paso de los Cinco Glaciares, perdiéndose el dominio
exclusivo de todas las vertientes de las aguas atlánticas y argentinas.
Además, el acceso con fines turísticos y científicos al
cerro Fitz Roy, por las características orográficas que ahora se adquirirían,
se realizará exclusivamente del lado chileno. Es decir que el turismo en este
monte lo cobraría la hermana República de Chile.
En esta zona en la que coinciden las líneas de las altas
cumbres y la divisoria continental de aguas, se establece como único requisito
elaborar la carta a escala 1:50.000, siendo que debió especificarse la
utilización del criterio establecido en el Tratado de 1881, para no dejar
abierta la discusión sobre 1.200 kilómetros de nuestro territorio.
Si tenemos en cuenta que esta es la zona de mayor
superficie, considero grave el no especificar que el principio de demarcación
será el de las altas cumbres divisorias de aguas y que la cartografía a escala
1:50.000 debiera ser confeccionada antes de la firma del acuerdo, coincidiendo
con la resolución contenida en el orden del día 1.004 de la Cámara de
Diputados.
Aquí tengo un recorte de un diario chileno, que comenta
favorablemente lo que está sucediendo. Dice así: ...Con la aprobación de este
nuevo Tratado por ambos Congresos quedará parcialmente superada la última de
las tres situaciones limítrofes pendientes con el país vecino. El acuerdo
presenta un primer aspecto muy positivo -dicen los chilenos-, cual es la
solución del diferendo en un tramo extenso de la frontera común entre el
Murallón y el cerro Daudet, que corresponde a unos 100 kilómetros . Esta
nueva línea se aleja de los fiordos -actitud de reclamo chileno- por lo que es
conveniente para nuestro país y reserva con mayor precisión para el país trasandino
las aguas que alimentan el río Santa Cruz.
Pero introduce un factor de incertidumbre -se dice- con la
delegación que se hace a la Comisión Mixta de Límites de una compleja función.
La Comisión deberá delimitar la frontera entre el cerro Murallón y el Fitz Roy,
que corresponde a unos 60
kilómetros . El trabajo de la Comisión, aprobado por los
respectivos gobiernos, constituirá la frontera definitiva de ambos países...
Señor presidente: cómo no van a participar los Congresos en
la fijación de la frontera. A nosotros nos preocupan algunas cosas, que parece
que son las que les alegran a los chilenos; y más les alegran, cuanto más nos
preocupan.
Este acuerdo no cumple con el objetivo pendiente, que es la
demarcación. Yo no soy jurista -disculpen si me equivoco-, pero entiendo que
este convenio modifica la Constitución Nacional, ya que en la Sección B se deja
establecido el compromiso para que luego de la confección del relevamiento
1:50.000 se determine la nueva delimitación, la cual estará a cargo -como decía
recientemente- de la comisión de límites de ambos países, con carácter
definitivo, y sin la participación del Congreso.
Sobre este tema hay comentarios publicados en los diarios
"La Nación", de la Argentina, y en "El Mercurio", de Chile.
El acuerdo no puede precisar el recorrido del límite; éste ya fue establecido
entre ambos Estados hace más de cien años, puntualmente en la zona de los
Hielos, con las actas de 1898.
No respeta los Tratados de 1881 ni de 1893 ni las actas de
1898 ni el laudo arbitral de 1902 ni el Protocolo de 1941, pese a que afirma lo
contrario. Modifica la delimitación en la denominada Sección A, entre el
Murallón y el Stokes, estableciendo un límite injustificable mediante dos
poligonales y divisorias de aguas locales, todas en nuestro territorio
argentino, cediendo a Chile, aproximadamente, 430 kilómetros
cuadrados al Este de la divisoria continental de aguas.
En la Sección B, en el Norte, entre el cerro Fitz Roy y el
Murallón, tampoco prevé la demarcación de la divisoria continental de aguas
sino que vuelve a modificar la delimitación establecida en los tratados y prevé
un acceso absurdo al Fitz Roy.
Este acceso, no acotado totalmente en el acuerdo,
significará una pérdida del territorio no menor de 380 kilómetros
cuadrados, en lugar de establecer un corredor desde el cerro Gorra Blanca,
paralelo y solidario al límite, de un kilómetro de ancho y aproximadamente 17 kilómetros de
superficie, como lo proponen varios proyectos de la Cámara de Diputados,
también coincidentes con la descripción y ubicación de la divisoria continental
de aguas con el Paso de los Cinco Glaciares por parte de los glaciólogos
Emiliano Huerta -un orgullo argentino, como lo dijera el senador Avelín- y Luis
Tributhi, un especialista que trabaja en la integración de la Argentina y
Chile.
Mientras el acuerdo concede un corrimiento innecesario del
límite hacia el Este para lograr un mayor alejamiento aún de los fiordos Calvo
(4,5 kilómetros )
y Andrew (8 kilómetros ),
más que suficiente con otro corrimiento de límite similar -quiero que escuchen
esto-, más al Norte se le asigna a Chile acceso al Lago Argentino mediante la
Laguna Escondida, verdadero fiordo lacustre de la Argentina. Aquí viene lo que
nos duele: en efecto, entre los puntos i) y j), Chile tendrá acceso a la Laguna
Escondida, desde la cual, durante varios meses al año, dispondrá de conexión
fluvial con el imponente Glaciar Perito Moreno y con El Calafate. Es decir,
colocamos a Chile gozando de esta magnífica zona que tenemos en el Sur, motivo
de tanto turismo.
Podría seguir, pero quiero ser breve y cumplir con mi
palabra.
Quiero expresar la preocupación acerca de que Chile emite
mapas que son vistos en las escuelas y que deforman culturalmente al pueblo.
Tengo sobre mi banca una denuncia respecto del Atlas de Historia de Chile, en
donde se crea una especie de Chile moderno que incorpora seis o siete
provincias argentinas. Recién hemos protestado después de que la denuncia
hubiera permanecido en Internet durante cuatro meses. Es decir, el mundo estuvo
viendo en Internet este Chile moderno durante cuatro meses y los argentinos no
habíamos protestado.
Voy a votar en contra de este proyecto. Pero no tengo
absolutamente ninguna actitud espiritual en contra de Chile. Tengo muchos
amigos en Chile, entre ellos, el doctor Lagos a quien hace dos días mandé una
felicitación por su triunfo. Creo que nadie puede negar -y lo dije al comienzo-
que soy un hombre de la integración latinoamericana, desde el campo político,
desde el Parlamento Latinoamericano; en la conexión con dirigentes políticos
siempre hemos hablado de la integración. Si hay una nación que, por sus
características, no puede quedar fuera de la integración latinoamericana es,
precisamente, Chile.
En consecuencia, cualquier actitud en la que se nos quiera
colocar por nuestra resistencia a este Tratado, desde ya decimos que no tiene
nada que ver con el pueblo de Chile.
El problema de los políticos de nuestro tiempo -de los
argentinos de nuestro tiempo- no es pelear. Pero, de todas maneras, la paz -esa
formidable palabra que merece tanta significación- a veces no se logra cediendo
lo de uno, sino custodiando la propia actitud nacional que, en el fondo, es una
suerte de síntesis de la que no está ajeno ninguno de los señores senadores que
jerarquizan esta reunión.
Fuente: Honorable Cámara de Senadores de la Nación.
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