De todo lo que se dijo el sábado anterior por esta onda a la
misma hora, según creo, lo único cercano a la verdad que las ambiciones
personales no explican, por si solas, el drama del radicalismo. Aun cuando haya
ambiciones que olvidan a los hermanos, a los credos y hasta las exigencias
nacionales.
El drama de nuestro partido es el drama del mundo contemporáneo
metido adentro. Es el drama de lo absoluto que se pretende haber descubierto y
lo relativo que se sigue ofreciendo convencido de la imposibilidad humana para
llegar a lo definitivo; es el drama entre lo pretencioso y fatuo con lo humilde
y respetuoso en política; es el drama entre la inconducta y la conducta, es el
drama entre el que pretende ser el único justo y el único patriota y los que
quieren ser solamente tan justos y patriotas como otros conciudadanos, es el
drama entre el despotismo y la libertad; entre el totalitarismo y la
democracia. Es el drama que vivió Alemania, Italia y que viven desesperadamente
España, Rusia y 800 millones de seres humanos; es el drama que vivimos ayer en
nuestra Argentina y de cuyas consecuencias procuramos salir tan pronto se
pueda.
La expresión característica de una de las partes de ese
drama estuvo en esta onda el sábado pasado con palabra entera, con pensamiento
entero, con intención entera. Se lo debemos agradecer, porque nadie tendrá
dudas de lo que se trate. Fue la repetición literal de quien protagonizó el
drama de ayer. A pesar de ciertos destellos de radicalismo que asomaron en las
referencias históricas, pudo cualquiera que no hubiese leído el nombre, suponer
con toda buena fe que había vuelto tal como lo anuncian ingenuos adeptos.
De nuevo, subido sobre una montaña de vanidad, al mesías, al
salvador de la Nación definitivamente desilusionada de todos ellos. Otra vez
era el intrépido protector que llegaba sangrando por persecuciones de enemigos
abstractos y lloroso por tribulaciones imaginadas.
De nuevo se hablaba de si que de la patria y del pueblo. De nuevo se hablaba del pueblo que lo rodeaba
y del antipueblo que lo criticaba. De nuevo veíamos el andariego político que
muestra una cara de rico en el barrio norte y una cara de pobre en el barrio
sur; que habla a los creyentes de su fe y a los liberales de su ateismo; que
cuando encuentra a los empresarios los enternece con elogios al sistema
capitalista para llenar las arcas del tesoro partidario y que cuando se
enfrenta a los obreros los consuela con el anuncio de advenimiento del régimen
colectivista; que si encuentra a los intelectuales les bendice sus pensamientos
y si se topa con los trabajadores les asegura que hará la alpargata el bastón
de mando.
De nuevo se habla de aspectos fundamentales como si fuesen
cosas propias, descubiertas por si y para llevarlas acabo únicamente por sí y
para llevarlas a cabo únicamente por si.
Hasta llegó para lograr éxito como supuesto defensor de las
causas fundamentales a tergiversar los hechos afirmando que sus
correligionarios negaban el programa del partido cuando la verdad es que todos
lo han aceptado, muchos lo han defendido con inteligencia y valor, mientras que
casi nadie ha aceptado su candidatura. Para
nosotros es tan fundamental ese programa del partido que consideramos posible
su proposición y su aceptación por cualquier argentino normal, del buen sentido
y de espíritu justo. No tenemos al programa como a un invento del partido, sino
como una confluencia de la conciencia social misma, capaz de captarse por
cualquier grupo de ciudadanos o gobernantes bien intencionados. Solamente los
fatuos pueden creer que lo fundamental esta únicamente en ellos. Una persona
sensata sabe que lo fundamental esta en todos o en cualquiera; sea porque Dios
nos hizo a cada uno con una conciencia para encontrar solución a nuestros
padecimientos sea porque nuestra identidad mental posibilita al hallazgo
simultaneo de la misma solución.
En el libro “Petróleo y Política”, constituido en la biblia
por los creyentes de Río Bamba, se hacen afirmaciones como estas:
“A cada una de las grandes etapas del desarrollo de la civilización corresponde una distinta estructura económica, una peculiar ordenación social y un particular sistema jurídico…
“A cada una de las grandes etapas del desarrollo de la civilización corresponde una distinta estructura económica, una peculiar ordenación social y un particular sistema jurídico…
“Las estructuras económicas responden a la cantidad y
calidad de los instrumentos de producción en un momento histórico determinado. Las
estructuras sociales están dadas principalmente por las relaciones que los
mismos instrumentos crean entre los mismos individuos componentes de la
colectividad y las relaciones sociales, a su vez se condensan en sistemas jurídicos
una de cuyas notas esenciales consiste en el poder de sancionar las violaciones
que los individuos comentan”
Dicho concepto que se repite y desarrolla en otras partes de
la introducción al libro mencionado es, como puede observarse, la reproducción casi
textual de la tesis sobre la interpretación económica de la historia expuesta
por Karl Marx en su conocida obra critica a la economía política. A pesar de
que quieren aparecer como renovadores, no se dan cuenta que el izquierdismo
dentro de la marcha de las ideas políticas y sociales es la corriente que manteniéndose
ligada al cuerpo ideológico de la democracia hace, antes que las otras, la exploración
del futuro, buscando las correcciones del presente, pero siempre inspirado por
los permanentes impulsos de la vida humana.
Tampoco se comprende que el totalitarismo por ser fanático,
absolutista y sectario nunca será izquierdista, porque al negar la libertad,
niega la posibilidad de nuevas o mejores verdades y obliga al pueblo a entrar
en una escafandra rígida de la que solamente puede salir para ahogarse en la persecución
despiadada del despotismo.
Mientras, nosotros hemos querido mantener al Radicalismo
entre el centro y la izquierda de la democracia argentina, el orador del sábado
y autor de “Petróleo y Política” prefirió colocar al partido a la derecha de
los totalitarismos criollos.
Deseamos que los resentimientos del pasado se olviden cuanto
antes. La democracia de mañana debe ir afirmada por la reconciliación y el
respeto mutuo entre los argentinos. Pero no debe olvidarse el pasado para
repetirlo sino para alejarlo para siempre como posibilidad argentina. No
olvidar el pasado donde hay votos y sostener un odio permanente recordando un
pasado sin votos.
Nuestra generosidad no es electoralista. Es limpia y por
eso, comprende en la reconciliación y en el olvido a todos los argentinos que
ayer pudieron haberse equivocado.
En diciembre de 1955 yo sugerí el indulto de presos
sometidos a procesos políticos.
Se hizo solo parcialmente el indulto. Insistí para todo el
resto. Siempre encontré la mejor disposición en los hombres del gobierno, a los
cuales únicamente les cohibía la posibilidad que una medida de tanta magnitud
fuese tomada por los conspiradores y saboteadores permanentes como una
debilidad de la revolución y como una contribución a la contrarrevolución.
Tengo confianza en que desaparecido el peligro de que la amnistía
o el indulto sirviesen a negocios electorales, el nuevo ministro del Interior
disponga la libertad de todos los ciudadanos que estén dispuestos a vivir
fraternalmente en paz y en libertad.
Fuente: Alocución radial del Dr. Miguel Ángel Zavala Ortiz "Unidad Radical refuta al Frondizismo" del 16 de febrero de 1957.
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