Se ha hecho bien en recordar en la inauguración de esta
central telefónica el histórico hecho de la reunión del Cabildo del 22 de mayo,
hace 155 años.
No crean que aquella fue simplemente una reunión emocional
de argentinos patriotas que luchaban por la libertad de nuestro pueblo. Eran
hombres muy capaces, muy inteligentes y muy responsables.
Ellos debatían, como lo hacemos nosotros en este instante, problemas
económicos, políticos y sociales, bregando para darle al pueblo argentino la
mejor perspectiva para lograr un futuro en el que pudiéramos vivir dignamente.
Transcurridos 155 años, nuestra patria es otra, pero los móviles continúan
siendo los mismos. Aquellos hombres querían libertad para el país y se
liberaron de todo tipo de tutelajes. Es lo que debemos hacer nosotros,
argentinas y argentinos: defender la libertad, marchar con nuestras propias
orientaciones, darle a nuestra vida estilo nacional, contribuir a formar una
conciencia argentina, defender nuestras instituciones y nuestro acervo
histórico. No necesitamos copiar de nadie, tenemos mucha capacidad para forjar
nuestro propio destino.
Ellos quisieron libertad, y nosotros también la queremos.
Que no haya jamás dictaduras en nuestro país, que no haya que hablar en voz
baja en la República; que la democracia sea cálida y plena, y que cada uno
pueda expresarse con libertad, sabiendo que los gobiernos deben resguardar sus
derechos, pero comprendiendo también que, cada uno en nuestra actividad,
debemos cumplir todos con nuestros deberes.
Esta es la única manera, compatriotas, cómo concibo que debe
servirse a la República. Si predicamos paz y tranquilidad, no es por impotencia
ni falta de dinamismo ni de coraje civil. Porque estamos hechos, en largos años
a una lucha donde hemos enfrentado virilmente las contingencias que el destino
nos depare. Lo decimos con la alta responsabilidad del gobernante que tiene el
deber de llamar a la paz a su pueblo, ya que en un ambiente de paz podemos
resolver todos los problemas.
Vean ustedes lo que ha ocurrido en muchos países del mundo
cuando los pueblos, creyendo apurarse tomaron caminos que derribaron las
instituciones y subvirtieron el orden legal. Después de muchos años, no pueden
esos pueblos volver a encontrar su propia convivencia.
Nosotros queremos paz, democracia, igualdad y también
justicia. Queremos igualitarismo en nuestro pueblo. Queremos proporcionar a
todos los hombres que habitan este territorio la posibilidad de lograrse
intelectual, espiritual y moralmente. Por eso, desde el Gobierno hemos dicho y
ratificamos que no defendemos ningún privilegio, que estamos sirviendo al orden
y seguiremos por ese camino.
Quiero que ustedes, argentinas y argentinos, al tener la
oportunidad de escuchar al Presidente de la República en ocasión de este
significativo acto, reciban la cordial expresión de mi solidaridad. Los dejo
con la impresión de que la juventud, las mujeres y los hombres argentinos,
lucharán siempre con gran sentido nacional, poniendo todas sus fuerzas al
servicio del mejor logro de una patria grande, cumpliendo honestamente nuestro
deber para con ellos.
Fuente; Arturo Illia, “Discurso pronunciado al inaugurar la Central
Telefónica de Lanús”. Publicado en Clarín, domingo 23 de mayo de 1964, p. 16
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