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sábado, 24 de enero de 2015

Amadeo Sabattini: "Opiniones sobre el Plan Económico" (28 de noviembre de 1940)

Señor Presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la H. Cámara de Diputados Dr. Ismael López Merino. Buenos Aires

Distinguido correligionario:

Acuso recibo de una nota suscripta por Ud. en la que requiere mi opinión personal respecto a las soluciones que propugna el plan económico, cuya copia acompaña elaborado por el Ministro de Hacienda Dr. Federico Pinedo y actualmente a consideración del Honorable Congreso. Me apresuro a agradecer la deferencia que ello importa.

He leído con la debida atención los puntos de vista que se exponen en el curso del referido plan y creo, después de meditarlo que la solución de los problemas que tan decididamente afectan al país, sólo pueden lograrse en forma integral con la adopción de conceptos que expongo en forma sintética:

1. Presupuesto único.

2. Reducción del presupuesto en un monto considerable adecuándolo a las reales necesidades de la Nación para lo cual es menester eliminar todos los empleos cuyo origen reconozca como causa un favoritismo inaceptable, debiendo también operarse una razonable disminución de los grandes sueldos y aun por otra parte, deben abolirse los gastos superfluos y los subsidios de buena voluntad. No hay razón para que nuestro pueblo joven y lleno de reservas tenga que debatirse en un permanente déficit.

3. Compra de la cosecha de cereales tal cual se ha realizado ya, tratando de obtener ventajosa colocación; pues esto solo es suficiente para reactivar la economía del país sin que sea necesario orientarla o dirigirla. Como complemento estimo que debe dictarse una ley de arrendamientos y crear al mismo tiempo impuestos de la índole del proporcional progresivo y otros para eliminar a la tierra como elemento de agio, el propietario que no la trabaje encarece la producción en un 25 o 30% que es en lo que puede apreciarse el monto de los arrendamientos; a más ingentes capitales hoy invertidos en tierra en forma sencilla y espontánea tendrían que orientarse hacia el comercio y la industria.

4. Aumentar fuertemente el Impuesto a los Réditos modificándolo tan sólo en todo aquello que signifique un gravamen al trabajo.

5. País agrícola y ganadero no dejará de serlo para convertirse en industrial hasta que la población y los años naturalmente lo exijan; ello no obsta a que tratemos por todos los medios de fomentar ciertas industrias que son indispensables a aquella situación, tales como el transporte marítimo que coloco en primer término; la del motor, especialmente el destinado a las faenas agrícolas y al transporte. Otra industria que con poco capital sería de grandes beneficios constituye el aprovechamiento de las caídas de agua para regadío y producción de energía eléctrica. Ello fue intentado, sin éxito por suerte, por capitales extranjeros sin mayores inversiones y allanando pocas dificultades deben ser fuente de riqueza netamente argentina.

6. Conceptúo necesario la reducción de las importaciones, especialmente las de carácter superfluo o suntuario. Nuestro pueblo debe ser sobrio y puedo asegurar que a ello llegará cuando con el ejemplo sea aleccionado por sus dirigentes y sus gobernantes.

7. Contrario a los empréstitos que hipotecan al país y comprometen su porvenir más de lo que está, salvo, por cierto, cuando circunstancias especialísimas autoricen esa grave medida de gobierno.

8. Paz interior basada en la confianza que pueden inspirar los gobiernos, confianza cuyo fundamento no puede ser otro que el cumplimiento del orden jurídico establecido.

9. Paz exterior, vale decir, neutralidad absoluta que aleje toda beligerancia impropia de acuerdo a los antecedentes y tradición de nuestra política internacional.
Con esto dejo contestado lo que es a mi juicio el interrogante fundamental que trasunta la nota de referencia: cuál es la solución adecuada para el momento económico porque atraviesa el país.

Aprovecho esta oportunidad para reiterarle las seguridades de mi mejor consideración.















Fuente “Hechos e Ideas”, Año VI – Nº 38-39, Buenos Aires, Enero 1941. Aporte de Marcos Funes Presidente de la Fundación Amadeo Sabattini.

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