El movimiento estudiantil que se inicio con la lucha de los
estudiantes de Cordoba, por la reforma de la Universidad, señala el
nacimiento de la nueva generación latinoamericana. La inteligente compilación
de documentos de la reforma universitaria en la America Latina realizada por
Gabriel del Mazo, cumpliendo un encargo de la Federación Universitaria de
Buenos Aires, ofrece una serie de testimonios fehacientes de la unidad
espiritual de este movimiento". El proceso de la agitación universitaria
en la Argentina, Uruguay, Chile, Perú, etc., acusa el mismo origen y el mismo
impulso. La chispa de la agitación es casi siempre un incidente secundario;
pero la fuerza que la propaga y la dirige viene de ese estado de animo, de esa
corriente de ideas que se designa -no sin riesgo de equivoco- con el nombre de
"nuevo espíritu". Por esto, el anhelo de la reforma se presenta, con idénticos
caracteres, en todas las universidades latinoamericanas. Los estudiantes de
toda la America Latina, aunque movidos a la lucha por protestas peculiares de
su propia vida, parecen hablar el mismo lenguaje.
De igual modo, este movimiento se presenta íntimamente
conectado con la recia marejada posbélica. Las esperanzas mesiánicas, los sentimientos
revolucionarios, las pasiones místicas propias de la postguerra, repercutían
particularmente en la juventud universitaria de Latinoamérica. El concepto
difuso y urgente de que el mundo entraba en un ciclo nuevo, despertaba en los jóvenes
la ambición de cumplir una función heroica y de realizar una obra histórica. Y,
como es natural, en la constatación de todos los vicios y fallas del régimen económico
social vigente, la voluntad y el anhelo de renovación encontraban poderosos estímulos.
La crisis mundial invitaba a los pueblos latinoamericanos, con insólito
apremio, a revisar y resolver sus problemas de organización y crecimiento. Lógicamente,
la nueva generación sentía estos problemas con una intensidad y un
apasionamiento que las anteriores generaciones no habían conocido. Y mientras
la actitud de las pasadas generaciones, como correspondía al ritmo de su época,
había sido evolucionista -a veces con un evolucionismo completamente pasivo- la
actitud de la nueva generación era espontáneamente revolucionaria.
La ideología del movimiento estudiantil careció, al
principio, de homogeneidad y autonomía. Acusaba demasiado la influencia de la
corriente wilsoniana. Las ilusiones demo liberales y pacifistas que la predicación
de Wilson puso en boga en 1918-19 circulaban entre la juventud latinoamericana
como buena moneda revolucionaria. Este fenómeno se explica perfectamente. También
en Europa no solo las izquierdas burguesas sino los viejos partidos socialistas
reformistas aceptaron como nuevas las ideas demo liberales elocuentes y apostólicamente
remozadas por el presidente norteamericano.
Únicamente a través de la colaboración cada día mas estrecha
con los sindicatos obreros, de la experiencia del combate contra las fuerzas
con- servadoras y de la crítica concreta de los intereses y principios en que
se apoya el orden establecido, podían alcanzar las vanguardias universitarias
una definida orientación ideológica.
Este es el concepto de los más autorizados portavoces de la
nueva generación estudiantil, al juzgar los orígenes y las consecuencias de la
lucha por la Reforma. Todos convienen en que este movimiento, que apenas ha
formulado su programa, dista mucho de proponerse objetivos exclusiva- mente
universitarios y en que, por su estrecha y creciente relación con el avance de
las clases trabajadoras y con el abatimiento de viejos privilegios económicos,
no puede ser entendido sino como uno de los aspectos de una profunda renovación
latinoamericana. Así Palcos, aceptando íntegramente las ultimas consecuencias de
la lucha empeñada, sostiene que "mientras subsista el actual régimen
social, la Reforma no podrá tocar las raíces recónditas del problema
educacional". "Habrá llenado su
objeto -agrega- si depura a las
universidades de los malos profesores, que toman el cargo como un empleo burocrático;
si permite -como sucede en otros países- que tengan acceso al profesorado todos
los capaces de serlo, sin excluirlos por sus convicciones sociales, políticas o
filosóficas; si neutraliza en parte, por lo menos, el chauvinismo y fomenta en
los educandos el habito de las investigaciones y el sentimiento de la propia
responsabilidad. En el mejor de los casos, la Reforma rectamente entendida y
aplicada, puede contribuir a evitar que la Universidad sea, como es en rigor en
todos los países, como lo fue en la misma Rusia -país donde se daba, sin
embargo, como en ninguna otra parte, una intelectualidad avanzada que en la
hora de la acción saboteo escandalosamente a la revolución- una Bastilla de la reacción,
esforzándose por ganar las alturas del siglo".
No coinciden rigurosamente -y esto es lógico- las diversas
interpretaciones del significado del movimiento. Pero, con excepción de las que
proceden del sector reaccionario, interesado en limitar los alcances de la
Reforma, localizándola en la universidad y la enseñanza, todas las que se
inspiran sinceramente en sus verdaderos ideales, la definen como la afirmación
del "espíritu nuevo", entendido como espíritu revolucionario.
Desde sus puntos de vista filosóficos, Ripa Alberdi se
inclinaba a considerar esta afirmación como una victoria del idealismo
novecentista sobre el positivismo del siglo XIX.
"El renacimiento
del espíritu argentino -decía- se
opera por virtud de las jóvenes generaciones, que al cruzar por los campos de
la filosofía contemporánea han sentido aletear en su frente el ala de la
libertad".
Mas el propio Ripa Alberdi se daba cuenta de que el objeto
de la reforma era capacitar a la Universidad para el cumplimiento de "esa función
social que es la razón misma de su existencia".
Julio V. González, que ha reunido en dos volúmenes sus
escritos de la campana universitaria, arriba a conclusiones mas precisas:
"La Reforma
Universitaria -escribe- acusa el
aparecer de una nueva generación que llega desvinculada de la anterior, que
trae sensibilidad distinta e ideales propios y una misión diversa para cumplir.
No es aquella un hecho simple o aislado, si los hay; esta vinculada en razón de
causa a efecto con los últimos acontecimientos de que fuera teatro nuestro país,
como consecuencia de los producidos en el mundo. Significaría incurrir en una apreciación
errónea hasta lo absurdo considerar a la Reforma Universitaria como un problema
de aulas y, aun así, radicar toda su importancia en los efectos que pudiera
surtir exclusivamente en los círculos de cultura. Error semejante llevaría sin
remedio a una solución del problema que no consultaría la realidad en que el
esta planteado. Digámoslo claramente entonces: la Reforma Universitaria es
parte de una cuestión que el desarrollo material y moral de nuestra sociedad ha
impuesto a raíz de la crisis producida por la guerra".
González señala en seguida la guerra europea, la Revolución
Rusa y el advenimiento del radicalismo al poder como los factores decisivos de
la Reforma en la Argentina.
José Luis Lanuza indica otro factor: la evolución de la
clase media. La mayoría de los estudiantes pertenecen a esta clase en todas sus
gradaciones. Y bien. Una de las consecuencias sociales y económicas de la
guerra es la proletarización de la clase media. Lanuza sostiene la siguiente
tesis:
"Un movimiento
colectivo estudiantil de tan vastas proyecciones sociales como la Reforma
Universitaria no hubiera podido estallar antes de la guerra europea. Se sentía
la necesidad de renovar los métodos de estudio y se ponía de manifiesto el
atraso de la Universidad respecto a las corrientes contemporáneas del
pensamiento universal desde la época de Alberdi, en la que empieza a
desarrollarse nuestra industria embrionaria. Pero entonces la clase media
universitaria se mantenía tranquila con sus títulos de privilegio.
Desgraciadamente para ella, esta holgura disminuye a medida que crece la gran
industria, se acelera la diferenciación de las clases y sobreviene la proletarización
de los intelectuales. Los maestros, los periodistas y empleados de comercio se
organizan gremialmente. Los estudiantes no podían escapar al movimiento
general".
Mariano Hurtado de Mendoza coincide sustancialmente, con las
observaciones de Lanuza.
"La Reforma
Universitaria -escribe- es antes que
nada y por sobre todo, un fenómeno social que resulta de otro mas general y
extenso, producido a consecuencia del grado de desarrollo económico de nuestra
sociedad. Fuera entonces error estudiarla únicamente bajo la faz universitaria,
como problema de renovación del gobierno de la Universidad, o bajo la faz pedagógica,
como ensayo de aplicación de nuevos métodos de investigación en la adquisición
de la cultura. Incurriríamos también en error si la consideráramos, como el
resultado exclusivo de una corriente de ideas nuevas provocadas por la gran
guerra y por la Revolución Rusa, o como la obra de la nueva generación que
aparece y 'llega desvinculada de la anterior, que trae sensibilidad distinta e
ideales propios y una misión diversa por cumplir'".
Y, precisando su concepto, agrega mas adelante:
"La Reforma
Universitaria no es mas que una consecuencia del fenómeno general de proletarización
de la clase media que forzosamente ocurre cuando una sociedad capitalista llega
a determinadas condiciones de su desarrollo económico. Significa esto que en
nuestra sociedad se esta produciendo el fenómeno de proletarización de la clase
media y que la Universidad, poblada en su casi totalidad por esta, ha sido la
primera en sufrir sus efectos, porque era el tipo ideal de institución
capitalista".
Es, en todo caso, un hecho uniformemente observada la formación,
al calor de la Reforma, de núcleos de estudiantes que, en estrecha solidaridad
con el proletariado, se han entregado a la difusión de avanzadas ideas sociales
y al estudio de las teorías marxistas. El surgimiento de las universidades
populares, concebidas con un criterio bien diverso del que inspiraba en otros
tiempos tímidos tanteos de extensión universitaria, se ha efectuado en toda la
America Latina en visible concomitancia con el movimiento estudiantil. De la
Universidad han salido, en todos los países latinoamericanos, grupos de
estudiosos de economía y sociología que han puesto sus conocimientos al
servicio del proletariado, dotando a este, en algunos países, de una dirección
intelectual de que antes había generalmente carecido. Finalmente, los propagandistas
y fautores mas entusiastas de la unidad política de la America Latina son, en
gran parte, los antiguos lideres de la Reforma Universitaria que conserva así
su vinculación continental, otro de los signos de la realidad de la "nueva
generación".
Cuando se confronta este fenómeno con el de las
universidades de la China y del Japón, se comprueba su rigurosa justificación histórica.
En el Japón, la Universidad ha sido la primera cátedra de socialismo. En la China,
por razones obvias, ha tenido una función todavía mas activa en la formación de
una nueva conciencia nacional. Los estudiantes chinos componen la vanguardia
del movimiento nacionalista revolucionario que, dando a la inmensa nación asiática
una nueva alma y una nueva organización, le asigna una influencia considerable
en los destinos del mundo. En este punto se muestran concordes los observadores
occidentales de más reconocida autoridad intelectual.
Pero no me propongo aquí, el estudio de todas las
consecuencias y relaciones de la Reforma Universitaria con los grandes
problemas de la evolución política de la America Latina. Constatada la
solidaridad del movimiento estudiantil con el movimiento histórico general de
estos pueblos, tratemos de examinar y definir sus rasgos propios y específicos.
¿Cuales son las proposiciones o postulados fundamentales de
la Reforma?
El Congreso Internacional de Estudiantes de México de 1921
propugno:
- 1 “la participación de los estudiantes en el gobierno de las universidades;
- la implantación de la docencia libre y la asistencia libre.
Los estudiantes de Chile declararon su adhesión a los
siguientes principios:
- 1 La autonomía de la Universidad, entendida como institución de los alumnos, profesores y diplomados;
- 2 reforma del sistema docente, mediante el establecimiento de la docencia libre y, por consiguiente, de la asistencia libre de los alumnos a las cátedras, de suerte que en caso de ensenar dos maestros una misma materia la preferencia del alumnado consagre libre- mente la excelencia del mejor;
- 3o revisión de los métodos y del contenido de los estudios; y
- 4o extensión universitaria, actuada como medio de vinculación efectiva de la Universidad con la vida social.
Los estudiantes de Cuba concretaron en 1923 sus
reivindicaciones en esta formula:
a) una
verdadera democracia universitaria;
b) una
verdadera renovación pedagógica y científica;
c) una
verdadera popularización de la enseñanza.
Los estudiantes de Colombia reclamaron, en su programa de
1924, la organización de la Universidad sobre bases de independencia, de participación
de los estudiantes en su gobierno y de nuevos métodos de trabajo.
"Que al lado de
la cátedra -dice ese programa- funcione el seminario, se abran cursos
especiales, se creen revistas. Que al lado del maestro titular haya profesores
agregados y que la carrera del magisterio exista sobre bases que aseguren su
porvenir y den acceso a cuantos sean dignos de tener una silla en la
Universidad".
Los estudiantes de vanguardia de la Universidad de Lima,
leales a los principios proclamados en 1919 y 1923, sostuvieron en 1926 las
siguientes plataformas:
- defensa de la autonomía de las universidades;
- participación de los estudiantes en la dirección y orientación de sus respectivas universidades o escuelas especiales;
- derecho de voto por los estudiantes en la elección de rectores de las universidades; renovación de los métodos pedagógicos;
- voto de honor de los estudiantes en la provisión de las cátedras;
- incorporación a la universidad de los valores extrauniversitarios;
- socialización de la cultura: universidades populares, etc.
Los principios sostenidos por los estudiantes argentinos son,
probablemente, mas conocidos, por su extensa influencia en el movimiento estudiantil
de America desde su primera enunciación en la Universidad de Córdoba. Prácticamente,
además, son a grandes rasgos los mismos que proclaman los estudiantes de las demás
universidades latinoamericanas.
Resulta de esta rápida revisión que como postulados
cardinales de la Reforma Universitaria puede considerarse:
Primero, la intervención de los alumnos en el gobierno de
las universidades y
Segundo, el funcionamiento de cátedras libres, al lado de
las oficiales, con idénticos derechos, a cargo de enseñantes de acreditada
capacidad en la materia.
El sentido y el origen de estas dos reivindicaciones nos
ayudan a esclarecer la significación de la Reforma.
Fuente: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana de José Carlos Mariategui.
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