La Reforma Universitaria es el movimiento de liberación de
las nuevas generaciones de nuestra America en procura de las bases para una
cultura nacional autentica. Sus órganos naturales son, en todo el Continente,
los Centros y las Federaciones de estudiantes. Es un vasto e histórico empeño
por devolver a la Nación, que es el pueblo, las llaves de la inteligencia
nacional.
En nuestro país esta por lo tanto planteada, como una lucha
porque nuestra mentalidad deje de ser colonial, porque la inteligencia
argentina, sin mengua de su universalidad, llegue a ser argentina, preparando así
la expresión lucida y constructiva de nuestra emancipación. Esto es lo que se
llamo desde 1918 en Córdoba, "la autonomía espiritual de las nuevas generaciones".
Una cultura nacional, y por lo tanto popular y que tenga
cepa, como la que se revindica, deberá alimentarse con raíces territoriales e históricas,
de suelo y hombre. Este es un problema arduo pero constituyente que no se
resuelve por los solos resortes pedagógicos, por la decisiva razón de que la política
los tiene tornados, y de la política no son dueños nuestros pueblos. La Reforma
Universitaria es entonces, a la vez que una acción cultural, una acción política,
de gran política fundadora, que afecta a los estudiantes como ciudadanos. Esto
es lo que se llamo desde 1918 en Córdoba, la "Revolución Americana"
El gran reclamo implica, en consecuencia, una doble demanda
y compromiso: que el proceso sea o llegue a ser una Revolución y que esta Revolución sea
americana; y una Revolución Americana tiene estas dos exigencias
irrenunciables, conforme a la índole connatural de nuestros pueblos: la
libertad y la democracia. Solo sobre esas bases no traicionaremos ni nuestra índole
ni nuestro destino, y se podrá erigir la esperanza del nuevo mundo: la
personalidad y función humana de nuestros pueblos.
Las tendencias dictatoriales o autoritarias, opuestas por lo
tanto a la libertad, nos son extrañas y contrarias, cualquiera sea el rótulo
social que adopten. Las tendencias oligárquicas también negadoras de la
democracia, nos son extrañas y contrarias, cualquiera sea el eventual disfraz
con que se exornen.
Nuestra lucha es por lo tanto, contra los absolutismos dictatoriales de uno y otro extremo, destinados a jugar al país como moneda de cambio internacional, y contra las oligarquías, los más antiguos órganos o agentes de nuestra persistente desposesión política, de nuestra entrega económica y de nuestra sumisión mental. Por de pronto, no se concibe cómo los Centros y las Federaciones estudiantiles, responsables en el campo cultural del gran proceso emancipador y depurador que lleva más de un cuarto de siglo, puedan siquiera pensar en solidarizarse en momento alguno con las organizaciones típicas de la oligarquía envilecedora y sucia, culpable de tremendas capitulaciones contra el pueblo argentino.
Nuestra lucha es por lo tanto, contra los absolutismos dictatoriales de uno y otro extremo, destinados a jugar al país como moneda de cambio internacional, y contra las oligarquías, los más antiguos órganos o agentes de nuestra persistente desposesión política, de nuestra entrega económica y de nuestra sumisión mental. Por de pronto, no se concibe cómo los Centros y las Federaciones estudiantiles, responsables en el campo cultural del gran proceso emancipador y depurador que lleva más de un cuarto de siglo, puedan siquiera pensar en solidarizarse en momento alguno con las organizaciones típicas de la oligarquía envilecedora y sucia, culpable de tremendas capitulaciones contra el pueblo argentino.
Fuente: Mensaje enviado a los estudiantes de Córdoba el 13 de septiembre de 1945, Reforma Universitaria y Cultura Nacional de Gabriel del Mazo, Editorial Raigal 1955.
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