Tiene la Unión Cívica Radical una misión histórica
ineludible que terminar, y a fe que la viene cumpliendo en la más absoluta
integridad de sus postulados. Desviarse de ella, importaría para la Nación una
fatalidad mayor aún que aquellas contra las cuales lucha. Por eso, en su larga
actuación, cualesquiera que hayan sido las circunstancias y las pruebas de toda
índole por que haya tenido que pasar, las ha afrontado sin la menor duda ni
vacilación, marchando hacia el objetivo magno y prefijado de sus designios,
para que la República, en paz y en concordia, sin abdicaciones ni peculados,
prosiga la vida proficua y fecunda que la Providencia misma le ha fijado.
Tales son las causales de esta abnegada pertinacia de
treinta años, en cuyo período han desaparecido generaciones enteras, sin haber
podido prestar al país, desde los gobiernos, en todas sus fases, el concurso
eficiente y vivificante de la legítima y digna representación, sucumbiendo
parte de ellas ya en los combates, ya en las esforzadas luchas, ya en las
persecuciones, y continuando las demás por el sendero trazado, sacrificándose
su tranquilidad, su bienestar, su patrimonio y su existencia misma. No hay en
la historia de las reivindicaciones el ejemplo de una actitud de remuneración y
de combatibilidad más generosa, ni una orientación más definida y consciente
hacia los deberes superiores y al bien general.
La Unión Cívica Radical persigue lo que en el derecho está
irrevocablemente consagrado: que la Nación vuelva a ejercitar nuevamente sus
propios destinos. En el desarrollo de su acción y en la persecución de este
ideal, ha usado todas las armas legítimas, rehuyendo los procedimientos vedados
y rehusándose siempre a usufructuar de otros resultados de sus éxitos que
aquellos que en buena ley le correspondían.
No ha considerado nunca, tampoco, que sea condición
indispensable la posesión para sí de los gobiernos, sino que podría ser una
condición contraria si así se requiriese.
En el mismo gobierno actual, había llegado a concebir la
esperanza de resolver la contienda pública en comicios honorables y garantidos,
ante las promesas que aquél hiciera pública y privadamente e impetrando esperar
para poder cumplirlas; pero es demasiado notorio como ellas se tornaron en los
más inauditos desafueros y en los más odiosos atropellos y persecuciones.
Por estas consideraciones, que condensan los fundamentos de
la Unión Cívica Radical, el Comité Nacional, por unanimidad, declara:
1° Que la Unión Cívica Radical rechaza nuevamente la
invitación para participar de las funciones del gobierno, desde que con ello no
se resuelve el problema del restablecimiento de las instituciones y de las
libertades comunes, ni siquiera sería un medio, por sí solo, para alcanzar tan
sagrados y vitales propósitos.
2° Que está dispuesta siempre a caracterizar con su
intervención y a sancionar con su voto en definitiva, la reorganización de los
elementos constitutivos del derecho electoral, en cuanto ella sea plena y
realmente hecha en su concepto legal y en su aplicación verdaderamente
garantizada.
Fuente: El
Radicalismo "Ensayo sobre su Historia y Doctrina" de Gabriel del
Mazo, Editorial Suquia 1984.
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