Sr. Presidente
(Campora). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Illia. — El
vicepresidente de nuestro bloque ha fijado con claridad nuestra posición.
Asistimos a una lucha desencadenada hace mucho tiempo en la
cual, indudablemente, los señores diputados de la mayoría y el régimen
gobernante tienen ventajas, porque poseen en sus manos todos los medios de
difusión y pueden valerse de todos los recursos oficiales para tratar de
imponer sus ideas a la ciudadanía, austera y libre, y al pueblo trabajador, que
no es merecedor de que se le suma en tan tremenda confusión, sino que se hable
con verdad.
Con las ventajas otorgadas por el sistema oficial intentan
difundir sus ideas y hacer a toda costa carne en el pueblo argentino la
división del mismo en dos sectores: uno, que defiende la soberanía de la
Republica; otro, en el cual, según los señores diputados de la mayoría, nos
encontraríamos nosotros, que esta socavando la libertad de nuestra patria.
El Partido Radical de la actualidad no sigue su cauce
histórico, manifestó el señor diputado Benítez. Contesto al señor diputado
oficialista que el nuestro es el viejo Partido Radical, constituido por
ciudadanos de idéntica contextura moral, defensores del ideario e inspirados en
la misma doctrina que dieron origen a la Unión Cívica Radical.
Nosotros somos los representantes del mismo partido que en
la oposición y en el gobierno defendió en forma austera, sin detonaciones de
naturaleza alguna, sin achicar los problemas de carácter fundamental para
transformarlos en armas electoralistas; somos los representantes del mismo
glorioso partido que defendió siempre la integridad de la soberanía de nuestra
patria.
Inútil fue que el Congreso designara una comisión bicameral
y que esta agotara su investigación en busca del documento o del hecho que
pudiera reflejar complicidad de algún hombre de la Unión Cívica Radical con
intereses foráneos. No harán jamás tales comprobaciones, porque tenemos la
conciencia y las manos limpias.
Será imposible, señores diputados de la mayoría, que ustedes
pretendan motejar a los hombres de la Unión Cívica Radical que estamos
defendiendo otros intereses que no sean los altos intereses de la patria. No,
señores diputados. Somos en estas bancas una pequeña representación, quizá
mucho menor en numero que las que corresponde a las voluntades del pueblo
argentino que nos acompañan en esta definición. Pero tenemos dignidad, tenemos
honor y sabemos adonde vamos.
No ha de entorpecer nuestra lucha esta manera burda con que
se quiere impresionar al pueblo del país. ¡Vendepatrias! Desencadenado desde
arriba hace muchos años en el país, anda corriendo en todos los discursos
oficiales y en los de los señores diputados ese insulto, que es el más
infamante con que se quiera marcar a un ciudadano. Se podrá argüir falta de
capacidad intelectual, falta de honradez suficiente en el desempeño de
funciones publicas; se le podrá decir a un representante del pueblo argentino
que no cumple íntegramente con su deber; pero no es posible que el gobierno, y
los señores diputados oficialistas, se hagan eco confabulándose para expresar
que existen ciudadanos argentinos que conspiran contra la patria común. No se
si los señores diputados alguna vez se han puesto la mano sobre el corazón y
conciencia para reflexionar sobre la mezquindad, la falta de veracidad de ese apostrofe
que no tiene ninguna razón de ser, y menos aun puede ser proferido contra la Unión
Cívica Radical.
Nosotros, señor presidente, hemos aceptado, siempre que se
ha propuesto en esta Cámara, investigaciones de toda naturaleza. Nosotros, en
repetidas oportunidades, hemos puesto todos nuestros modestos antecedentes personales
y políticos, para que los investigue esta Cámara, o cualquier órgano del
gobierno, porque nosotros, señor presidente, no tenemos absolutamente nada que
ocultar.
Esto que va a debatir hoy el Parlamento argentino no es una
cosa traída de los cabellos por los señores diputados, sino que pertenece a una
organización o norma publicitaria oficial de tipo electoral en vísperas de la
campaña presidencial para tratar nuevamente de silenciar a la oposición. Este
recurso de los señores diputados fallara, porque el pueblo argentino ya no les
cree a los señores diputados, ya no cree al propio presidente de la Republica.
Lo han engañado y le han mentido todas las veces que quisieron; pero no es
posible seguir en esta campaña difamatoria permanentemente, creyendo que el
pueblo argentino no es pueblo que reacciona, y que no tiene conciencia de cual
es su verdadera posición.
Hay libertad, dice el señor diputado Benítez, para que
nosotros recorramos la Republica tratando de defender nuestras ideas. No
hacemos simplemente campaña opositora, porque le decimos a los señores
diputados que ya no nos interesa en forma absoluta ni el presidente de la
Republica, ni el Partido Peronista, ni la mayoría oficialista, porque no los
creemos sanamente inspirados, patrióticamente desinteresados; nosotros no
creemos que la antipatria esta aquí; nosotros creemos que la antipatria esta ahí;
nosotros creemos que la antipatria esta en el gobierno y en quienes lo secundan
que en forma poco seria y altiva quieren denigrar a una parte de la familia
argentina que tiene antecedentes irreprochables en su vida publica.
Será inútil, señores diputados, que sigan tocando esta
campana, y es un tremendo error el de los señores diputados persistir en este
sistema, que no va a crear nada mas que odios, es decir, que va a ahondar los
odios dentro de la Republica. La Unión Cívica Radical ha servido en todos los
momentos al país como partido constructivo y de orden; deseamos la confraternidad
del pueblo argentino y hemos bregado por que en este Parlamento los debates se
desarrollasen en un ambiente de serenidad, para que en ese ir y venir de ideas
y en ese entrechoque de pensamientos todos sirviéramos de la mejor manera al
pueblo argentino.
Sr. Vischi. —
Nunca, señor diputado.. .
Sr. Illia. — Se esta
traicionando el pensamiento mas noble del pueblo, se esta traicionando a los
hombres que nos dieron libertad. En este caso particular a que se ha referido
el señor diputado Benítez para dar validez a su argumentación, la Unión Cívica
Radical no tiene ninguna clase de vinculación. No puede legislarse sobre estos
hechos y con estos antecedentes, tomando como ejemplo un caso particular que
sirve al Partido Peronista para fijar su posición. El hecho puede tener alguna
trascendencia, pero los señores diputados de la mayoría deben tener el sentido
de la dimensión y colocar las cosas en su verdadero punto para considerarla
responsablemente. Pero todo esto obedece a un plan general trazado por el
gobierno para subordinar la conciencia argentina, para transformarnos en súbditos.
Nosotros seguiremos defendiendo los ideales de la Unión Cívica Radical, que no
quiere súbditos en el país, sino ciudadanos libres. (¡Muy bien!; ¡Muy bien!
Aplausos.)
Fuente: Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina
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