La Convocatoria Nacional, si bien tiene origen en los
partidos políticos, es una gestión que se despliega en toda la comunidad
argentina por encima de las diferencias partidarias, religiosas, económicas,
sociales y culturales.
Mira al país como un todo, a través de su pueblo y procura
suspender la discusión acerca de las diferencias ocasionales o permanentes, con
el propósito de obtener una solución argentina que termine con nuestra
decadencia y resguardar la dignidad del hombre.
Es hora de que predomine lo universal sobre lo parcial, lo
nacional sobre lo regional, lo común sobre lo sectorial. Se trata, por lo
tanto, de un esfuerzo para componer una solidaridad ciudadana que dé apoyo
expresivo, lúcido e integral a una ansiada solución nacional.
Así, vamos en procura de una demostración que nos es
indispensable: que realmente existe esa solidaridad en el pueblo argentino,
capaz de movilizarlo al servicio de las soluciones que faltan y se aguardan.
No apunta al pasado. Emerge del presente y tiene la
intención de plasmar un porvenir argentino.
Por eso, no obstante su universalidad, la Convocatoria no es
incondicional, no es neutral, no es indefinida. Es un pronunciamiento de la
democracia, para la democracia. La solidaridad que se reclama, se quiere para
asegurar un futuro consecuente con los ideales de la Nación Argentina. Los
ideales que exaltan la personalidad nacional, que afirman la libertad, la
justicia y todos los derechos humanos; que aseguren una estabilidad política
donde rijan tales principios sin solución de continuidad.
En un ámbito de desesperación, de angustias, necesidades,
miedos e inseguridades, agravado por la crisis económico – social más profunda
de la historia del país, la Convocatoria ofrece como primer elemento de
solución, la solidaridad de los argentinos.
Se trata de un aporte magistral, desprovisto de toda
mezquindad. Nadie deberá ser el primero ni nadie quedar último.
Sólo habrá dos protagonistas, así como sólo hay dos
destinatarios: el ciudadano argentino y la Nación, como ser de todos.
Por eso, la Convocatoria no se limita a los partidos
políticos, que aquí sólo juegan el rol inaudible de transmisores, orientadores
y ejecutores de la opinión pública, porque con ellos no se completa la
movilización de la voluntad general, ya que al margen de los propósitos
partidarios o más allá de ellos, existen voluntades, criterios, ideas e
intereses que completan el conjunto de la voluntad y la conciencia nacional.
Con esta idea, se convocará a todos los que coadyuvan de una
manera u otra a la realización nacional.
Habrá que procurar un cabildo abierto multiplicado por cada
población de la República, que reitere, pacífica, solidaria y esperanzadamente,
que el pueblo quiere saber de qué se trata y asumir el protagonismo histórico
indelegable.
De esta manera damos por iniciada la etapa de transición
hacia la democracia, objetivo que constituye nuestra decisión intransferible e
irrevocable.
Lo hacemos bajo el lema del Episcopado Argentino: la
reconciliación nacional”.
JUNTA POLITICA CONVOCANTE
Partido Justicialista
Unión Cívica Radical
Federación Demócrata Cristiana
Movimiento de Integración y DesarrolloPartido Intransigente
Fuente: Multipartidaria: "Primer Documento" (14 de julio de 1981)
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