Ha finalizado un turno histórico que coloco al radicalismo
actual en la responsabilidad de gobernar.
El final de esta contradictoria etapa que marcado por la derrota electoral del 14 de mayo ultimo, prenunciado ya por el resultado adverso de los comicios de 1987 Su juicio definitivo pertenece a la historia, pero es nuestra responsabilidad el análisis critico que evite en futuro la reiteración de iguales errores y deformaciones. Durante el desarrollo de la gestión iniciada 10 de diciembre de 1983 y desde nuestra permanente preocupación radical, los hombres y mujeres del Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) hemos asistido al espectáculo de un partido resignado a ser un simple eco convalidante de las políticas oficiales, elaboradas muchas veces por funcionarios no radicales y contrapuestos a la filosofía partidaria. Hemos presenciado la inexorable desmovilización de la militancia, la asombrosa apertura de listas a viejos enemigos del radicalismo en desmedro de correligionarios; hemos vivido el inútil festival de las alianzas antihistóricas y fuimos comprobando que mientras mas se hacia crecer el padrón partidario, menor era la concurrencia a las consultas internas.
El final de esta contradictoria etapa que marcado por la derrota electoral del 14 de mayo ultimo, prenunciado ya por el resultado adverso de los comicios de 1987 Su juicio definitivo pertenece a la historia, pero es nuestra responsabilidad el análisis critico que evite en futuro la reiteración de iguales errores y deformaciones. Durante el desarrollo de la gestión iniciada 10 de diciembre de 1983 y desde nuestra permanente preocupación radical, los hombres y mujeres del Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) hemos asistido al espectáculo de un partido resignado a ser un simple eco convalidante de las políticas oficiales, elaboradas muchas veces por funcionarios no radicales y contrapuestos a la filosofía partidaria. Hemos presenciado la inexorable desmovilización de la militancia, la asombrosa apertura de listas a viejos enemigos del radicalismo en desmedro de correligionarios; hemos vivido el inútil festival de las alianzas antihistóricas y fuimos comprobando que mientras mas se hacia crecer el padrón partidario, menor era la concurrencia a las consultas internas.
Frente a este cuadro advertimos insistentemente que era
necesario efectuar correcciones. Nadie en lo interno debía ni debe considerarse
tan poderoso como para absorber el destino de todos. Por eso nos preocupa la reaparición
de confrontaciones estériles. Esta deshabituación al disenso inteligente nos
conduce con facilidad a la intolerancia, al sectarismo, a los gritos soberbios.
Tanto nos inmolamos a la irracionalidad que algunos creen todavía en el derecho
a victorias sin honor. El peligro de esta patológica es que podemos producir un
vacío ético en los jóvenes.
En cambio hay que poner énfasis en la formación y preservación
de dirigentes que aseguren la continuidad doctrinaria de la UCR, que no es una
circunstancia sino una permanencia. No se es radical solo por estar afiliado.
No hay radicalismo sino hay conducta radical.
Debemos incorporar voluntad revolucionaria a la UCR. Actualizar
estrategias de transformación. Intentar dar mas inteligencia al análisis de la
sociedad argentina. Comprometernos a rescatar a la Nación del predominio autocrático
y del colonialismo intercultural, porque con la deformación cultural hemos perdido
identidad nacional.
Recuperar la esencialidad radical es una exigencia patriótica
y no partidaria. Nunca mas que hoy debemos ser buenos radicales, pero nunca mas
que hoy debemos ser buenos argentinos. Pensamos con Yrigoyen que a la Patria no
la salvaran los mismos que la corrompieron. Debemos defender la ética de la
Republica para que no avance la ética de la mafia.
Hoy la UCR ha debido irse del poder. Perdamos elecciones con
porcentajes ajenos a nuestra historia. Obtenemos cifras de votos inferiores a
las cifras de afiliados. El pueblo se alejo con su confianza.
Dentro del partido existe una metodología sectaria y sola con el recambio de comportamientos, imágenes y conductas podremos recuperar el vigor y lograr la reaparición de nuestro contenido ético. Nuestro Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) propone a la Honorable Convención Nacional este proyecto con el ánimo exclusivo de rescatar para las nuevas generaciones la vigencia histórica de la gran empresa Yrigoyenista. Si como pretenden algunos seguimos pensando que todo esta bien y que poco hay que cambiar, nuestro destino no será de éxito. Convocamos a luchar por una UCR que sepa terminar un siglo e inaugurar otro con sus banderas intransigentemente prestigiadas.
Dentro del partido existe una metodología sectaria y sola con el recambio de comportamientos, imágenes y conductas podremos recuperar el vigor y lograr la reaparición de nuestro contenido ético. Nuestro Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) propone a la Honorable Convención Nacional este proyecto con el ánimo exclusivo de rescatar para las nuevas generaciones la vigencia histórica de la gran empresa Yrigoyenista. Si como pretenden algunos seguimos pensando que todo esta bien y que poco hay que cambiar, nuestro destino no será de éxito. Convocamos a luchar por una UCR que sepa terminar un siglo e inaugurar otro con sus banderas intransigentemente prestigiadas.
Convencidos de que la restructuración de la UCR busca ese
destino, la Honorable Convención Nacional de la UCR:
RESUELVE
Art. 1°: Decretar la reorganización integral de la UCR
en toda la Nación a partir del 1 ° de marzo de 1990.
Art. 2°: Disponer la caducidad de todas las autoridades
y de todas las afiliaciones actuales a la UCR a partir de esa fecha.
Art 3°: Crease a partir del 1° de marzo de 1990 la Junta
Reorganizadora Nacional integradas por un delegado por distrito. Surgidos del
seno de esta Convención Nacional. Esta Junta se dará su reglamento y arbitrara
la instrumentación del proceso de reorganización.
Art 4°: Cada distrito a través de sus Convenciones
Provinciales procederá a designar juntas reorganizadoras que tendrán la facultad
de orientar, decidir e implementar todo lo referente a la reorganización del
Distrito.
Art. 5°: La Junta Reorganizadora Nacional y las Juntas
Reorganizadoras Provinciales asumirán la representación legal de la UCR y absorberán
las facultades de los cuerpos orgánicos nacionales y provinciales que la Carta Orgánica
establece.
Art. 6°: Esta reorganización deberá estar concluida en
el término de un año, a partir del 1° de marzo de 1990, para volver al funcionamiento
estatutario de la UCR a partir del 1° de mayo de 1991
Art. 7°: La Junta Reorganizadora Nacional podrá integrar
comisiones de estructura pluralista, a efectos de orientar la acción política
concreta mientras dure el proceso de reorganización tanto en el orden Nacional
como en el de los Distritos Provinciales.
Fuente:
Nota dirigida al Presidente de la Convención Nacional de la UCR, Dr. Conrado Storani (23 de noviembre de 1989) - Luis Agustín León y el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista de Eduardo Giorlandini 2012.
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