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martes, 6 de agosto de 2013

Arturo Frondizi: "La Batalla del Petróleo" (24 de julio de 1958)

El 23 de febrero de 1958 el pueblo argentino demostró inequívocamente su voluntad de progreso y realización nacional. En las urnas de esos comicios quedó sellado un compromiso ante la historia: derribar las barreras que se oponen al desarrollo de la Republica y lanzar la Nación hacia el futuro.

El principal obstáculo al avance del país, es su estrecha dependencia de la importación de combustibles y de acero. Esa dependencia debilita nuestra capacidad de autodeterminación y pone en peligro nuestra soberanía, especialmente en caso de crisis bélica mundial.

Actualmente la Argentina importa alrededor del 65 por ciento de los combustibles líquidos que consume. Sobre unos 14 millones de metros cúbicos, consumidos en 1957, aproximadamente 10 millones provinieron del exterior. Es el petróleo que mueve nuestras locomotoras, tractores y camiones, nuestros buques, aviones y equipos militares, Alimenta a nuestras fábricas, da electricidad a nuestras ciudades y "confort" a nuestros hogares. Es la savia de la vida nacional, y nos llega casi totalmente de afuera.

Porque es vital, obliga a los más ingentes sacrificios. Para que no disminuya la provisión indispensable, la Argentina se ha visto obligada a ser simple exportadora de materias primas, que cambia por petróleo y por carbón. El país trabaja para pagar petróleo importado, petróleo que tenemos bajo nuestros pies y que hasta ahora no nos hemos decidido a extraer en la cantidad que necesitamos.

Esa dependencia de la importación ha deformado nuestra economía. Somos potencialmente uno de los países más ricos de la tierra, y podríamos tener un pueblo con uno de los más altos niveles de vida del mundo. En cambio, vamos empobreciéndonos paulatinamente. La inflación no cede, nuestras maquinas se desgastan y el país esta estancado. Cada argentino siente estas consecuencias en su propio hogar, en el creciente costo de la vida, en las dificultades cada vez mayores del transporte y en la imposibilidad de ampliar sus medios de trabajo.

La Argentina no puede continuar por este camino, que se ha convertido en una peligrosa pendiente de declinación. En 1930, cuando éramos poco más de 12 millones, el petróleo y sus derivados insumían menos del 8 por ciento de nuestras importaciones, y el país producía el 45 por ciento del consumo. En 1957 con 20 millones de habitantes, el petróleo y sus derivados representaron más del 21 por ciento de las importaciones y el país produjo aproximadamente el 35 por ciento del consumo. Todo ello se traduce en estancamiento, paralización y crecientes dificultades para el país.

La opción es clara: o seguimos en esa situación, debiendo recurrir a una drástica disminución del nivel de vida del pueblo, con sus secuelas de atraso, desocupación y miseria o explotamos con entera decisión nuestras riquezas potenciales para crear las condiciones de bienestar y seguridad en un futuro próximo y cierto.

I. Lucha en todos los frentes

Conocemos la raíz del mal. Sabemos donde debemos atacar y ahí atacaremos. Se ha de romper el cerco que ahoga nuestra economía y ensombrece nuestro futuro. Vamos a librar una lucha sin cuartel por la felicidad y la grandeza nacional. Hemos librado ya las primeras acciones en el campo de la siderurgia. Impulsaremos la puesta en marcha de los altos hornos de San Nicolás y daremos todo el apoyo necesario a las empresas siderurgias privadas y del Estado, para que la Argentina tenga, en el menor tiempo posible, el acero que le permitirá convertirse definitivamente en un gran país industrial.
Pero hoy habremos de referirnos a otra gran batalla: la batalla del petróleo. Es la más ardua y la más decisiva, pero es también la más llena de esperanzas, porque la libraremos en nombre y a favor de la soberanía nacional, con el apoyo del pueblo y con el instrumento que la Republica forjo y preservo a través de todas sus vicisitudes: Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Será una batalla frontal y, por lo tanto, dificil y de enorme desgaste. Emplearemos, en consecuencia, todos los recursos disponibles. Si el país contara con medios financieros no titubearíamos en aplicarlos a nuestro petróleo. Lo propusimos cuando el Banco Central tenía reservas. Si el 1° de mayo de 1958 hubiera habido oro suficiente en sus arcas, habríamos ido personalmente a retirarlo para entregarlo a Y.P.F.

Pero cuando asumimos el gobierno, las reservas de oro ascendían a 125 millones y medio de dólares, y el conjunto de oro y divisas a poco más de 250 millones de dó1ares. A su vez, del 1° de mayo al 31 de diciembre abra que cumplir compromisos por valor de 645 millones de dólares. No disponemos, por lo tanto, ni de un gramo de oro para Y.P.F.

Los argentinos no somos hombres de llorar sobre las ruinas. Por el contrario, sobre esas ruinas, estamos dispuestos a construir un porvenir de grandeza y bienestar en un clima de auténtica soberanía nacional. Lo haremos, cualesquiera sean las condiciones en que se nos presente la lucha. Lo haremos con prudencia y serenidad, pero con entera energía. No esta en juego nuestro destino personal ni la suerte de un gobierno. Es una encrucijada de la nacionalidad. O seguimos estancados y empobreciéndonos, y nos convertimos definitivamente en apéndices inertes de intereses extranjeros o nos ponemos de pie y salimos a defender lo que es nuestro, para que la Argentina aproveche los bienes que la Providencia ha depositado generosamente en su seno.

II El frente de la importación

Libraremos esta batalla en todos los frentes. En primer lugar, en el frente de la importación de petróleo, para ir reduciendo progresivamente su negativa incidencia sobre nuestra economía. Mientras no alcancemos el objetivo del autoabastecimiento, el petróleo importado debe significar la menor erogación inmediata de divisas que sea posible, para poder aplicar esas mis- mas divisas a la adquisición de los equipos y materias primas indispensables para nuestro desarrollo nacional.
Al llegar al gobierno el 19 de mayo nos encontramos con un contrato firmado con la British Petroleum en abril de 1957, El convenio respectivo, tratado durante la crisis de Suez, estableció la venta de petróleo a razón de 3,31 dólares el barril, o sea casi 21 dólares el metro cúbico.

Nos preocupamos entonces de discutir el contrato con la British Petroleum. Obtuvimos que la firma británica redujera el precio de 3,31 a 2,38 dólares por barril hasta julio de este año y a 2,53 hasta diciembre. Es decir, que en lugar de pagar casi 21 dólares el metro cúbico, pagaremos menos de 16 o sea una economía de unos 5 dólares por metro cúbico.

En el mismo sector de la importación, Y.P.F. ha celebrado un convenio con la Unión Soviética, por la provisión de 1 millón de toneladas de petróleo hasta julio de 1959. El precio fijado es de 2,33 dólares por barril, o sea menos de 15 dólares por metro cúbico. Además, la compra se hace sin uso de divisas, dentro de los términos del acuerdo comercial argentino-soviético de 1952. Es decir que en este caso se pagaría unos 6 dólares menos por metro cúbico en relación al precio establecido con la British Petroleum.

Se ha concretado también un convenio por el cual adquirimos petróleo colombiano a cambio de productos nacionales, por un total de 18 millones de dólares anuales, que pueden elevarse a 35 millones. Esperamos también adquirir, en condiciones semejantes, petróleo de Rumania, Venezuela, Bolivia, México y Perú.

Estos acuerdos permitirán atenuar la incidencia de la importación de combustibles sobre nuestro balance de pagos y dejaran libres muchos millones de dólares que podremos aplicar a inversiones reproductivas. Pero la solución de fondo no puede provenir sino del máximo objetivo a alcanzar: el autoabastecimiento de petróleo. Allí se librara la verdadera acción frontal.

III. Restructuración de Y.P.F.

La Argentina tiene reservas suficientes para apoyar esa ofensiva. Las reservas comprobadas se estiman en mas de 500 millones de metros cúbicos y las probables en muchos millones mas, que exigirán un gran esfuerzo de exploración y explotación. Si, al mismo tiempo, se aprovecharan las demás fuentes de energía y se racionalizara el consumo de combustible, esas reservas alcanzaran con exceso para cubrir nuestras necesidades.

Tenemos también el instrumento adecuado. El país cuenta con una empresa fiscal de larga experiencia, técnicos capaces y hábiles operarios. Por obra de los poderosos intereses que han actuado permanentemente en contra de nuestras posibilidades de desarrollo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales vio perturbada su eficiencia y presenció el éxodo de profesionales experimentados. Para que cumpla acabadamente la misión sonada por sus grandes propulsores y para que el esfuerzo y la abnegación de sus obreros, empleados y técnicos rindan todos sus frutos, Y.P.F. será estructurada de acuerdo con las normas de una moderna empresa industrial. Deberá ser, para siempre, la gran empresa industrial del pueblo argentino.

Para alcanzar esa finalidad la organización de Y.P.F  será despojada de hipertrofias burocráticas y se acentuaran los aspectos esencialmente ejecutivos y operativos. A tal fin se dictaran normas orgánicas que respondan a esas exigencias. En la nueva organización, el Directorio deberá tener a su cargo la orientación general y la vigilancia de los programas de producción, pero la responsabilidad ejecutiva deberá recaer sobre funcionarios técnicos provistos de amplias atribuciones. Del Directorio no deberá excluirse ni al obrero, ni al empleado ni al técnico de la empresa, y las provincias petroleras deberán estar debidamente representadas.

Las distintas actividades de la empresa, es decir, los yacimientos con sus oleoductos y gasoductos; las destilerías, la red de comercialización y la flota petrolera deberán gozar de autonomía dentro de la organización, para que su evolución industrial, técnica y administrativa pueda realizarse sin demoras innecesarias ni interferencias burocráticas.

Al mismo tiempo, deberá establecerse un riguroso contralor de costos en cada sector, hecho con criterio económico-financiero, y los programas de producción deberán ser formulados con la conveniente anticipación. En esta forma y mediante la publicidad de los balances, el pueblo estará informado permanentemente sobre la marcha de su empresa fiscal. A su vez, los precios de los combustibles, aceites y demás subproductos del petróleo han de ser determinados con precisión, evitándose déficits que no se justificarían en una de las industrias más productivas de nuestro tiempo.

Una vez logrado ese reajuste interno, Y.P.F. estará en condiciones de llevar adelante los planes propuestos. Dichos planes prevén, para 1961, una producción no inferior a casi 16 millones de metros cúbicos de petróleo, o sea mas del triple de lo que actualmente produce por falta del apoyo que la Nación debió proporcionarle.

IV. Pleno apoyo a Y.P.F.

La inyección de vitalidad que se dará a Y.P.F. no quedara entonces limitada a una simple reorganización. Y.P.F. recibirá, además, un enérgico impulso dinámico. El Poder Ejecutivo pondrá a su alcance todos los recursos disponibles y acelerara la terminación de las obras iniciadas y proyectadas. La construcción del oleoducto del Norte, que ya llega a Tucumán, y las obras del oleoducto de Mendoza, actualmente en licitación, serán concluidas rápidamente. Ambas obras constituyen aportes considerables a la solución de nuestro problema petrolero, pues la producción actual de Salta y la futura de Mendoza se encuentran frenadas por la falta de medios adecuados de transporte del petróleo hasta las grandes refinerías de San Lorenzo y La Plata. El oleoducto y el gasoducto de Salta permitirán a su vez, encarar la concertación de mas amplios convenios con la Republica de Bolivia, que faciliten la adquisición de una parte sustancial del petróleo y del gas que produce ese país hermano.

V. Cooperación del capital privado

Para incrementar la producción se apresurara, también, la perforación de pozos en las zonas donde Y.P.F. cuenta con medios de transporte suficientes. Aquí no caben dilaciones. Estamos resueltos a extraer la mayor cantidad de petróleo en el menor lapso posible. Para ello Y.P.F. utilizara sus propios recursos y, de acuerdo con Io anticipado por el Poder Ejecutivo en el Mensaje leído ante las Cámaras el 1 de mayo ultimo, recurrirá también "a la cooperación del capital privado, sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del dominio del Estado sobre nuestra riqueza petrolífera". Por lo tanto, esta cooperación se realizara a través de Y.P.F. y mediante pagos exclusivamente en moneda nacional y en dinero extranjero. No se pagara en petróleo ni se perderá el dominio del país sobre las áreas que se exploten. Todo el petróleo que se produzca aumentara el volumen de transporte, industrialización y comercialización de Y.P.F.

Sobre estas bases se han dado ya los siguientes pasos concretos:

1) Y.P.F. ha celebrado un contrato preliminar con la Compañía Astra que trabaja en el país desde hace tiempo y cuyos equipos de perforación estaban paralizados por haberse agotado las reservas de su propia zona de explotación. De acuerdo con ese convenio Astra perforara en 2 años, por cuenta de Y.P.F. y donde esta indique, 30 pozos que producirán aproximadamente 300 toneladas diarias de petróleo. El valor de las obras asciende a 50 millones de pesos moneda nacional, que el país esta en condiciones de abonar.

2) Se ha firmado un acuerdo de bases generales con un grupo de importantes firmas de Estados Unidos y Europa, reunidas bajo la denominación de "Grupo Estadounidense", que incluye los siguientes puntos:

a) Suministro del exterior, de equipos, maquinarias, material y repuestos para Y.P.F., durante 3 años, por valor de 50 millones de dólares, pagaderos parte en pesos y parte en dólares. Estos últimos comenzaran a pagarse a los 3 años del suministro y durante 3 años más.

b) Perforación de por lo menos 7 millones de metros lineales, que equivalen aproximadamente a 4.000 pozos de Comodoro Rivadavia, en el plazo de 6 años y en los lugares que fije Y.P.F., con equipos proporcionados por el Grupo Estadounidense.

c) Instalación de una fabrica privada de maquinarias, equipos, material y repuestos para la industria del petróleo, e industrias conexas, con un costo no inferior a 5 millones de dólares.

d) Suministro de por lo menos 18 millones de barriles de petróleo crudo y derivados, por un periodo de 2 a 3 anos, pagaderos a plazos.

e) Posible construcción de un nuevo gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, con el trazado y las características que indique Y.P.F.

El Grupo Estadounidense se compromete asimismo a obtener un préstamo de 30 millones de dólares al Banco Central de la Republica Argentina, por 5 años, para facilitar el cumplimiento de las obligaciones contraídas a raíz de este mismo contrato.

Esta importante operación, industrial y financiera que importa, entre provisiones y obras, una movilización de no menos de 700 millones de dólares, se realiza en condiciones altamente beneficiosas para el país. Los pagos se harán parcialmente en pesos moneda nacional, y el resto en dólares, en plazos que llegan hasta los seis años.

3) Y.P.F. ha firmado con la empresa belga Petrofina S.A., una carta de intención que servirá de base a un contrato de perforación de aproximadamente 200 pozos, en los lugares que indique Y.P.F., que producirán alrededor de 1.000 toneladas diarias. La inversión estimada es del orden de 35 millones de dólares y los pagos se harán una vez que los pozos entren en producción, parte en moneda nacional y parte en moneda extranjera, sin desembolsos inmediatos de divisas.

4) Se ha firmado también un contrato con la Pan- American International Oil Company de Estados Unidos, de desarrollo, extracción y transporte de petróleo para Y.P.F. La Compañía perforara entre 300 y 400 pozos, con una producción estimada de 3.000 toneladas diarias. La inversión prevista es del orden de 60 millones de dólares y el pago se hará en dólares y en moneda nacional, sin empleo inmediato de divisas.

5) La Compañía Lane-Wells de Estados Unidos tomara a su cargo la terminación y reparación de pozos en explotación, bajo la supervisión de Y.P.F. La inversión inicial será de 2.500.000 dólares, con opción a ampliarse a 10 millones de dólares. Los pagos se harán en pesos moneda nacional, comprometiéndose Y.P.F. a obtener los dólares que requiera la empresa norteamericana para su desenvolvimiento normal.

6) El Banco Carl Loeb, Rhoades and Co., de Estados Unidos, tomara a su cargo la extracción de petróleo y el financiamiento de las inversiones correspondientes, en la zona que determine Y.P.F., con una inversión minima de 100 millones de dólares. Los pagos comenzaran al año de iniciarse la entrega de petróleo a Y.P.F. y se harán en proporción al ahorro de divisas ocasionado por la nueva producción. El convenio de financiación prevé asimismo que en caso de litigio, el Presidente de la Republica tendrá la facultad de de- signar el tercer arbitro.

7) Con la Sea-Drilling Corporation de Estados Unidos se ha firmado también una carta de "intención" que provee la explotación de la plataforma submarina. El monto global no se ha determinado, proponiéndose un precio de 10 dólares por metro cúbico de petróleo entregado a Y.P.F., que se pagara parte en moneda nacional y parte en dólares. La exploración será por cuenta de la Compañía y los equipos e instalaciones pasaran a ser propiedad de Y.P.F. al finalizar el contrato, que deberá firmarse si al país le interesa.

8) Un grupo de compañías independientes norteamericanas reunidas en la Conorada Petroleum Corporation ha suscripto con Y.P.F. una carta de "intención" que prevé una inversión aproximada de 100 millones de dólares para la extracción de petróleo para la empresa fiscal.
Y.P.F. tiene a estudio muchas otras propuestas similares, entre las cuales una es de un grupo suizo-alemán que se dispone a explorar y perforar por cuenta y orden de Y.P.F., recibiendo en pago dólares y pesos moneda nacional.

El gobierno de la Unión Soviética ha comunicado hoy a las 18.30 horas al gobierno de la Republica Argentina, por intermedio de su Embajador en Buenos Aires, que esta dispuesto a vender maquinaria para la explotación petrolífera por un valor de cien millones de dólares, pagaderos en productos primarios argentinos a largo plazo.

El P. E. ha encarado estos convenios, así como las demás propuestas que se encuentran a su estudio para proveer equipos y construir destilerías y oleoductos, con criterio dinámico y ejecutivo. En todos los casos, ha buscado la solución óptima e inmediata, como corresponde a la situación que atraviesa el país. Por eso se ha utilizado, como recurso de excepción, el procedimiento de la contratación directa, asumiendo el propio Presidente de la Republica toda la responsabilidad.

Los acuerdos en tramite y ya convenidos significan una inversión de aproximadamente 1.000 millones de dólares.

Por otra parte, el Poder Ejecutivo esta firmemente dispuesto a dar gran impulso a la industria nacional, productora de equipos para petróleo. El país fabrica cada vez más materiales y equipos aplicables a la explotación petrolífera y esas fabricas, como las nuevas que se levanten, recibirán todo el apoyo que sea necesario. Y.P.F. ya esta en tratos con una firma argentina, para la provisión de 1.200 aparatos de bombeo por un monto de 400 millones de pesos moneda nacional. La explotación intensiva del petróleo argentino, ofrecerá así, no sólo la perspectiva de un alivio inmediato de nuestra balanza de pagos, sino también la apertura de nuevas y provechosas actividades para el esfuerzo de los trabajadores y empresarios de nuestro país.

VI. Preservación del dominio nacional y proyecto de ley de nacionalización

La acción del Poder Ejecutivo se realizara únicamente a través de Y.P.F. Esta en juego el destino del país y cualquiera sea el terreno en que se libren sus batallas, esta lucha tiene un solo objetivo: lograr que la Argentina rompa las ataduras que traban su desarrollo y permitir que se lance hacia su total realización nacional. Por lo tanto, cada paso que demos hacia ese objetivo, será un paso hacia la transformación de nuestra estructura económica y será, también, un paso mis hacia la afirmación de la soberanía nacional.

Dentro de pocos días, el Poder Ejecutivo elevara al Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se sostenían los siguientes principios:

1) Los hidrocarburos líquidos, sólidos y gaseosos son propiedad exclusiva, imprescriptible e inalienable de la Nación;
2) La dirección y responsabilidad total de la política nacional del petróleo estarán a cargo de Y.P.F.;
3) Las provincias tendrán participación en el goce de los beneficios producidos por la explotación de los yacimientos situados en su jurisdicción;
4) Las situaciones existentes al 1 de mayo de 1958 serán respetadas, pero no se dará ninguna nueva concesión.

VII. Tenemos el pueblo

Así quedara consagrada la voluntad de realización nacional que mueve en esta hora al pueblo argentino.

Este es el mensaje que deseaba transmitir al pueblo argentino. Marca solo el comienzo de la lucha. Nos queda todavía un largo camino por recorrer. Hasta llegar al autoabastecimiento, y aun más allá, porque nuestro consumo actual esta muy por debajo de las reales necesidades del país, habrá que adoptar nuevas y trascendentes decisiones.

Habrá que racionalizar el consumo y terminar con el despilfarro y el uso inadecuado de calorías que son preciosas para el progreso del país. Habrá que desarrollar todas las fuentes energéticas disponibles: la hidroelectricidad, el gas natural, el carbón, las briquetas vegetales y los demás recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. En su momento habremos de utilizar también la energía nuclear.

Tenemos que poner la naturaleza al servicio del progreso humano, pero tenemos que proponemos, ante todo, proyectos realizables de inmediato. El petróleo lo podemos sacar ahora, porque sabemos dónde esta y tenemos como hacerlo.

El camino lo hemos elegido nosotros con certeza y sin vacilaciones. Así como hemos tenido decisión para adoptar estas resoluciones, tendremos también inflexible decisión para llevarlas a cabo.
Sabemos que vamos a ser atacados. Seremos combatidos por cuantos están ligados a la importación de combustibles, a quienes no les interesa que extraigamos nuestro petróleo ni les conviene que la Argentina rompa la cadena que ahoga su autodeterminación.

Se nos combatirá también en nombre de supuestas ideas avanzadas, olvidando que la capacidad revolucionaria de un pueblo para cumplir sus destinos, no se la demuestra con afirmaciones enfáticas ni posiciones dogmáticas. Se la demuestra con hechos concretos que, partiendo de la realidad, tiendan a transformarla rápidamente al servicio de, la Nación y de todo el pueblo argentino.

Vamos a defender con inquebrantable firmeza los intereses del pueblo argentino. La vanguardia de esta lucha serán los hombres de Y.P.F., ese ejército silencioso y abnegado de obreros, empleados y técnicos, forjado en el ejemplo de ese gran visionario práctico que fue el general Mosconi y que ha hecho de la empresa fiscal un verdadero bastión de la soberanía nacional.

Nuestra fuerza se afirma, además, en el hecho concreto de haber logrado crear, en solo 85 días de gobierno constitucional, el clima de seguridad jurídica y confianza en el país que ha permitido desarrollar un programa de inversiones de tan considerable magnitud.

Pero el factor determinante de nuestra decisión ha sido el apoyo del pueblo, que nos consagro gobernantes por mas de 4 millones de votos, en nombre de una clara voluntad de soberanía, bienestar y progreso nacional. Para librar esta batalla que decidirá nuestro futuro, tenemos el petróleo y tenemos a Y.P.F., pero sobre todo, tenemos al pueblo. Porque estamos seguros de que en esta lucha nos acompañan no solo quienes nos han votado, sino millares de argentinos que no nos votaron, pero que saben anteponer a su militancia política, su profunda pasión argentina.

Tenemos plena conciencia de la responsabilidad que asumimos. Nos hemos fijado objetivos concretos y estamos inexorablemente dispuestos a cumplirlos. Libraremos la batalla del petróleo con toda la fuerza que tenemos, y con la ayuda de Dios, ensancharemos la brecha por donde la patria argentina proseguirá, con nuevo empuje, la marcha hacia su glorioso destino.











Fuente: Mensaje del Señor Presidente de la Nación Dr. Arturo Frondizi "La Batalla del Petróleo" por la Cadena Nacional de Radio y Televisión el 24 de julio de 1958.

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